‘Caprica’, el spin off precuela de ‘Battlestar Galactica’, llegó hace unas semanas en Estados Unidos a su final de media temporada. Syfy la deja de vacaciones hasta el próximo otoño, cuando veremos una segunda mitad de la primera temporada que apunta a más acción y tensión, ahora que el mundo y los personajes de la serie están ya construidos. Estos primeros nueve capítulos han seguido al pie de la letra la estructura de las soap operas de primetime de las que tanto han hablado Ron Moore y David Eick cada vez que les preguntan cómo es la serie, y han presentado los tres frentes, o cuatro, en los que se mueven los personajes: el de Daniel Greystone intentando crear los cylones, el de los Adama y los Tauron, el de los Soldados del Único (STO) y el del mundo virtual y el juego de New Cap City.
En varios de esos frentes se mueve la historia que, a mí, me ha resultado más interesante de ver, que es la del avatar de Zoe dentro del robot. El nacimiento de esa inteligencia artificial, de esas máquinas que acabarán rebelándose contra sus creadores (clásico de la ciencia ficcion donde los haya, de ‘Terminator’ y ‘Blade Runner’ a la propia ‘Galáctica’) se ha potenciado con el truco visual de mostrarnos alternativamente a Zoe y al cylon modelo U-87, que ha dejado algunos momentos estupendos (el abrazo a Lacy del segundo capítulo, la tortura psicológica a la que Daniel somete al robot o la conversación final con Philomon, el técnico de laboratorio). Sus intentos de huir y la sensación de que no puede confiar en nadie llevan a Zoe-bot a huir y estrellarse contra una barrera de coches de policía, en una especie de suicidio que veremos cómo se soluciona en otoño.
Porque el último episodio dejó varios hilos en el aire, y no sólo referentes a Zoe. Amanda, cada vez más hundida por la pérdida de su hija, por las visiones de su hermano muerto y por enterarse de que Daniel ordenó robar el chip de Vergis, termina tirándose desde un puente, sin saber que la hermana Clarice es testigo de ello. Pero justo por eso se libra de morir asesinada por la bomba que Barnabas y su facción del STO ha colocado en su coche, con la ayuda de Lacy, desesperada por cumplir la promesa que le hizo a Zoe de llevar el robot a Gemenon. Lacy apunta a una interesante evolución en la segunda mitad de la temporada. No le queda otra que seguir con los terroristas, y veremos cómo puede hacerlo y dejar de ser esa chica insegura que deja que todo el mundo le diga lo que debe hacer.
La entrada en acción de Barnabas (James Marsters haciendo lo que mejor sabe hacer) hace que veamos a partir de ahora más sobre la lucha de poder dentro del STO, entre los que abogan por la acción armada directa y los que, como Clarice, prefieren otra línea de actuación menos violenta. Ellos presentan también una interesante dicotomía religiosa entre el monoteísmo casi clandestino y el politeísmo oficial, y enseñan las cosas que alguien puede hacer en nombre de su dios. Pero no son los únicos villanos de la serie, porque también hemos conocido a Tomas Vergis, el competidor Tauron de Greystone por el contrato de los robots militares, más tipo empresario calculador que mafioso de la Ha’Latha, esa organización mezcla de los gángsters rusos y los italianos de la que sólo hemos visto pequeños detalles a través de Sam Adama, un personaje con gran potencial.
Y en cuanto a los Adama, la trama de Tamara a lo Neo en ‘Matrix’, como gran dominadora del mundo virtual, puede dejar grandes momentos como los del quinto episodio, pero de momento sólo se ha tocado tangencialmente, con la búsqueda de un Joseph cada vez más consumido, al que “salva” su asistente, Evelyn. El mundo que ‘Caprica’ ha diseñado es tan amplio, con tantas posibilidades, y tantos hilos argumentales para cada personaje que cuando regrese en otoño tiene múltiples opciones para continuar hacia el final. En el segundo tramo, sus creadores han prometido más tensión y algunos desarrollos sorprendentes de algunos personajes, y lo cierto es que tengo curiosidad por ver cómo evoluciona todo, y si Zoe logra de verdad ser libre sin ser “real”, como ella pretende.
En cuanto al futuro de la serie, las audiencias se han ido recuperando después de unos primeros capítulos muy, muy discretos, y el crecimiento de los últimos permite ser relativamente optimista. Syfy no ha hecho oficial ninguna postura, pero afirman estar contentos con la serie y con esos últimos números, así que quizás tengamos la posibilidad de una segunda temporada.
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