Estamos en la recta final de los de los dramas más relevantes de los últimos años, dos títulos protagonizados por antihéroes cuyas actividades se encuentran al margen de la ley que en pocos episodios se las tendrán que ver las caras con los jueces más duros de la televisión: los fans. Series como éstas, que generan una gran cantidad de fieles y efusivos seguidores, ven en su final la prueba de fuego que marcará cómo será recordada. Para ejemplo, ‘Perdidos’, un auténtico fenómeno televisivo con un fandom entregadísimo que renegó de la serie tras su última temporada y, sobre todo, tras su final. ¡Ah! El final.
‘Breaking Bad’ y ‘Dexter’ son historias que tienen un elemento clave en común: desde el primer momento el espectador podía predecir qué línea seguiría en su desenlace. Ambos arrancan sus historias durmiendo prácticamente con su enemigo, Dexter como parte de la policía de Miami y una hermana demasiado dependiente, y Walter White con la DEA tomando barbacoas en su jardín y su familia siempre en riesgo de descubrir sus actividades.
La entrada contiene spoilers muy generales de la octava temporada de 'Dexter' y la quinta de 'Breaking Bad' sin incluir los episodios de esta semana
Desde el primer episodio, ambas han tomado caminos muy diferentes. Dexter se ha visto las caras temporada a temporada con villanos que le empujaban a enfrentarse a sí mismo en una línea que casi podríamos llamar (ya que comparamos) Breaking Good. Walter ha hecho honor al título de su serie y caía cada vez más en el abismo; Ocho y cinco temporadas respectivamente (números que colocan a la primera en clara desventaja) y ambos finales, independiente de camino, estaban en la mente del espectador: Ser descubiertos.
El camino de 'Dexter'
Pero no. Quizá por un intento de huir de lo esperado o por seguir una línea más dramática y emocional que adrenalítica con su desenlace, los guionistas de ‘Dexter’ han decidido ignorar las posibilidades que entrañaba que Dexter fuese descubierto. Personalmente creo que ha sido cobardía; da la sensación de que no acababan de encontrar una forma de final redentor para un personaje que ha llevado ese camino temporada a temporada que fuese compatible con el descubrimiento de todo el pastel.
En lugar de esto, la octava temporada de ‘Dexter’ ha destrozado todas las bases de sus personajes; ha logrado convertir a la magnética y fuerte Hannah en una novia pasiva que prepara sándwiches y toma el sol en la playa a pesar de que medio Miami la está buscando. Todo el aparente cuidado que parecían tener en los primeros episodios de la temporada con respecto a Debra y la continuidad emocional del cliffhanger anterior ha acabado tirada por tierra con esos cambios bruscos de aceptación y la retomada relación con ese personaje tan grimoso y poco interesante al que se empeñan en dar trama que es Quinn.
De repente, la prometedora última temporada del que solía ser el Bay Harbor Butcher se ha convertido en la más prescindible. Cada capítulo es una sucesión de secuencias y personajes que no aportan nada emocional ni argumentalmente al éste ni a lo que le rodea. Evelyn Vogel, la psicóloga y el personaje de influencia de la temporada prometía un regreso a los inicios en un intento de remover de nuevo el pasado de Dexter antes del final; un intento también de esa figura materna que provocó que Dexter se convirtiese en lo que es, pero que en ningún momento se ha construido y ha acabado totalmente desperdiciada. En definitiva, y siempre valorando el camino tomado y no la expectativa, el desenlace ha tirado por tierra la remontada que supuso la temporada anterior.
El camino de 'Breaking Bad'
Podría seguir con ejemplos de todos esos personajes secundarios inservibles o esa historia de Masuka y su hija que ya ni siquiera hace gracia, pero prefiero pasar a la otra parte del versus, ‘Breaking Bad’, un drama que semana a semana consigue la aprobación de unos seguidores cada vez más exigentes.
El desenlace de Walter White ha abrazado esas expectativas creadas desde el mismísimo detonante de la serie y ha llevado la historia sin cobardías a resultar demasiado amargo, extremo o, qué narices, decepcionante. Los personajes de ‘Breaking Bad’ no han olvidado de donde vienen ni han perdido su esencia a pesar que todo su mundo se está derrumbando episodio a episodio.
Esta última temporada trata de ellos. De Walter, de Jesse, de Hank, de la familia. No era una temporada para arrojar nuevos agentes a la historia sino para centrarse en los protagonistas y recoger toda una historia desarrollándola en el desenlace. No hay historias secundarias de relleno y todo es un enmarañado de tramas que se afectan las unas a las otras. Es la conclusión emocional de todo lo visto llevada con un manejo de la tensión y de la técnica de la olla a presión que explota que, en esta ocasión, explota una y otra vez.
La despedida de ‘Dexter’ carece de personajes y secuencias memorables, repite dilemas muy mascados en la serie previamente, echa a perder a sus personajes y desperdicia totalmente todas las posibilidades que su planteamiento ofrecía. ‘Breaking Bad’ abraza su destino con adrelanina y de forma consecuente, dejando siempre margen para la sorpresa de los fans más acérrimos. Por supuesto, esta es la forma en la que yo estoy viviendo ambos finales; ahora es vuestro turno de que dialoguemos sobre ello.
Créditos imágenes | Portada y texto.
En ¡Vaya Tele! | Seguimiento de 'Breaking Bad'
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