En la recta final de un festival ya agonizante, entre grandes nombres y algunos recién llegados (los menos), algunas convenciones y otras decepciones, cierra la alfombra roja su desfile de gala, esperando la ceremonia de clausura mañana por la noche, cuando por fin conoceremos lo mejor de esta edición, según el jurado. Una decisión que, viendo la disparidad de opiniones entre la crítica, podría deparar toda clase de giros inesperados.
En su último día de premieres, el Gran Teatro Lumière recibía de nuevo al cineasta palestino Elia Suleiman con 'It Must Be Heaven', en una extensión muy libre de ese cine identitario que parece haber buscado el festival de Cannes en su 72º edición. Al otro lado de la alfombra, desde una perspectiva más doméstica, el realizador americano Ira Sachs ahonda en la naturaleza de una familia que gira en torno a una matriarca que da sentido al núcleo del hogar con 'Frankie. Curiosamente ambas, girando en torno a un epicentro cineasta como fuerza centrípeta de sus historias.
'It Must Be Heaven', de Elia Suleiman
Desde un punto de vista cómico y aparentemente ligero, Elia Suleiman afronta la perspectiva identitaria en torno a la construcción soñada de Palestina y su mirada extrañada desde el “yo” a “los otros”. Sobre el sustento de un personaje central aislado al tiempo que hilo conductor, interpretado por el propio cineasta, 'It Must Be Heaven' hilvana una serie de sketches humorísticos absurdos que desgranan un punto de vista ácido y mordaz a partir de una representación aparentemente pueril o naif.
Apoyado en un personaje muy físico, que de alguna forma bebe de los grandes comediantes del cine mudo, Suleiman expone su pensamiento sin palabras mediante la muestra de unas situaciones que hablan por sí solas. En ocasiones de forma muy simple, otras con absoluto acierto, la cinta funciona mejor en su lectura en clave cultural de los hábitos de aquellos que resultan ajenos a los propios usos.
Una película sobre Palestina, casi sin Palestina, como la que el protagonista trata de vender alrededor del mundo –quizá la suya propia–, ante la incomprensión de los otros, en una especie de obra metalingüística en la que el cineasta implica a una serie de personajes relevantes internacionalmente para interpretar versiones ficticias de sí mismos, a través de las cuales se vale para reflexionar sobre la propia naturaleza de su discurso.
Una obra quizá más propia de otros medios que de la sección oficial de Cannes, y aun con todo, interesante en cuanto que irónica y punzante, y en ocasiones muy divertida. Aunque liviana en su tono general y en su propuesta formal, 'It Must Be Heaven' deja un puñado de momentos memorables.
'Frankie', de Ira Sachs
Reunidos en torno a unas vacaciones en Portugal, los hijos, marido y amigos de Frankie discuten y acuerdan los siguientes pasos en sus vidas: amor, familia y trabajo, todos en la palestra y bajo la supervisión (y final aprobación) de la omnipresente madre.
Isabelle Huppert protagoniza el nuevo film del director de la magnífica 'Love is Strange', que entonces reflexionaba sobre una historia de amor atípica tratada de una forma sencilla y humana, pero ciertamente profunda. Con 'Frankie', Ira Sachs se propone el mismo planteamiento, perfilando las relaciones de una familia adorablemente desestructurada y unida con el pegamento super fuerte de su matriarca, Frankie.
En un tono aparentemente superficial y casual, la película ahonda en esos momentos clave de decisiones que determinan el curso de una vida. Como su protagonista, que ayuda a conducir en la sombra los hilos del destino de sus seres queridos haciéndolo ver producto del azar, el director maneja a la perfección el curso de una historia de apariencia intrascendente y poso de larga duración.
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