Con una trayectoria en el cortometraje bien arraigada al horror folk y a las presencias incómodas, Natalie Erika James da el salto al largometraje con 'Relic', un desolador drama sobre el miedo y la pérdida de la identidad que provoca el ocaso de la vida protagonizada por Emily Mortimer, Bella Heathcote y Robyn Nevin.
El caserón de las sombras
El terror siempre tiene algo que decirnos. Y cuando el género nos mira a los ojos, nos coge de la mano y nos hace un recorrido a través de nuestros miedos y preocupaciones, el viaje se sufre más. Se disfruta más. La pérdida, física o mental, el dolor que nos abre el pecho en canal, es el epicentro de esta sensacional y renovadora apuesta de Natalie Erika James, un título que sabe coger de aquí y de allá, de clásicos de hoy y gemas de ayer, para ofrecer un fabuloso y muy doloroso cuento de amor y horror familiar.
Cuando la anciana Edna desaparece y reaparece de manera inexplicable, su hija Kay y su nieta Sam viajan a la casa familiar en la que descubren que tras la demencia de la abuela se oculta una presencia malévola. Guionista, directora y productora australiano-japonesa, Natalie Erika James responsable de cortometrajes como 'Creswick', estrenado en 2016, presenta con 'Relic' su primera película.
Como Rose Glass, James apuesta todo a unas pocas interpretaciones de alto nivel, pero, sobre todo, a una puesta en escena primorosa que amplifica su tristeza, pero también su miedo. 'Relic' trata sobre el final de la vida y, desde sus primeras imágenes tiende a mostrar la descomposición de la misma. La fotografía apuesta por la claustrofobia y por unas luces y colores oscuros donde caer enterrado bajo los secretos que esconde cada fotograma. La historia explora los estragos del silencio alrededor de tres generaciones separadas por el tiempo y los secretos ,jugando con las sombras con una elegancia soberbia y una magnífica confianza en sí misma.
Erosión y emoción
La cotidianidad y los misterios del pasado sacan a la palestra una ambigüedad hermosa y aterradora. En un mundo contagiado como el nuestro sobrecoge por partida doble saber que existe algo tangible, real, que no tiene vacuna. No habrá tiempo para explicaciones, la directora desarrolla una historia llena de insinuaciones, de trampas (no narrativas) que conduen a un clímax doblemente insoportable por dos razones muy diferentes entre sí.
La fotografía de Charlie Sarroff, colaborador habitual de la directora, encuentra en los rincones sombríos y en movimiento su mejor aliado. Jugando a sugerir, nunca entre sobresaltos, siempre entre escalofríos, sabe dar un paso adelante respecto al manejo de la atmósfera habitual en el cine de James Wan o en el primer largometraje (sobre todo durante la primera mitad) de Ari Aster.
Brian Reitzell, el músico de confianza de Sofia Coppola, acentúa al ambiente pesadillesco de 'Relic', un drama familiar, una película de horror íntimo y una monstruosa pesadilla terriblemente humana y trágica. Junto a la mucho más "ligera" 'Saint Maud', Natalie Erika James forma junto a Rose Glass un muy interesante tándem de óperas primas aterradoramente carnales. Probablemente solo una de las dos siga adelante con el género, pero de momento disfrutemos de lo que nos han dejado.
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