Como ya sabéis, vi 'Infectados (Carriers)' el pasado día 9, en el Auditori del Hotel Meliá, en Sitges. Entré esperando lo mínimo, una de acción con gente tonta siendo perseguida por infectados rabiosos; pero salí de lo más satisfecho, habiendo encontrado algo muy diferente, un drama muy entretenido sobre cuatro personas que quieren sobrevivir a toda costa.
En su momento (antes de que se iniciara el Festival), pedí una entrevista con los directores, los españoles Álex y David Pastor, pero tras la proyección del sábado, aún no me habían llamado de la distribuidora. Así que, deseando hablar con los responsables de una película que me había sorprendido, llamé y pedí un encuentro con ellos, a la hora y durante el tiempo que fuera. Hubo suerte. Me colocaron a la misma hora que otro "medio", ese mismo día por la tarde.
Compartir una entrevista es algo habitual, por lo que he visto. No me parece demasiado correcto, ya que tu trabajo se ve mezclado con el de otros, que pueden no tener tanto interés como tú en sacar algo provechoso del encuentro, realizando preguntas que a veces suenan a cachondeo; por otro lado, este tipo de soluciones pueden ser la única opción de que hables con los invitados del Festival, así que es lo que hay, o esto o nada. En esta ocasión, lo bueno fue que sólo estábamos dos personas, por lo que tuvimos bastante tiempo e intimidad con los entrevistados.
Álex y David son dos tipos que aún tienen los pies en la tierra. Cercanos, simpáticos, agradables, colaboradores. Quizá demasiado. Llevaban tanto tiempo hablando con la prensa que necesitaban ir al baño, y salieron corriendo para no hacernos esperar. Fue una imagen extraña. Seguro que con el tiempo, si siguen haciendo películas, se volverán más "especiales", cautos y reservados, así que poder hablar con ellos ahora era algo que me hacía ilusión. Ya veremos qué pasa dentro de unos años.
- La película habla de la vulnerabilidad, ¿no? Hoy la vida nos puede ir bien, pero... está la amenaza.
Álex Pastor: Creo que ahora mismo vivimos en una época de especial incerteza, debido a las amenazas de pandemia, la crisis económica, el terrorismo, el Katrina, el calentamiento global... Desde hacía mucho tiempo no nos planteábamos la posibilidad de que realmente todo esto que nos rodea, que parece tan estable, y que lo damos todo tan por sentado, pueda desaparecer cualquier día, en cualquier momento. Y era lo que nos interesaba más. Plantear una película en la que gente normal y corriente que nunca ha vivido una crisis, una guerra o una catástrofe, se encuentre en esa situación. Gente como David o yo, o como vosotros, que vive en una situación acomodada y protegida.
David Pastor: Es un poco lo que pasó con el Katrina. Que demostró que incluso en una ciudad como New Orleans, que pertenece al primer mundo, y que es parte de Estados Unidos, que uno piensa que es invulnerable a este tipo de desastres, de pronto se encuentra sumida en el caos más absoluto, con saqueos en las calles.
- Pero, en Estados Unidos, ¿no están un poco obsesionados, un poco paranoicos en este sentido?
DP: Bueno, la paranoia que hay con la Gripe A en algunos países no es menos fuerte...
AP: Con algunos temas, como por ejemplo el terrorismo, sí. Pero con la Gripe A, no. En Nueva York no ves nada, no ves anuncios de "Lávate las manos", sin embargo aquí... A nuestro primo, que vive en Bruselas, volvió un poco resfriado de España y lo pusieron en cuarentena en su casa. Sobre el tema de las pandemias, aquí estamos un poco más paranoicos en Europa que en Estados Unidos.
- La película está protagonizada por dos hermanos, lo cual funciona muy bien, ¿tiene algo que ver con el hecho de que vosotros también lo seáis?
AP: Bueno, en parte sí y en parte no. Sí porque, siendo hermanos, nos interesaban estas relaciones que tienen que ver con la familia, estas relaciones de amor-odio... Y desde el punto de vista propiamente de guionistas, este recurso narrativo de la familia permite poner personajes de personalidades muy polarizadas, que en otro contexto nunca serían amigos. Pero la familia une, y a veces tienes que relacionarte con gente con la que no te entiendes.
- Además, por el peligro que corren durante toda la película, si no fueran hermanos, podrían separarse fácilmente, ¿no?
DP: Claro, cuanto más fuertes los lazos, después es más duro cuando los rompes.
AP: Es la progresión que buscábamos con la película. Los personajes empiezan renunciando a ayudar a desconocidos, luego a amigos, y después los conflictos comienzan a ser familiares. Son más íntimos y más difíciles. Una vez que has cruzado la primera línea, es más fácil cruzar la segunda, y luego la tercera. Que a primera vista, uno diría: "No, no, nunca sería capaz de hacer eso".
DP: La línea que nunca cruzarías, la vas moviendo poco a poco, y cuando te quieres dar cuenta, ya estás al otro lado.
- ¿Cómo se plantea una dirección entre dos? ¿Cómo os dividís el trabajo?
DP: Bueno, ayudando, cuando uno tiene una idea, antes de llevarla a cabo, el otro la revisa. Una mirada externa...
AP: Es un proceso. La otra persona siempre está desafiando la idea del otro, y poniéndola a prueba. De alguna forma, las ideas que se han llevado a la pantalla, son las ideas que han sobrevivido a las críticas del otro.
DP: Y de esta manera, se ayuda, porque como guionistas, se tiende a ser vagos, y a decir "esto va a colar". Necesitas a alguien que te diga "oye, no, esto no cuela".
AP: Necesitas un juez externo. Que rechaza las malas ideas, que te obliga a buscar más, hasta que sean coherentes, que no haya agujeros en el guión...
DP: Y es todo eso lo que hace que cuando llegues al rodaje, ya los dos tenemos muy clara la idea de la película que queremos hacer. Cómo va a ser la escena, cómo vemos a los personajes. Entonces ya podemos hablar con el equipo con un mensaje coherente. Lo peor es cuando un director contradice al otro. Es la receta para el desastre absoluto. Pero cuando el mensaje es coherente, la gente se acostumbra a que si le preguntan algo a él o me lo preguntan a mí, ya saben que la respuesta va a ser más o menos la misma.
- ¿Qué tal fue trabajar con la actriz Piper Perabo?
AP: Bueno, habíamos visto algunas de sus películas, entró por casting. Buscábamos a alguien que fuese capaz de combinar el papel de, aparentemente, chica dura, que puede estar al mismo nivel de su novio, un poco masculina, pero que al mismo tiempo pudiese tener un lado maternal, y un lado más sensible, que quiere ocultar a los demás.
- ¿Y con Chris Pine? Ahora es una estrella gracias a 'Star Trek'...
AP: También entró por casting. Trabajó con nosotros antes de estar en 'Star Trek', así que en ese momento no era nadie conocido, había hecho películas en las que en el fondo la estrella era la chica, y él era el galán. Pero lo que pasó es que lo descubrió nuestra directora de casting, que es una mujer con mucha vista, con mucho olfato, que ya había descubierto a Jack Black, y nos lo recomendó. Confiaba mucho en él. El tipo hizo el casting y nos encantó. Además, fue el personaje para el que más tardamos en encontrar al actor. Vimos a mucha gente y no lo encontrábamos, la mezcla perfecta de lo que buscamos, hasta que dimos con él.
- La película también es un retrato de la sociedad, ¿no? De lo que puede pasar en situaciones como ésta.
DP: Bueno, en este caso, de la desintegración de la sociedad... Sobrevives a todo esto, y te encuentras en un mundo sin reglas. Por un lado todo se ha ido a la mierda, pero por otro, puedes hacer lo que quieras. Te da cierta libertad, equipara a todos, los que tenían un futuro y los que no. De pronto somos todos iguales. Y algunos lo pueden ver como "ahora soy el rey del mundo", como diría James Cameron.
AP: Hay un detalle en la película, cuando vemos un linchamiento, está ahí para reflejar el racismo latente en la sociedad. De hecho, se dijo que a lo mejor la Gripe A venía de Asia... Este racismo puede hacer que la gente se vuelva contra otra que a lo mejor lleva viviendo con ellos muchos años, que no tiene nada que ver con el problema, que está totalmente integrada, pero de pronto se convierte en el chivo espiatorio...
DP: Eso es algo que el ser humano, lamentablemente, lleva haciendo desde hace siglos.
Hay una cosa curiosa, volviendo de nuevo a los actores, y es que no aparece Lou Taylor en el cartel. No queríais dar una sorpresa al público, ¿no? Porque el actor lo hace muy bien...
AP: Bueno, eso es... [risas] Nosotros somos los directores, no nos encargamos de eso, es marketing...
DP: No, además a cada persona le gusta un personaje, nadie se pone de acuerdo en quién lo hace mejor y quién peor. Pero es curioso, porque, por contrato, su nombre está el primero en el cartel [risas]. Una cosa compensa la otra, me imagino.
- ¿Estamos en un momento en el que, hoy en día, quizá en Cataluña, podemos ir a Estados Unidos con una buena idea y hacer una película?
AP: Yo creo que la oportunidad siempre ha estado ahí, pero tiene que ver con el carácter de los españoles. Amenábar, Almodóvar, todos esos directores que tienen una carrera de éxito, podrían haberse ido a Estados Unidos si hubieran querido. Si no han ido es porque quieren hacer su cine aquí, que es totalmente respetable, pero no creo que haya sido por falta de oportunidad.
DP: Las puertas siempre han estado abiertas a todos los extranjeros, desde el principio. Hollywood siempre se ha aprovechado de los talentos de fuera. Desde el 27, que se trajeron a Murnau para hacer 'Amanecer'... "Hemos traído al genio alemán, que va a revolucionar el lenguaje del cinematógrafo".
AP: Pero en todos los campos. La fuga de cerebros en el terreno de la ciencia, con los nazis... Yo creo que se debe más al carácter español. Que a la gente no le gusta ir fuera, estar lejos de su familia, que echa de menos la tortilla de patatas... [risas]
- Si hubierais tenido cuarenta millones de dólares más, ¿cómo habría sido la película?
DP: Quizá los personajes hubieran ido a Times Square y se hubiera montado allí una gran secuencia... [risas]
AP: No lo sé. Quizá lo que habríamos tenido habría sido más tiempo de rodaje, o más grúas, más helicópteros... Cuarenta millones te da la posibilidad de poner más cosas, pero no creo que la película hubiera sido mejor o peor. No recortamos, no quitamos cosas del guión por falta de dinero, porque teníamos la idea de hacer una película pequeña.
- ¿Cuánto costó la película?
AP: Nueve millones de dólares. Que aquí puede parecer mucho, pero allí... Los alquileres de material, los sueldos de la gente son mucho más altos. Acabamos rodando seis semanas, que aquí es un tiempo muy ajustado.
DP: Con nueve millones, aquí ruedas doce semanas [risas]. Uno piensa que rodando allí tienes todos los medios del mundo, pero a veces es al contrario. Eso sí, los equipos no están tan explotados como los de aquí.
- Entonces, con el guión no hubo problemas, no os impusieron nada para rodarlo.
DP: No, además lo escribimos sin pensar [risas].
AP: El guión ya estaba escrito. Hubo un proceso de reescritura, para mejorarlo, para potenciar ciertas cosas, pero la estructura no se cambió.
DP: La idea inicial era rodarlo en inglés, pero después nos planteamos rodarlo en España, con poco dinero. Y si no había, rodarlo con amigos, éramos un poco inocentes. Y como lo escribimos sin pensar en contentar a nadie, no tuvimos que pensar en quién es el bueno, quién es el malo, lo escribimos con total libertad, y al final, no sé cómo... la pagaron.
- No por mostrar más, se provoca más miedo, ¿no?
AP: Sí... Pero a nosotros lo que nos interesaba era mostrar la paranoia, la desconfianza que tienen los protagonistas. Incluso cuando no está pasando absolutamente nada, viven en tensión constante. Puedes encontrarte con un desconocido, cruzarte con alguien que no sabes de dónde viene, y que podría estar incubando algo... Es lo que crea esta paranoia y esta desconfianza. Es una cosa en la que los personajes piensan durante las veinticuatro horas del día, y queríamos que el espectador estuviera todo el rato en tensión viendo la película, no sólo para que pase miedo, y la película sea más entretenida, sino para que después cuando los personajes toman esas decisiones, uno nos las juzgue desde el punto de vista de lo que se vive ahora, "uy, qué egoísta, esto nunca lo haría"... Que se entienda que en una situación así, uno podría estar dispuesto a traicionar esos valores morales, para sobrevivir, que es la lucha constante de todo ser vivo.
- ¿A qué le tenéis miedo vosotros?
DP: Desde luego, a la Gripe A no [risas]. No sé si por haber hecho la película, pero todo esto me parece ridículo.
AP: Yo le tengo un poco de miedo a los coches. La gente bebe mucho, y coger el coche por la noche, los fines de semana, siento pánico por la gente de mi alrededor...
- Y la secuela, o la precuela, ¿os la han planteado?
DP: Antes nos lo han preguntado y... La verdad es que no lo hemos pensado...
- Entonces la respuesta es no [risas].
AP: No, bueno, es algo que la gente se plantea. Pero nosotros llevamos mucho tiempo con la película, y ya lo que quieres es desconectar. Lo hablas, y a lo mejor quieres volver a retomar los personajes, pero yo creo que tienes que volver a enamorarte de la historia.
Transcurridos unos veinte minutos, nos dieron la señal de "cortar" y se acabó el agradable encuentro. Nos dimos las gracias mutuamente y les deseé suerte para el futuro, aunque no la necesiten. La película está en los cines desde hoy, ya sabéis mi opinión sobre ella.
PD: Según me revelaron los chicos de APlaneta, la película no funcionó en Estados Unidos, así que lo de la secuela o la precuela va a ser que no.