El director Sidney Lumet, de 82 años, dirige una película divertida, pero con un mensaje muy discutible y con un Vin Diesel fuera de su registro habitual.
‘Declaradme culpable’ (‘Find me guilty’) está basada en un caso real de un juicio multitudinario contra la familia Lucchese, de profesión: mafiosos. Muchos de los diálogos son las declaraciones tal cual se prestaron, los personajes son la transposición de tipos reales y el veredicto final es el que efectivamente se dio en el auténtico juicio. Al protagonista, Jackie “Dee" DiNorscio (Diesel) le tienden una trampa para pillarlo con varios quilos de droga y condenarlo casi a cadena perpetua. Poco después descubre que todo lo había provocado el fiscal (Linus Roache de ‘Priest’) para hacer un trato que le rebajaría la condena a cambio de declarar contra todos sus compañeros de familia mafiosa. DiNorscio se niega en redondo. El juicio más largo de Estados Unidos contra una banda criminal comienza y Jackie, como ha pasado tantos años en la cárcel y se ha visto en tantos juicios, considera que no necesita un abogado. Gracias a llevar su propia defensa, consigue el favor del jurado que no lo encuentra ni culpable ni inocente, lo encuentra muy simpático.
Aparte de que ‘Declaradme culpable’ pueda gustar o no, pueda entretener o no; dejando de lado cómo está rodada o interpretada, lo más llamativo de esta cinta de Lumet es el tema que trata y cómo lo trata. La película resulta bastante irresponsable por la visión que da de personas que, pueden ser simpáticas, pueden ser cariñosas con sus familias y pueden ir a misa todos los domingos y hasta todos los días; pero que son delincuentes y asesinos. La famosa Omertá, es decir, la ley del silencio que tienen estos gángsters para no declarar jamás contra ninguno de sus amigos, familiares y conocidos, se expone en el film como un valor noble y que eleva a los protagonistas a los mayores estándares de moralidad posibles porque la siguen a rajatabla. Llama también la atención debido a que Lumet no es italiano, sino judío. Casi todas las películas sobre la mafia transforman a estos personajes en seres misteriosos, poderosos, atractivos, con una especie de glamour del mal que también resulta demasiado positivo para hablar de personas que asesinan, que tratan a las mujeres como objetos o casi como esclavas, que tienen unas costumbres demasiado ancestrales. Pero ésta en concreto, se pone tan de su parte que es muy cuestionable.
Para que resulte más justificado el tomar partido por los acusados, Lumet muestra cómo la fiscalía utiliza juegos sucios y cómo los testigos de la acusación resultan traidores, drogadictos y malas personas. Otros testigos se dejan llevar por prejuicios y racismo. Y, no, no hacen bien en llevar el caso de la forma en la que lo llevan. Pero eso no quita que la verdadera justicia sería mandar a todos los Lucchese a la cárcel.
Hay posturas o críticas que se pueden extraer de la película con las que sí estoy de acuerdo. Por ejemplo: no me parece un procedimiento muy ortodoxo el hacer un trato con un condenado para que testifique y así rebajarle la pena. Ya sé que todo es por “el bien mayor”, pero los abogados están poniendo en la calle, antes de tiempo, a delincuentes que pueden ser peligrosos. Otra lección que se puede extraer viendo la película y que no sé si sería intención del director transmitirla, es que los jurados populares no necesariamente son más justos o ecuánimes que un juez. Bien al contrario, se pueden dejar llevar más por temas como la simpatía, la popularidad, incluso por supersticiones. El jucio de O. J. Simpson, que además de deportista fue actor en películas como ‘Agárralo como puedas’ y sus secuelas, es un buen ejemplo.
Centrándonos sólo en lo cinematográfico, se pude decir que los diálogos son bastante graciosos, aunque un poco ingenuos, a veces. Vin Diesel lo hace muy bien, lo cual es sorprendente porque yo desconocía que tuviera una faceta en la que pudiera actuar y no sólo dar caña. Claro que, debo decir que no he visto ninguna de sus películas anteriores entera, sólo cachitos cazados haciendo zapping. El acento italiano le queda muy logrado y gracioso. Recuerda un poco a Sylvester Stallone o a los papeles más exagerados de Robert de Niro, pero sin ser tan cargante. De todas formas, quien odie las películas que giran en torno a un actor histriónico que despliega su show, que no vaya a ver ésta.
El trailer puede verse en versión original y desde hoy ya ha sido estrenada en nuestro país.