Hace dos o tres años, en un país del medio oriente, vi un documental sobre niños en los territorios palestinos ocupados por Israel. La trama se centraba en un niño en particular que había escapado de su casa con la intención de convertirse en mártir. Me sorprendió descubrir como casi cada frase del chico sobre su deseo de inmolarse, era recibida por la audiencia con aplausos.
Cada vez que leo en las noticias sobre un atentado suicida, como el ataque de ayer, me pregunto si aquel niño habrá cumplido, por fin, su deseo.
El suicidio es una cosa horrible. Necesitas muchas razones para cometerlo, e incontables elementos deben intervenir para tomar esa decisión. Donde quiera que vayas, nada funciona. Quieres tener la esperanza de que tus líderes hagan algo, pero no hacen nada. Quieres tener la esperanza de que la comunidad mundial haga algo contra los crímenes de la ocupación, pero nada hacen. Todo lo que intentas te conduce a la desesperación...
Quién así habla es Hany Abu-Assad, director del filme palestino Paradise Now cuya trama se centra en la transformación de dos jóvenes palestinos en terroristas suicidas. La cita pertenece a una entrada del blog de Anthony Hoffman, colaborador de IndieWire. Hoffman, en estos momentos, es el centro de una pequeña polémica que gravita alrededor de los filmes Paradise Now y The War Within, otro filme que trata el tema de las bombas humanas. Hoffman prefiere el primero en vez del segundo.
En una reseña ha escrito que The War Within "en su intento de comprender la vida de un atacante suicida" logra el efecto contrario: "cultiva estereotipos y miedos irracionales". Joseph Castelo, director de The War Within, acusa a Hoffman de hacer propaganda.
En todo caso, Paradise Now ha creado controversia allí donde se ha mostrado, porque muestra a los atacantes suicidas como seres humanos y no como máquinas mortíferas.
Así lo explicó Abu-Assad en una entrevista reciente para el New York Times:
La humillación cotidiana es tan grande que la gente acepta hacerlo (convertirse en terroristas suicidas). La mayor motivación es el sentimiento de impotencia. Eres prisionero en tu propia ciudad, no puedes hace nada al respecto, no eres nada.
¿Acaso sea ésta la razón por la que audiencia en aquella sala de cine de un país del medio oriente, aplaudía al niño que quería convertirse en mártir?
Paradise Now | Trailer