Estaba claro que la ausencia de James Wan tras las cámaras de 'Expediente Warren: Obligado por el demonio' se iba a dejar notar. La duda estaba en hasta qué punto la tercera entrega iba a apostar por el continuismo respecto a sus dos predecesoras o a intentar encontrar su propia voz dentro del Warrenverso.
El arranque de la película da a pensar que Michael Chaves, el sustituto de Wan tras las cámaras que ya había trabajado previamente en este universo en la olvidable 'La llorona', podría limitarse a emular a Wan. Sobre el papel no parecía una decisión muy acertada, ya que Chaves no tiene el mismo talento que Wan y las comparaciones serían aún más inevitables.
Tomando impulso
Es cierto que Chaves tampoco se corta con el homenaje directo a 'El exorcista' en el potente prólogo -personalmente disfruté más con el detalle de la cama de agua- y que luego incluso parece querer recuperar el nervio visual que Wan imprimió a 'Expediente Warren: El caso Enfield' en lo referente a la presentación definitiva del misterio que ha de resolver el matrimonio Warren, pero es un pequeño espejismo, ya que la película no tarda en ir en otra dirección.
Por lo pronto, la diferencia más evidente es que 'Expediente Warren: Obligado por el demonio' se aleja del concepto de casa encantada para incidir por primera vez en que la amenaza sea un conjuro. Resulta curioso que la franquicia hubiese ignorado casi por completo esa opción cuando su título original es literalmente ese.
A partir de eso, el guionista David Leslie Johnson-McGoldrick, quien ya fuese uno de los firmantes del libreto de la segunda entrega, construye un relato en el que importa más que nunca la conexión del público con sus dos protagonistas. Es cierto que era una idea que ya se exploraba parcialmente en 'Expediente Warren: El caso Enfield', pero aquí se lleva a otro nivel para convertirlo en el auténtico motor emocional de la película.
Esto deriva en que el terror pierde peso de forma relativa en beneficio de una investigación que incluso permite ver ciertos paralelismos en la película con la influyente serie 'Expediente X'. A fin de cuentas, la necesidad de identificar cuál es exactamente esa amenaza a la que se enfrentan lleva a que 'Expediente Warren: Obligado por el demonio' se convierta casi en un relato detectivesco, tal y como apuntaba mi compañero Víctor en su crítica.
Luces y sombras
Chaves no se olvida de la necesidad de dejar algún momento terrorífico para el recuerdo, aunque lo está más en una fase intermedia de la investigación -esa tensa escena en la morgue- que en su tramo final, donde 'Expediente Warren: Obligado por el demonio' se queda lejos de la capacidad de impacto de sus dos predecesoras.
Sin embargo, no es que la película se hunda, ya que Chaves sabe apoyarse muy bien en la química entre Vera Farmiga y Patrick Wilson, valiéndose de la debilidad que exhibe Ed para conseguir que el espectador sufra lo que no llega a hacerlo realmente con todo lo referente a los pormenores del conjuro y la persona que está detrás de todo.
Ahí la película apuesta por una amenaza de corte más mundano que a mí no terminó de convencerme, ni en lo conceptual, dejando caer la posibilidad de que los Warren puedan tener que enfrentarse a prácticamente cualquiera de aquí en adelante, ni en su ejecución, siendo entonces cuando más se nota que tras las cámaras tenemos a Chaves y no a Wan. Y eso que la mejora es bastante sustancial respecto a su trabajo de 'La llorona'.
De esta forma, 'Expediente Warren: Obligado por el demonio' acierta haciendo especial hincapié en la empatía que el espectador ha ido desarrollando con Ed y Lorraine, logrando así que ese sufrimiento que no llega por el enemigo a batir se consiga a partir de pequeños elementos -esa pastilla- que refuerzan la dimensión humana del relato, justificando con creces apostar por una investigación más dinámica.
En resumidas cuentas
Tras una arranque más cercano al estilo de las dos primeras entregas, 'Expediente Warren: Obligado por el demonio' apuesta por crear su propio camino. No es que sea radicalmente diferente, pero sí permite a Chaves intentar dejar su sello. Ahí sigue quedando claro que está muy lejos de Wan, pero al menos consigue que el bajón sea mucho menos pronunciado de lo que algunos podían temer.
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