'Underworld: Evolution', cuando los hombres-lobo y los vampiros son algo más

Conozco a muchos que consideran 'Underworld' un enorme bodrio de armas tomar. No deja de sorprenderme tal afirmación, porque sin considerarla una gran película, creo que posee los elementos suficientes para considerarla un entretenimiento bastante digno, que sí, bebía de fuentes como 'Matrix' o un par de películas de Alex Proyas, influencias que no escondía. Y ademá considero que estaba por encima de la media de este tipo de producciones fantásticas. Tres años después nos llega la continuación, con el mismo equipo técnico y artístico, y con el doble de presupuesto, unos 40 millones de dólares, que sinceramente me parecen ridículos teniendo en cuenta los presupuestos que suelen manejarse en Hollywood. Y es una continuación que sigue inmediatamente a la anterior en cuanto a argumento se refiere. Hasta tal punto de que parece que han sido rodadas seguidas.

La lucha entre vampiros y hombres-lobo continúa. Marcus, el primer vampiro que hubo, intentará encontrar a su hermano William, uno de los primeros hombres-lobo. La vampira Selena, ayudada por el híbrido Michael, le hará frente, mientras descubre secretos de su pasado, y que puede haber más híbridos de otras clases. Porque aquí ya no se es vampiro u hombre-lobo como hace años, no. Aquí se evoluciona, tal y como indica el subtítulo del film.

Lo primero que hay que agradecerle a Len Wiseman, su director, es que va directo al grano. Después de un prólogo ambientado en la Edad Media, y donde se explica un poco más la rivalidad entre vampiros y hombres-lobo, Wiseman no se anda por las ramas, y con un aceptable ritmo, en el que apenas hay respiro, nos ofrece un film que desde luego entretiene. O sea, es más de lo mismo, sin bajar apenas el listón, pero no habiendo demasiado lugar para la sorpresa.

Volviendo al prólogo, que dura unos 15 minutos, Wiseman quiso en su momento que esta secuela fuera una precuela, pero los poductores rechazaron la oferta, porque pensaban que tal premisa fuera a fracasar en taquilla. Puede ser comprensible, pero en estos tiempos que tanto gustan las aventuras heroicas de época y con toques fantásticos, ¿no huebiera sido más atractivo rodar lo que Wiseman quería? Yo creo que sí. Un film épico que narrara el inicio de la lucha entre los chupasangre y los licántropos, hubiera llamado más la atención. Esta segunda parte también ha llamado la atención, evidentemente, sólo por ser la continuación de 'Underworld'. Pero de la otra forma, sus responsables podrían haber jugado más con el material que tuvieran entre las manos. Además, el prólogo es especialmente violento, cosa que no le queda nada mal. Una película entera en ese plan hubiera sido una apuesta totalmente arriegada, sin duda, pero quién sabe si el resultado no hubiera sido mejor. Probablemente.

Todo el film transcurre de noche, debido a cierto problema de los vampiros con la luz del día. Eso le da la oportunidad al director de recrearse visualmente, en un ambiente de aspecto neogótico, aunque da la sensación de que en cualquier momento vana a entrar en escena Neo, Trinity y Morfeo, a repartir tortazos con piruetas varias.

De todos modos, la película es espectacular, y ofrece algunos momentos muy conseguidos, como por ejemplo, una persecución con un viejo camión destartalado, al que persigue el malvado de la función, un monstruo alado, llamado Marcus.

Donde la película falla es en su guión, bastante pobre, y que a pesar de ofrecer un nuevo camino para una posible tercera parte, realmente repite esquemas, y deja al espectador con esa sensación de que no ha sido suficiente. O sea, que le han ofrecido una extensión del primer film, y que además argumentalmente, bebe en exceso de recientes films del estilo.

Respecto a los actores, decir que parece que todos se lo han pasado en grande rodando esta película, aunque Scott Speedman (hombre-velocidad), no resulte expresivo. Kate Beckinsale demuestra una vez más, que los trajes de cuero, ajustados y oscuros, le quedan de miedo. Aunque como actriz, de momento no convezca demasiado. El siempre carismático Bill Nighy apenas sale un par de momentos en el prólogo. Una pena que su personaje desapareciera en la anterior entrega.

Una película pasable, que podría haber estado mucho mejor, pero que, al igual que su predecesora, está por encima de las patochadas hollywoodienses del estilo, que nos llegan.

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