'Daredevil' y 'Jessica Jones' pusieron el listón muy alto para las sucesivas series de superhéroes fruto de la alianza entre Netflix y Marvel. Ya con 'Luke Cage' surgieron varias voces criticando las debilidades estructurales del formato, pero ha sido con 'Iron Fist' cuando las críticas han llegado a tal nivel que poco menos que invitaban a pensar en un bodrio sin interés alguno.
Las polémicas declaraciones de Finn Jones no ayudaron a calmar los ánimos, pero es a partir de hoy 17 de marzo cuando el público tendrá la oportunidad de dictar su propia sentencia. En mi caso he podido ver ya siete episodios y la mejora necesaria para no ser la peor hasta ahora es tan exagerada que la doy por imposible. Sin embargo, sí he detectado una cierta aunque insuficiente mejora respecto a ese horrible comienzo que hará que mucha gente se quede sin ganas de más.
El superhéroe de la burocracia
El hijo de un millonario al que todos daban por muerto regresa a casa de forma inesperada. Seguro que esa premisa os suena, ya que también era el punto de partida de 'Arrow', pero en el caso de 'Iron Fist' es algo que estiran al máximo para poder cumplir la papeleta de llegar a los 13 episodios reglamentarios. Eso provoca que los primeros episodios, centrados en el protagonista intentando demostrar que es quien dice ser, provoquen bostezos de aburrimiento.
Lo cierto es que la propia trama tenía un interés limitado, pero sirve también para dejar al descubierto que el reparto dista mucho de estar capacitado para elevar el interés de sus personajes. Ahí resulta llamativo que de los protagonistas el más inspirado sea Jones y que al mismo tiempo carezca de ese carisma necesario para enganchar al espectador. Su odisea personal simplemente no nos interesa y lo único que despierta nuestra curiosidad es conocer ese enigmático pasado suyo.
Ni siquiera las apariciones de personajes ya vistos en este universo es suficiente para que 'Iron Fist' cumpla su objetivo principal de entretener al espectador. Además, resulta llamativo que sea la serie hasta ahora que peor uso hace de la ambientación en Nueva York, un aspecto clave tanto en 'Daredevil' como 'Jessica Jones' y 'Luke Cage' y que aquí queda diluido sin que ese toque multicultural que propone 'Iron Fist' llegue a compensarlo.
Además, esa necesidad vital de hacer siempre el bien -hasta para pedir que las secretarias recuperen su seguro dental- resulta una base vacía para ese conflicto interno que apenas empezamos a ver. A decir verdad, durante los primeros episodios está mejor trabajado, sin ser en ningún caso apasionante, todo lo relacionado con Colleen y los combates de dudosa legalidad en los que participa por dinero. Ahí sí se se perciben matices que podrían dar de sí y no en la cansina lucha burocrática hasta demostrar que sí es Danny Rand.
'Iron Fist', ¿paciencia recompensada?
Otro detalle llamativo es que tampoco se percibe un trabajo de ambientación realmente distintivo, ¿quizá una forma de compensar que en 'Luke Cage' podía dar la sensación de que primaba el estilo por encima de la sustancia? Podría ser, pero el resultado es que 'Iron Fist' resulta mucho más neutra en lo visual de lo esperado. Los escenarios no lucen especialmente y las peleas están a años luz de lo visto en 'Daredevil'.
Queda la duda por saber si es algo intencionado que vaya en paralelo a la propia evolución de su protagonista, ya que el sexto episodio, el único que realmente calificaría de entretenido sin pararme a pensar en que esto o aquello sobra, gira precisamente alrededor de esas habilidades suyas, dejando además claro que tiene una serie de límites que, sin duda, acabarán jugándole una mala pasada en el futuro.
Por lo demás, se nota que Scott Buck, su showrunner, ha querido ir cociéndolo todo a fuego lento y poco a poco vamos viendo algunos frutos -la explosión de Ward contra su padre tras la poco estimulante trama de sus problemas con las drogas-, pero es una mejora a cuentagotas y que nos sigue racaneando lo que de verdad nos interesa: ¿Cómo llegó Danny Rand a convertirse en un nuevo Iron Fist?
Seguro que irán ofreciéndonos más datos al respecto y su confrontación con La Mano promete al menos darnos algo más de acción con la que compensar parcialmente sus otros déficits, pero es que, como decía, ni siquiera ahí brilla con la suficiente intensidad. ¿Que igual lo hace en la parte final de temporada cuando todo se precipite? Ojalá, pero va a ser demasiado tarde, y encima queda la duda de si no se reservarán lo mejor de 'Iron Fist' para la esperada 'The Defenders'.
Con todo, 'Iron Fist' ha demostrado en estos siete capítulos que puede dejar de ser tan soporífera como lo es al principio -genial, eso sí, el principio del séptimo episodio con Danny llegando a casa de Harold en el peor momento posible-, pero no nos ha dado suficientes motivos para confiar en ella y tampoco para poder deciros que luego os va a compensar el sufrimiento en el que puede convertirse su inicio.
En ¡Vaya Tele! | A 'Iron Fist' le falta personalidad
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