Terminó mi particular cuarta jornada en el Festival de Sitges 2009. Ha sido un día duro, muy completo, y muy provechoso, creo. Empezó con la extraordinaria ‘Mr. Nobody’, de la que ya os hablé nada más salir del tempranero pase de prensa, y ha finalizado con ‘Nymph’, de Pen-Ek Ratanaruang, una de las peores películas que he visto en mucho tiempo. Como ya me pasó el primer día, hoy he tenido la oportunidad de saborear los dos extremos, lo mejor y lo peor de la oferta cinematográfica de la cuadragésimo segunda edición del certamen catalán.
También quiero hablaros en este artículo de la británica ‘Bronson’, una interesante y prestigiosa obra protagonizada por un sorprendente Tom Hardy. No es lo único que he visto hoy, pero creo que lo mejor será repartir el contenido entre hoy y mañana, porque no sé si quedará bien hablar aquí de más películas, y asimismo porque, como seguro comprenderéis, necesito dormir un poco más, tras la estupidez que hice la pasada madrugada. Sin más preámbulos, paso a extenderme sobre los temas anunciados.
'Mr. Nobody'
Primero vamos a cerrar, al menos por el momento, lo referente a ‘Mr. Nobody’, cuyo visionado ya hizo que mereciera la pena la larga jornada del día de hoy. No es una película perfecta, cosa que me gustaría aclarar, pero posee tal belleza, tal fuerza, que experimentarla es algo realmente estremecedor. Se me pasó, entre el cansancio, las prisas y las ganas de contaros lo mucho que me había gustado la película, hablaros del argumento, tal como algunos me habéis comentado.
La verdad es que intentar explicar de qué va lo nuevo de Jaco Van Dormael (con quien tuve la suerte de poder hablar esta mañana, y aunque no estuve muy fino, él se portó genial, amable y participativo como pocos) es tan complicado como verdaderamente inservible; ‘Mr. Nobody’ no tiene un argumento lineal, corriente, pero si se quiere cerrar en pocas palabras, podría decirse que es la historia de un hombre que se para a reflexionar sobre todas las opciones que se le han planteado en su vida, y que al intentar responder quién es, duda sobre todo, sobre su existencia, sobre el ser humano, sobre las emociones, sobre el amor, la vida. ¿Más o menos os hacéis una idea?
'Nymph'
Todo lo bueno que tiene la película de Van Dormael le falta a la de Pen-Ek Ratanaruang, la última que he visto en el de día de hoy, y vaya si me arrepiento. Esto de elegir, como decía el señor Nadie, puede llegar a ser un maldito fastidio. De nuevo elijo mal y en lugar de probar otro bocado, apuesto por ir a ver ‘Nymph’, al Prado, un cine antiguo y encantador, en el que me sorprendió ver a un gato dormido justo al lado de la pantalla, en lo alto de unas sillas apiladas (le hice fotos a este felino cinéfilo, pero la sala estaba oscura y no se le ve bien).
‘Nymph’ había pasado por Cannes, y ahora tocaba masticarla en Sitges. La película va de un bosque habitado por almas o fantasmas, que acechan a todo el que entra allí, pudiendo llegar a ocupar el cuerpo de quienes alteran las pacíficas plantas. O eso creo. El reputado cineasta tailandés empieza con su nuevo trabajo con un elegante, y totalmente gratuito, plano secuencia, que nos presenta el bosque y el peligro que parece encerrar. Luego vemos a un matrimonio joven que, cómo no, va a pasar el día a ese lugar. Media hora después, pasa algo. Y más o menos una hora después, la película acaba. Totalmente vacía. Planos sin sentido, diálogos intrascendentes, y personajes subnormales. Una completa tomadura de pelo. Lo más increíble es que hubo algunos aplausos. ¿Sería como agradecimiento por hacerles dormir plácidamente durante 100 minutos?
'Bronson'
A la una y cuarto, me encontraba en el Prado para asistir a la proyección de ‘Bronson’, del director danés Nicolas Winding Refn. La película venía precedida de muy buenas críticas, que alababan sobre todo el trabajo de su protagonista, el joven y prometedor Tom Hardy (‘RocknRolla’). Refn narra la historia, basada en hechos reales, de Charles Bronson, el preso más popular de Reino Unido. La película tiene mucha paja y se hace lenta, estando el realizador muy interesado en demostrar que sabre crear imágenes impactantes. Se nota que le encanta ‘La naranja mecánica’, pero también que no tiene mucha idea de rodar una secuencia con puñetazos (a menos que su intención fuera que quedaran ridículas, cosa que dudo).
Lo mejor, efectivamente, es ver a Hardy meterse en la piel de un completo animal, un tipo ultraviolento cuya máxima aspiración es golpear a los demás. Personalmente, le habría quitado minutos, pero darle menos de tres estrellas sería injusto, la crítica al sistema penitenciario británico es también un aspecto muy logrado, y se agradece la mala leche de algunos momentos cómicos.
Antes de acabar, me gustaría comentar otro asuntillo, más personal. No quiero resultar pesado, ni desagradecido, pero hoy me ha pasado algo que me ha molestado muchísimo. Mi novia me acompañaba a la sala de prensa para ver si había alguna novedad, cosa de un minuto, y en esas nos viene uno de los vigilantes rápidamente y nos dice que sin acreditación no se puede entrar, que ella debe esperar fuera del Hotel; no ya de la sala de prensa, ojo. Bien, vale, sólo tengo una pregunta: ¿por qué narices las reglas se nos imponen a unos, y a otros no, otros pueden llevar a quien sea a dónde quieran, mientras el guardia se esconde la lengua en un lugar oscuro? O quizá la cuestión sea otra: ¿por qué hay gente que se pone un uniforme y retroceden siglos de evolución humana?
PD: Sitges es un lugar estupendo, muy tranquilo, con muchos locales y restaurantes, pero si sales de ver una película a las doce o la una de la madrugada, y quieres cenar, la única alternativa es una cara comida basura.
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