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'Captivity (Cautivos)', el sueño de todo perturbado

Este próximo viernes 9 de marzo se estrena en los cines españoles 'Captivity' (semitraducido como 'Cautivos' en el poster), un thriller con dos focos de interés: el director es Roland Joffé y la protagonista es Elisha Cuthbert, famosa desde su participación en la exitosa serie '24'. Con una estética similar a esa máquina de ganar dinero que es la saga 'Saw', esta película no es más que un absurdo pastiche destinado a atrapar a las masas de jovencitos y jovencitas que han ido al cine pero no saben qué ver (pobrecitos los otros asistentes a la proyección) y a las otras masas, las de personas aburridas en sus casas que deciden alquilar alguna "novedad" en el videoclub un viernes por la noche (aún tienen que esperar un poco, pero hay basurillas de sobra en las estanterías). Nada que objetar, evidentemente. El Cine es un pasarratos para la gran mayoría y productos como éste están plenamente justificados. Otra cosa es la calidad. De hecho, Joffé debería haber aportado algo en ese aspecto. Pero no.

'Captivity' se centra en Jennifer, una joven guapa y con éxito, que es secuestrada y encerrada en un sótano, sin motivo aparente. Al poco tiempo, descubrirá que no está sola, Gary también está encerrado, en una habitación junto a la suya. A través de una continuidad de desconcertantes juegos psicológicos, ambos desconocidos deberán luchar contra una astuta y retorcida mente. Aunque tiene sus riesgos, una de las mayores garantías que tiene un aficionado al séptimo arte cuando se planta ante la diversa cartelera de un multicines es la firma del director. Con eso, puedes ir descartando mucha paja y seleccionar lo que a priori es más interesante. Como he dicho, tiene sus riesgos. Y aún más cuando se trata de cineastas como Roland Joffé, al que el calificativo de "irregular" le viene bastante bien. Este señor tiene en su filmografía (escasa en largometrajes) una joya como 'La Misión', película por la que es más conocido, y un horror como 'La Letra Escarlata'. La labor de Joffé en 'Captivity' es tan habilidosa como la de un empleado de un burger americano, aunque bien es cierto que el pobre y efectista guión de Larry Cohen y Joseph Tura tiene enorme peso en el resultado final. Aún así, la dirección deja muchísimo que desear, Joffé no consigue imprimirle ritmo alguno a la narración y abusa de los trucos visuales tan despreciables que están ahora de moda, por culpa de los chavales adictos a los videojuegos con la capacidad de concentración de un mono mareado. Unos 7 años ha tardado Joffé en ponerse tras las cámaras; ya podía haberse esperado un poco más y elegir un poco mejor.

Los protagonistas de la película son Elisha Cuthbert (guapísima en todo momento, aunque esté siendo raptada, maltratada y demás, porque es la estrella de la función) y el menos conocido Daniel Gillies, dos especímenes atractivos en sus respectivos géneros, los dos habitantes de los sótanos para secuestrados que mantendrán una especial (y nada creíble) relación a lo largo del metraje. En un producto como el que nos ocupa, los personajes son lo de menos, no están desarrollados, son meros muñecos, caricaturas de seres humanos, que se mueven y actúan sin ninguna coherencia y reaccionan ante los crímenes o delitos más brutales de la misma forma que si un gato mea en un libro. Por tanto, los actores, independientemente de su valía, sólo pueden ofrecer interpretaciones deficientes (repito: aparte de que sean o no buenos actores, que en este caso es que no). Partiendo de un absurdo y lamentable guión, los personajes de 'Captivity' son del mismo tipo. En ningún momento el espectador se va a sentir identificado con nadie que aparezca en la pantalla y menos aún cuando se vaya descubriendo el "misterio" que siempre hay en estos thrillers de usar y tirar; por cierto, un misterio que, para colmo, cualquiera que haya visto un mínimo de cine en su vida, va a adivinar prontísimo. Y es que, realmente, no hay nada valioso en esta cinta, salvo el deleite visual por parte de lo fans de Elisha Cuthbert o de los perturbados de turno (pocos, espero) que sueñen con hacer algo como lo que se ve en la pantalla. Algo que no voy a desvelar, pero que provocará una buena cantidad de carcajadas en el público. Algo que pude comprobar complacido en Sitges, donde se proyectó esta película y donde pude verla (por cierto, acudió Roland Joffé). Ya veréis, lo bueno de estos bodrios es que después de verlas puedes charlar con amigos y partirte de risa recordando y modificando algunas escenas.

En resumidas cuentas, 'Captivity' es una malísima película que sólo aspira a ser consumida rápidamente, sin pensar lo más mínimo (porque entonces te las cargas) y hacer un poco de caja. Pero bueno, ahí tenéis la penosa saga de 'Saw' y ese bodrio de 'Hostel'; mientras haya un público para ellos, existirán estos productos puramente comerciales. A pasar por caja, el que esté aburrido, guste de comida rápida y tenga euros de sobra.

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