'Downton Abbey' cierra una cuarta temporada con pocos sobresaltos

'Downton Abbey' cierra una cuarta temporada con pocos sobresaltos
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Después de los impactos que Julian Fellowes nos hizo sufrir en la tercera temporada de 'Downton Abbey', con las muertes de Sybill y Matthew, esta cuarta, por comparación, se ha visto como algo bastante más plácido y tranquilo. Si descontamos la violación de Anna más o menos a su mitad, claro, una escena en la que no llegamos a ver nada pero que suscitó más de 200 quejas de los telespectadores al organismo regulador británico (las quejas fueran desestimadas). La brutalidad de la agresión que sufre la doncella nos pilló desprevenidos, más todavía porque contrasta con esos planos del concierto que Nellie Melba da en la planta superior (a Melba la interpretaba, por cierto, la soprano neozelandesa Kiri Te Kanawa), y su onda expansiva se deja sentir hasta el último capítulo de la "temporada regular" de la serie, que ya sabemos que falta un especial de Navidad que constituye el cierre real de la entrega.

Anna y Bates son una pareja cuyas tramas llevan agotadas ya bastante tiempo y, de hecho, las secuelas que deja en ella su violación no contribuyen a darle mayor interés. No obstante, sí que aportan una nueva capa a la relación de Anna con Lady Mary y demuestran, otra vez, que la señora Hughes bien puede ser la persona más resolutiva de esa casa. El modo en el que manipula a Carson sin que él se dé cuenta para que haga tome determinadas decisiones, o cómo se convierte en la confidente de cualquiera que tenga un problema (o un secreto que quiera guardar) la han situado como uno de los personajes más entretenidos de ver de la serie.

Los viudos

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Una de las cosas que mejor ha manejado Fellowes en esta entrega ha sido el duelo de Mary e Isobel Crawley por Matthew. La primera se había ido adueñando del centro efectivo de la serie desde la segunda temporada, y en esta cuarta ha cimentado más su posición no sólo con su aprendizaje sobre la marcha de cómo dirigir la hacienda de Downton, junto con Branson, sino con su lenta salida del luto por Matthew. Sí, es cierto que enseguida tiene dos pretendientes muy insistentes (las mujeres de su posición no podían estar sin casarse mucho tiempo), pero son sus dudas entre mantenerse fiel a la memoria de Matthew y aceptar, por ejemplo, la propuesta de Lord Gillingham le que le han otorgado un nuevo matiz al personaje. Igualmente, el luto de Isobel Crawley ha sido bastante interesante de ver por esa dicotomía entre querer que Mary, por ejemplo, vuelva a vivir su vida y la tristeza de que lo haga a costa de olvidar a Matthew. Por supueso, Isobel y la Condesa Viuda han seguido poniendo los momentos más divertidos de la temporada, pero es que Fellowes se supera cada año con las sentencias que le da a Maggie Smith.

El otro viudo que ha ido evolucionando en estos episodios ha sido Tom Branson. Lo cierto es que forma una buena pareja con Mary (no es de extrañar que hayan empezado a aparecer shippers de los dos por todas partes, aunque el lado romántico no aparezca entre ambos) y pese a que sus dudas sobre si su sitio realmente está en Downton amenazaban con volverse repetitivas, su trabajo como administrador de las tierras de los Grantham está permitiéndole crecer un poco más y ganar algo más de protagonismo como bisagra entre los modos modernos de llevar la hacienda y los anticuados que prefería Lord Grantham. Y esa mención en el último capítulo al consejo local bien puede ponerlo a él en la senda de una carrera en política o a Isobel Crawley, lo que sería infinitamente más entretenido.

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Las desgracias de Edith

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'Downton Abbey' puede haber introducido a la señora Baxter como una supuesta nueva "secuaz" para Thomas (anticipo gran diversión en su recién formado dúo con Molesley, el hombre al que nada le sale bien), y puede haber intentado sacudir un poco la serie con las marchas de O'Brien y Matthew, principalmente, y la violación de Anna, pero hay cosas que nunca cambian, y entre ellas figura la permanente mala suerte de Lady Edith. Cuando parecía que había encontrado el amor en Michael Gregson (aunque él estuviera casado; minucias), se encuentra al final de la temporada con que él desaparece en Alemania, adonde había ido para poder divorciarse, y lo que todavía es más escandaloso, embarazada. Sí, Edith ha ganado algo más de peso, pero a costa de que parezca que nunca pueda ser feliz. Parece estar todavía penando por aquella carta, en la primera temporada, en la que hacía público todo aquel asunto de su hermana mayor con el hijo del diplomático turco.

De momento, su abuela y su tía ponen en marcha un plan (el clásico "me voy fuera unos meses") para que nadie en el lugar sepa sobre su hijo, pero esta bomba tiene que estallar en el especial de Navidad, un especial en el que volveremos a ver a Shirley McLaine y se unirá Paul Giamatti, dando vida al hermano de vida más bien disoluta, y parece que también un poco estafador, de Cora. Más que nada, porque en todos los especiales navideños ha pasado algo significativo, desde la proposición de matrimonio de Matthew a Mary a la ya infame muerte de él. Si no, siempre se puede confiar en que Lady Rose vaya a liar alguna. ¿Sabremos si Bates está implicado en el atropello mortal del agresor de Anna? ¿Se decdidirá Mary por alguno de sus pretendientes? ¿Saldrá a la luz el secreto de Edith?

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A 'Downton Abbey' se la acusa muchas veces de ser un culebrón, y lo es, pero un culebrón hecho con clase y elegancia, y que busca siempre hacernos pasar un buen rato. Tiene sus deslices (los Grantham son realmente tolerantes con todo el mundo) y sus tramas que no van a ninguna parte (como el cuadrado amoroso entre Daisy, Ivy, Jimmy y Alfred, que ha estado dos temporadas dando vueltas sobre lo mismo), pero a cambio también cuenta con un puñado de personajes a los que resulta muy entretenido ver en pantalla, interpretados por un reparto que encaja muy bien. Esta cuarta temporada ha mantenido el nivel más fluido y menos a trompicones de la tercera, y ha retratado de un modo realmente interesante la manera en la que Mary, Tom e Isobel se enfrentan al duelo por sus seres queridos, y buscan cómo volver a la vida, como dice la Condesa Viuda en el primer capítulo. Veremos qué se le ocurre a Fellowes en el especial de Navidad, pero se puede decir que estos ocho capítulos han resultado ser muy disfrutables. Y cada vez con más toques de humor por todas partes.

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