En la guerra, procurarse una victoria antes de ir a la batalla es el paso previo (e inteligente). Esa es una de las lecciones fundamentales de Sun Tzu en "El arte de la guerra", de cuyo título me he "apropiado": no te enfrentes a tus enemigos si no has ganado antes sobre el tablero. Y ahí entran en juego las estrategias, basadas en la fuerza bruta o en un plan sibilino, según quién las diseñe. En 'Juego de Tronos' cada cual tiene la suya.
"Sangre de mi sangre" ha apelado a la unión de la fuerza en estos momentos en los que la guerra -en varios frentes- es cada vez más inminente y ha resaltado la importancia de tener un buen plan, así como un buen ejército. Pero esta guerra es tan importante que todos tendrán un papel en ella; incluso los que parecen ocupar un segundo plano sólo necesitan un impulso para terminar de empoderarse (¡Bravo, Sam!). Pero vayamos por partes, que hay muchísimo de lo que hablar. Porque muertes no ha habido, pero estrategia, mucha.
Viejos amigos y nuevos acuerdos
Retomamos la acción no con Hodor holding the door, pero sí con Meera y Bran huyendo de los caminantes, gracias a él. Además de a su amigo y sostén (físico) Bran también ha perdido a su guía y ahora en sus visiones el pasado se reconstruye de forma desordenada y caótica, pero sigue revelándose: el Rey Loco ordenando la "operación fuego valyrio", Jaime ganándose su apodo, Nedd buscando a Lyanna... La teoría se resiste a ser confirmada, pero las visiones siguen dejando miguitas por el camino (¿hacia la verdad?). En el mundo real, los caminantes acechan pero alguien vuelve a salvarles.
No sé si intentaban mantener el suspense hasta que él mismo revelara quién era, pero quiero pensar que no, cuando parecía tan "obvio" que sólo alguien como Benjen Stark, Explorador Jefe de la Guardia de la Noche podía desenvolverse tan bien más allá del muro. Y más si antes has leído la sinopsis del capítulo: "Un viejo amigo regresa a la historia". O la serie se ha hecho previsible (o nosotros la conocemos demasiado).
Como la conocemos, sabemos que ningún plano que se alargue un poco más de lo normal carece de significado y que las palabras pueden ser la semilla de sorprendentes giros dramáticos. El plano de Veneno de Corazón y las palabras de Lord Tarly ("nadie usará jamás esa espada") es la mejor prueba de ello. Intuimos que ese acero valyrio va a ver algo de acción en cuanto lo vemos. Y que Sam es más que un "gordo blando".
Agradezco que aún haya lugar en la serie para historias de amor verdadero como la de Sam y Elí y los momentos de luz y de esperanza en el futuro -representados en la sonrisa de Samwell- entre tanta oscuridad. Pero hasta ellos, que parecen insignificantes en la historia y ajenos a ella -una mujer y su hijo bastardo y el heredero de una casa "incapaz" de pelear- están destinados a cosas grandes. Palabras como escarmiento no se pronuncian en vano. Ahora han cerrado su propio acuerdo: permanecer juntos.
Como la Corona y la Fe, en un inesperado giro de los acontecimientos, con Margaery "en capilla" para su camino de expiación. "Los Dioses tienen un plan para nosotros", le dice a Tommen. Pero es ella la que parece tener un plan: hacerse pasar por conversa y dejarles pensar que han vencido. Al contrario que Tommen, que, carente de esa maldad natural, ahora sólo es un títere en manos del Gorrión Supremo y la vía que éste ha encontrado de deshacerse de Jaime. Hay más información en la mirada "congelada" de cada uno de los personajes de esta foto que en toda la escena.
"Nos han hecho más fuertes (...). No imaginan lo que les vamos a hacer".
Cersei Lannister
Mal acuerdo este para los Lannister y los Tyrell y buena jugada del Gorrión Supremo: si la victoria no está asegurada, no derrames sangre (aunque dicen que ansían la muerte); mejor, encuentra la forma de ganar incluso sin librarla. O de ganar todas las batallas. Ahora son casi intocables y el Gorrión Supremo se perfila definitivamente como uno de los mayores estrategas de la serie, junto a Meñique o Varys, después de ganarle a Jaime sin derramar una gota de sangre. A Cersei le basta y le sobra con La Montaña para ganar su particular batalla contra el Gorrión.
Batallas personales
Pese a su pasión, Cersei es más de dejar enfriar el plato. Apela a la calma y a un futuro a medio-largo plazo en el que ejecuten su venganza por todas las humillaciones sufridas, mientras ya ocupa su pequeña parcela de poder, aunque sólo sea sobre Jaime; poder de persuasión y también de seducción: es hablar de venganza y ponerse como motos. Los Lannister, acostumbrados al poder, ansían aún más recuperar el honor de su casa. Ya parecen haber olvidado del todo a las Arena, pero recordemos que otra venganza está aún por consumarse.
Arya también parece estar dispuesta a seguir con su vieja batalla particular y tiene una crisis existencial como seguidora del Dios de los muchos rostros. Mientras intenta convertirse en nadie, esa obra de teatro despierta algo en ella. Y aunque da muestras de su pequeña psicopatía -es la única que ríe con la muerte de Joffrey, aunque no fue la única que la gozó en su momento- hay algo en Lady Crane que le conmueve. Claramente, una chica no ha olvidado quién es y ahora ha de superar a su maestra para poder escapar de la muerte (otra vez) y seguir tachando nombres de su lista.
Al menos esa sería la opción más interesante, ahora que hemos vuelto a ver a Walder Frey en acción, clamando por el poder que le prometieron unos y otros. Aunque él ya se vengó en la Boda Roja, no le han dado todo lo que pidió y no olvida las afrentas a su casa. Edmure Tully, otro desaparecido desde la Boda Roja (su boda, además) reaparece convertido en moneda de cambio, mientras Jaime y el ejército de los Tyrell acuden a respaldar a Frey en su batalla en Aguasdulces, como "les obliga" esa alianza sobre la que se gestó la Boda Roja y la masacre sobre el Norte. Lo interesante será ver cómo reacciona el nuevo Lord Bolton a las exigencias de Frey.
¿El ejército definitivo?
Un buen ejército es fundamental para tener opciones de victoria, aunque no basta con eso, como hemos visto. Hay que tener un plan. "¿Cuál es el plan?", le pregunta Daario a Daenerys. Buena pregunta. Lo de sacar a pasear al dragón empieza a ser un recurso habitual en la serie, pero no por eso menos espectacular. Porque ¿qué mejor que un dragón para mostrar tu poderío y convencer a los dothrakis para hacer algo que nunca han hecho? Ahora ya les ha demostrado que sus títulos no son en vano y que se los ha ganado.
¿Es Daenerys, pues, la princesa prometida? La nueva sacerdotisa la respalda, aunque, como Varys, tenemos razones para sospechar de su fiabilidad. ¿Será Euron Greyjoy la solución al problema de los barcos y la llave definitiva para entrar a Westeros y reclamar lo que es suyo? La acción no podía haber vuelto en mejor momento a las Islas del Hierro. ¿O Euron sabía de las necesidades de Daenerys de antemano y se ha convertido, de la noche a la mañana, en el estratega revelación de la temporada?
Sólo quedan cuatro capítulos y ya nos han hecho sentir vértigo muchas veces. El ritmo es imparable e incluso un episodio aparentemente tranquilo (no ha habido bajas, ni luchas cuerpo a cuerpo) deja igualmente esta sensación de intensidad, de un continuo "in crescendo" narrativo en el que la historia está ya encaminada a dar respuestas, eliminar flecos y cerrar ciclos. Sí, eso en 'Juego de Tronos' pasa por matar. A muchos, probablemente. De qué bando serán, ese es otro cantar.
En ¡Vaya Tele! | Seguimiento de la sexta temporada de Juego de Tronos
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