Todo lo que tenga que ver con Eduardo Casanova trae polémica. Todo, menos sus películas. Y es que 'La piedad' ha conseguido en su estreno 7700 euros o, lo que es lo mismo, una media de 385 euros por sala. De nada ha valido su paseo por todos los programas habidos y por haber. Es ley de vida, pensaremos muchos. Pero hay quien no puede evitar ver una mano negra inexistente.
Por favor, piedad
Decía un periódico online que su estreno en solo veinte salas de España era indicador de que "el 95% de las salas habían rechazado emitirla". Este tipo de mentiras y falsas verdades se ven todos los días: dan unos titulares espectaculares, hacen que la gente se ponga de uñas en redes sociales y se enfaden muchísimo, dando mayor visibilidad al titular y, por tanto, mostrándole al algoritmo de las redes sociales que ese medio es fiable. ¿Cómo no va a serlo, con tantas reacciones?
Pero a estas alturas deberíamos saber que los cines no "rechazan" emitir películas porque no tienen ningún interés en llevarse mal con la distribuidora que lleva la cinta en sí. Las distribuidoras, normalmente, una vez terminada la obra (en ocasiones incluso antes), y tras pasar por mercados y festivales, realizan las copias que creen que podrán tener por presupuesto y en base al nicho de público al que se refieren. Normalmente, si es un triunfo, la ventana puede ampliarse. Si es un fracaso, puede reducirse. Pero no es un tema de que las salas "rechacen" películas: estas cobran un fijo por cada semana que esté en cartel, independientemente de si es un éxito o un fracaso.
A este presupuesto hay que añadirle el del marketing, festivales, etcétera. Entonces, ¿dónde está el truco? ¿Cómo puede ser que una película como 'La piedad' se estrene y venda tan solo 300 entradas en su primera semana y, pese a todo, nadie se lleve las manos a la cabeza? Por suerte o por desgracia, las salas de cine cada vez son un método de distribución que dista de ser el principal. En el caso de la película de Eduardo Casanova, al salir ya había sido comprada por un servicio de streaming que, muchas veces, ya hace que la película de beneficios.
Puede no gustarnos, podemos llevarnos las manos a la cabeza o reaccionar como queramos, pero la realidad es esta: reducir el éxito de una película hoy por hoy solo a cines y afirmando que "el 95% de las salas la rechazan" es síntoma de querer malmeter sin saber muy bien de lo que se está hablando. Tampoco es tanto pedir.
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