Con abril, aguas mil, llega la despedida de una de las series que con mayor brillo y esplendor nos ha acompañado en los últimos años. Hablamos de 'Mad Men', la serie de AMC que hoy, día 5, comienza a irse para siempre dejándonos sin los publicistas que más nos han hecho sufrir y gozar en los últimos tiempos. Humildemente, desde ¡Vaya Tele! queremos rendirle un pequeño homenaje, por todo lo que nos ha dado.
Despedirse de esta gran serie significa despedirse de Don Draper, uno de esos fabulosos antihéroes que ya está a la altura de Tony Soprano, Vic Mackey o Walter White. Sí, son muy serias estas palabras pero, realmente, el personaje interpretado por Jon Hamm nos ha llegado al corazón con sus momentos más dolorosos, crueles y viles, y hemos aprendido a quererle a pesar de sus defectos. No, la verdad es que hemos aprendido a quererle gracias a esos defectos.
El hombre hecho a sí mismo
Pronunciar el nombre de Don Draper tiene connotaciones muy poderosas pero, en realidad, todos sabemos que esa identidad es una patraña, una ficción que sirvió para que Dick Whitman (atención a un nombre cuyo significado no puede dejar indiferente a nadie), un paria social con un futuro vital incierto, se convirtiera en el brillante hombre de negocios que conocemos.
Durante muchos capítulos, la preocupación de Draper fue que su verdadera identidad (que desconocía incluso su esposa) no fuera revelada. Para ello, se construyó una coraza que no dejaba atravesar a nadie. Pero ninguna persona es inmune a la vida, a las relaciones con los demás, al contacto humano, y Don ha sufrido por su aislamiento, por no saber quién es, y su refugio en el sexo o el alcohol no le ha dado los mejores resultados.
Enfermizo seductor
Draper es un hombre muy atractivo, vestido, peinado y maqueado de una manera impoluta. Su encanto se ve incrementado por ese halo misterioso que no es impostura sino un intento de protegerse de la realidad que le agobia. Draper ha sido un conquistador al que ninguna mujer ha podido resistirse, o, ¿deberíamos decir que él ha sido el conquistado?
Una infancia llena de carencias afectivas ha llevado a Don a buscar, de manera enfermiza, el consuelo entre las sábanas de las mujeres que han pasado por su vida. Junto a ellas, se ha sentido poderoso, pero si algo queda patente es su absoluta necesidad de sentirse querido. Don, el hombre postizo, busca a la mujer maternal, que le dé estabilidad y refugio. Betty parecía ser esa perfecta ama de casa, el cariño de Megan también le cautivó... pero en cuanto ellas pretendieron volar libres, Don se sintió herido y desorientado.
La tabla de salvación
Para Don, el trabajo en la agencia de publicidad ha sido su salvación. Un empleo en el que ha podido ofrecer sus increíbles cualidades creativas, pero también jugar con esos ases escondidos bajo la manga que tanto se necesitan en las relaciones empresariales a gran escala. Llegó un momento en que se sintió tan confiado con lo que hacía, tan imprescindible pero, a la vez, tan perdido en todo lo demás, que la serie vivió un giro inesperado cuando Don fue expulsado del paraíso.
Las relaciones con los demás también han sido muy interesantes. ¿Puede un hombre que vive en el secreto y la oscuridad tener auténticos amigos? Creo que podemos decir que sí, que Don ha demostrado ser amigo de Roger, del malogrado Lane, de Peter, pero también de Joan y de Peggy. Y es que Don es un mentiroso y un estafador, pero también sabe ser leal y cuidar a los suyos. Afortunadamente, incluso en series tan duras como 'Mad Men', esto tiene su premio.
En ¡Vaya Tele! | Despidiendo a 'Mad Men'
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