Nos ha llegado la última superproducción de Tsui Hark, dedicada al Wu Xia Pan (que es algo así como aventuras heroicas de fantasía), y que está viviendo un reconocimiento en todo el mundo gracias a películas como 'Tigre y Dragón'. De esta forma, otro director oriental famoso que se suma a la revitalización de este género, y lo hace siguiendo los pasos de sus colegas Ang Lee y Zhang Yimou, con una épica historia de aventuras, aunque con alguna diferencia en el tratamiento respecto de los directores citados.
En la China del siglo XVIII un hombre conocido como Viento de Fuego, siembra el terror en todo el noroeste matando a todo aquel que se cruce en su camino, y arrasando con su ejercito todo pueblo por el que pasa. Un anciano, que en la dinastía anterior había sido verdugo, decide ir a un lugar llamado el Monte del Cielo, a pedir ayuda. Volverá acompañado, junto con siete espadas con poderes, dispuesto a combatir el mal.
Lo primero que llama la atención de esta producción es que su realizador ha optado por recrear un mundo de fantasía (más bien una parte de él) con un toque de realismo, sin el poder visual que caracteriza los trabajos de Lee y Yimou, entre otras cosas porque Hark carece de ese poder en sus imágenes. Hay que decir que en ciertos momentos, sobre todo los íntimos, ese realismo queda bastante bien, pero en otros, algunos de los más espectaculares, pues ya no le queda tan bien, distanciando al espectador de la acción, cosa realmente curiosa. Por otro lado, Hark controla casi a la perfección la narración de toda la película, con un único problema: le ha salido un film demasiado largo, y en algunos momentos el metraje se hace notar, sobre todo en aquellos instantes en los que la historia se desvía por otros derroteros, especialmente en el episodio en el que un caballo juega un papel especial; esta parte atañe a uno de los protagonistas y está alargada en exceso, cosa que hubiera cambiado si en vez de ser uno de los personajes principales, fuera un secundario, truco al que recurre en muchas de sus películas Clint Eastwood, teniendo relación con la trama central, cosa que aquí no ocurre.
Encuentro mucho más acertado el hecho de que el director le haya dado un tratamiento de western a la película; esas escenas de los siete jinetes galopando hacia la puesta de sol, o hacia un amanecer, evocan directamente a las de cualquier película del oeste, y en concreto a una muy famosa, que a su vez es un remake de otra no tan famosa, pero sí mejor. Hay momentos en los que da la sensación de que los personajes en vez de espadas, van a quitar revólveres y liarla a tiros.
Las escenas de acción están muy bien filmadas, aunque alguna sea un pelín confusa, pero es una gozada ver esas escenas con los actores saltando y luchando, demostración de artes marciales coreografiadas estupendamente, donde todos los movimientos están perfectamente medidos al milímetro. Espectacular, aunque muchas cosas no estén justificadas.
Los actores Leon Lai, Charlie Yeung y Donnie Yen, desconocidos aquí por el gran público, cumplen perfectamente con todos sus personajes, haciéndolos muy creíbles en momentos increíbles.
En suma, un correcto film bastante entretenido, y que hará las delicias de los amantes de este tipo de cine, aunque yo personalmente me sigo quedando con la épica y ultraromántica 'La Casa de las Dagas Voladoras'.