Estrenada hace poco en toda España, 'Wicker Man' (aquí le han quitado el inicial 'The' del título original porque sí) fue una de las últimas películas que tuve la suerte de ver (en versión original subtitulada) en el marco del entrañable Festival de cine fantástico de Sitges. Dirigida por el prestigioso Neil LaBute, la película es un remake de 'The Wicker Man' (Robin Hardy, 1973), una cinta que a Red Stovall le parece muy buena, y está protagonizada por el hiperactivo Nicolas Cage, al que, de tanto defenderle (hay que ver lo oportunistas que son algunos), le estoy cogiendo bastante afecto. Debo decir que tras la proyección de 'Wicker Man', la mayor parte de las reacciones fueron muy negativas, similares a la de mi compañera Beatriz. Fui de los pocos que lo pasó en grande con esta rarísima mezcla de géneros.
'Wicker Man' se centra en Edward Malus (Nicolas Cage), un agente de policía traumatizado desde que no pudo salvar a una madre y su hija del fuego de un violento accidente. Sin embargo, se le presenta una posibilidad de redención en forma de carta. Una antigua novia suya le pide ayuda para encontrar a su hija desaparecida. Malus deberá entonces trasladarse a una isla privada, cuya extraña sociedad (que vive sin ningún tipo de elementos modernos, como los Amish) está liderada por la matriarca hermana Summersilse. Malus sólo encontrará dificultades, incluso desde la que le llamó, cuya versión de los hechos no comparte nadie más en la isla. Según la población, la niña no existe.
Neil LaBute dirige y firma el guión de 'Wicker Man', para sorpresa y, sobre todo, desconcierto de todos. ¿Qué hace un dramaturgo dirigiendo un remake comercial? Por supuesto, el cambio radical de género y producción de LaBute ha sido la principal baza de los que han puesto a parir su nueva película, alegando cosas como 'no sabía dónde se metía' o 'es que no vale para hacer esto'. Personalmente, estos argumentos me parecen tan válidos como decir que LaBute necesitaba dinero para construirse una piscina y por eso firmó realizar 'Wicker Man'. Da igual. ¿Qué nos importa eso? Lo relevante es el resultado, independientemente de quién lo ha hecho. Por supuesto, conocer al autor te da pistas y y respuestas. Pero en este caso, tanto unas como otras son falsas. Y hablo tanto desde el punto de vista del crítico como del espectador. 'Wicker Man' es una película que juega con la confianza de quien la ve, le despista constantemente, como al protagonista de la historia. A algunos este juego le parecerá una chorrada (y ahí están los abucheos escritos), pero a quien firma esto le pareció sumamente divertido.
Debo decir que la música del siempre magnífico Angelo Badalamenti es un elemento fundamental en la película, que se juega gran parte de su atractivo en la ambientación y el clima de suspense, por eso que decía antes de despistar siempre y no darte nunca lo que esperas. En este sentido, me parece tan bueno como malo el argumento y las líneas principales del guión. Y sí, he dicho tan bueno como malo. Porque, como digo en el título, 'Wicker Man' es un film ridículo. ¡La historia lo es! Tiene tantas lagunas y tantos giros ilógicos que, seguro, producirá bastantes risas entre el respetable. ¿Sabéis qué? Yo creo que eso es seguirle el juego a LaBute, por mucho que suene a coña. Un ejemplo, que considero fundamental: hay una escena en la que Cage ve a la niña que estaba buscando, boca abajo en un lago... salta y va a rescatarla... pero ya no está; de pronto, se despierta y se da un susto porque tiene a la niña muerta en sus brazos; repentinamente, se vuelve a despertar y suelta un '¡¡me cago en...!!'. ¿Es una chorrada? Desde luego. ¿Consigue que te rías? A mí me provocó carcajadas y aún sonrío al recordarlo. ¿Era la intención de la escena? Yo me la juego a que sí. Por tanto, y es a lo que iba, la película es ridícula, sí, por supuesto, pero es lo que ha decidido ser, lo que ha pretendido. Desde que el personaje de Cage entra en la isla, todo se vuelve irreal y fantasioso, casi en un mundo de sueños y pesadillas, dando entrada a lo absurdo, lo divertido y lo terrorífico. Porque el final, por mucha tontería con disfraces que hay por medio (de nuevo ese toque de fantasía y de sueño), y a pesar de ese diálogo de serie Z ('¡¡Oh, no, mis piernas!!'), es uno de los más desgarradores, traicioneros y cabrones (perdón) que se puede ver en una pantalla de Cine.
Le he mencionado ya mucho y aún no he concretado nada sobre el protagonista de la función, el injustamente discutido Nicolas Cage. Suyo es el personaje que sostiene toda la película, guiando siempre al espectador por esta pesadilla absurda en la que se embarca para ayudar a una antigua novia (argumento tonto donde los haya para meter a un personaje en semejante trama... pero ya hemos hablado de esto). Cage no sólo cumple con lo que se podía esperar de una estrella de su calibre, gran reclamo del film, sino que aporta mucho más, revelándose como un excelente anti héroe que pasará más tiempo como víctima de la extraña población que como investigador típico, duro y resolutivo. El actor está inmejorable, bordando un papel que en otras manos habría resultado un auténtico plomazo acartonado; se nota que LaBute y él sabían lo que había que hacer. Especialmente importante es el sentido del humor que aporta Cage en muchas escenas, con respuestas y gestos de un tono socarrón, sarcástico, que es muy de agradecer. Pero aún lo es más cuando cumple con la voluntad del público, por muy incorrectas que sean, algo raro en este tipo de producciones. Me refiero, por supuesto, a la respuesta violenta (tras reprimir sus impulsos demasiado tiempo) de Cage ante las risitas y la indiferencia de algunas de las malvadas mujeres que pueblan la isla. Ya he dicho que en la sala en la que estuve la gran mayoría de los asistentes pusieron muy mal la película... pero es que cuando Cage da el primer puñetazo los aplausos y las risas fueron ensordecedoras. No creo que nadie vaya a malinterpretarlo, pero por si acaso: ¡es un película!
En cuanto al resto del reparto, poco puede decirse, ya que no tiene apenas relevancia otro personaje que no sea el de Cage. Casi todas son mujeres, claro, ya que en la isla representan el 'genero dominante'. Con papeles de alguna importancia tenemos a la gran Ellen Burstyn, que interpreta a la líder de la isla, y a la atractiva Kate Beahan, que hace de la antigua novia del personaje de Cage. Burstyn sale poco pero cumple con lo que se puede pedir de ella, tiene el carisma para su papel y aguanta el tipo incluso con algunos diálogos bastante tontos (que se justifican, supongo, por la sociedad en la que vive esta población). Beahan es, sencillamente, un maniquí, sale poniendo morritos (que para algo los tiene tan carnosos) y punto; pero también se le puede echar una parte de culpa al guión, que desarrolla mal su personaje, haciéndolo bastante absurdo (pide ayuda pero luego no dice nada). Igualmente, aparece por ahí la joven y talentosa Leelee Sobieski, que apenas hace nada, y hay un par de cameos sorpresa (masculinos) que prefiero no revelar.
Resumiendo, 'Wicker Man' es una película de suspense, con tintes de terror incluso, que no se toma en serio a sí misma, llegando a jugar con elementos cómicos, para dar esa sensación de irrealidad que envuelve al protagonista, un magnífico Nicolas Cage, en toda esta historia. Si hacéis eso mismo, no tomarla en serio, es muy posible que la película os resulte muy entretenida, hay momentos memorables y tanto el ritmo como la atmósfera de misterio están muy logrados. No quedará en el recuerdo, pero no está nada mal.