El 22 de septiembre de 2004 es un día tan señalado en la historia de la televisión reciente como el 10 de enero de 1999. Aquel día de otoño, la ABC estrenaba en Estados Unidos 'Perdidos', y los náufragos del vuelo Oceanic 815 de Sydney a Los Ángeles no sólo cambiarían la suerte de la cadena, hundida en las audiencias hasta entonces, sino que revolucionaron el modo en el que los espectadores veíamos y comentábamos las series. Y también representaron un cambio en el tipo de ficciones que se hicieron después.
Aquella temporada 2004/05 puede decirse que es, realmente, el momento en el que arranca esta "edad de oro", o como queráis llamarla, de la ficción televisiva. No porque antes no se hicieran buenas series (la más influyente, 'Los Soprano', es de 1999), pero fue el año en el que la revolución que estaba teniendo lugar en el cable saltó a las networks, alcanzó al público masivo. Que más de veinte millones de personas vieran la primera temporada de una serie con osos polares en una isla tropical, escotillas en medio de la selva y un humo negro que perseguía a sus protagonistas ya era en sí algo destacable.
Las salvadoras de ABC
Mientras, en el cable, HBO, FX y Showtime desarrollaban sus propias series como un modo de generar imagen de marca, de diferenciarse de sus competidores y de ofrecer algo que no podía verse en la televisión en abierto, en la ABC simplemente necesitaban algo que les permitiera escapar del último puesto en cuanto a audiencia en el que estaban metidos. Lo consiguieron gracias a dos apuestas que, a priori, no deberían haber funcionado; 'Perdidos', que J.J. Abrams y Damon Lindelof desarrollaron por encargo, a partir de un ejecutivo que tuvo la idea de hacer un 'Survivor' con guión, y 'Mujeres desesperadas', una afortunada mezcla de soap opera, comedia e historia de misterio creada por Marc Cherry, antiguo guionista de 'Las chicas de oro'.
La clave en aquellos dos títulos era la mezcla sin complejos de géneros muy diferentes. 'Perdidos' podía ser un drama criminal en un capítulo, siguiendo el pasado de Kate, y una historia fantástica en el otro cuando aparecía el misterioso humo negro, y las vecinas de Wisteria Lane alternaban los chistes a costa de Susan, la investigación de lo que pasó con Mary Alice y el drama familiar de Bree sin mayor problema. El enorme éxito que tuvieron ambas enseguida ('Mujeres desesperadas se estrenó el 3 de octubre) llevó a que las cadenas le perdieran el miedo a las historias muy serializadas y a los culebrones que podían ser también comedias, y animó brevemente a que se tomaran algunos riesgos en las series de network.
Otro título que mezclaba géneros de modo experto era 'Veronica Mars', aquella serie de instituto con envoltorio de género negro, toques de comedia y de drama familiar que, como empezó a emitirse en la desaparecida UPN, nunca logró pasar de la consideración de serie de culto. Y, mientras tanto, HBO continuaba explotando la vena de los antihéroes con el estreno de 'Deadwood'.
El antihéroe en abierto
Sin embargo, el título que haría llegar esa figura del antihéroe al público masivo sería 'House'. El drama médico de FOX también tenía en su interior otra serie (de detectives, y a veces hasta un tratado ético y moral), pero en lo que destacaba era en su protagonista, Gregory House, alguien brillante pero lleno de demonios personales, ingenioso y divertido, pero demasiado arrogante e insoportable. Y, sin embargo, la audiencia se enamoró de él sin remedio (y parte de los personajes femeninos). Con él se puso de moda ese protagonista que busca la redención sin quererla realmente, al que se le perdona que no trate demasiado bien a sus compañeros porque es el mejor en lo que hace.
Es cierto que House no fue el primero en comportarse así (en las networks, Ted Danson lo había hecho poco antes en 'Becker'), pero fue el que tuvo más éxito en el momento propicio, y el que trasladó con más acierto a la televisión en abierto lo que el cable estaba haciendo con sus protagonistas masculinos. Por supuesto, en cuanto a series médicas hay que hablar de 'Anatomía de Grey' aunque sólo sea porque es la única de todas ellas aún en emisión y porque inició el imperio de Shonda Rhimes en la ABC, pero no se estrenó hasta la midseason, y sólo fueron ocho episodios.
Lo que queda
Si la memoria no nos falla, 'Anatomía de Grey' es la única serie de la cosecha de aquella temporada que aún se emite, y gran parte de las demás consiguieron pasar de la quinta temporada. La mezcla de géneros, los repartos corales y con diversidad racial, la apuesta por la serialización en abierto (es algo que siempre se ha considerado más del cable), el traslado del antihéroe a las networks... Todo esto fueron algunas de las cosas que 'Perdidos', 'Mujeres desesperadas' y 'House' aportaron a la ficción televisiva posterior. La coincidencia de tantas series novedosas entonces e interesantes en una sola temporada casi no ha vuelto a repetirse después (hasta FX estrenó 'Rescue me', que trataba de lleno los traumas dejados por el 11-S).
Su éxito animó a las cadenas a intentar replicarlo con sus propios clones de aquellas series, pero la conjunción de circunstancias que se dio para que estos títulos pudieran salir adelante no podía repetirse. Hicieron falta una cadena necesitada de un milagro y con casi nada que perder, canales de cable que estaban creando su imagen de marca y guionistas con ideas nuevas para que se produjera aquella cosecha de 2004/05 que inició realmente la época de enorme popularida, y prestigio, de las series que estamos viviendo ahora. ¿Podrá estar la temporada 2014/15 a la altura?
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