En 1997 se hundió el 'Titanic'. O sea, no. A ver. En 1997 se cumplían 85 años del triste acontecimiento que provocó la muerte de cerca de mil quinientos pasajeros. Ese año fue en el que James Cameron se convirtió en el rey del mundo. La película más taquillera de la historia hasta hace cuatro días y once premios de la Academia. No hubo otra película en el mundo. Bueno, sí que la hubo: 'Men in Black'.
Autorizando para todos los públicos
Lowell Cunningham, con la inestimable colaboración de Sandy Carruthers, publicó entre 1990 y 1991 media docena de números de un cómic peculiar, en blanco y negro y destinado a un público adulto. 'The Men in Black' incluía redadas en el desierto, agentes infiltrados en el narcotráfico, cultos de drogadictos, monstruos de dimensiones alternativas y, por supuesto, extraterrestres.
La obra original apenas tenía que ver con lo que estaría por venir siete años después más allá de algún guiño, un par de viñetas que se recuperaron para el cine y el parecido del agente K con el actor que lo interpretaría en tres ocasiones. No sabemos si Cunningham se basó en él cuando trabajaba junto a Carruthers y éste seguía instrucciones inspiradas en el actor, pero Tommy Lee Jones tenía que ser el agente K.
Al igual que sucedió poco antes con la adaptación de 'La Máscara', otro cómic tirando a (muy) violento, Hollywood no estaba para tonterías y, si debía aumentar el target para amasar fortunas incalculables, no tendría ningún reparo a la hora de suavizar el material utilizado como punto de partida. El trazo original estaba más cerca de publicaciones como Creepy o 2000 AD que de un cómic comercial al uso.
En la obra maestra de Chuck Russell, una de las mejores películas de los noventa, los asombrosos efectos especiales ayudaban en la transición hacia el cartoon de oro, haciendo que nada resultase forzado porque, coño, eso era magia.
Para acercar a los Hombres de Negro al gran público se optó por contratar a la estrella más grande del planeta y llenar de luz, color y la firma de Rick Baker (Oscar al canto) un mundo innovador, divertido y, maldita sea, excesivamente bienintencionado.
Encuentra las diferencias
El material original no era una comedia de acción
Dibujos bastante realistas, como el tono de la historia. Aquí no se trataba de una buddy movie, más bien una forzada relación profesional en un trabajo detestable. Los cómics de MIB cubren temas oscuros y escabrosos. Son prácticamente historias de terror con aires neo-noir.
Las portadas originales se asemejan más a la aproximación de vanguardia de ‘Expediente X’ o a una de las míticas aproximaciones al cielo ocupado de ‘Fuego en el cielo’ que a la exitosa película para niños con Will Smith. No, el cómic original no era una comedia de acción.
Los alienígenas eran lo de menos
Los Hombres de Negro de los cómics están menos preocupados por los extraterrestres al tener que lidiar con cualquier otro tipo de actividad de origen desconocido, ya sea extraterrestre o sobrenatural. Y en ese caso, como puedes apreciar en el dibujo sobre estas líneas, hay bastantes reminiscencias a la mítica criatura de Salem's Lot.
Centrarse en el mundo alienígena exclusivamente suponía aproximarse a la leyenda más popular de los personajes, que están ahí para cubrir bulos y nublar el recuerdo del testigo accidental.
MIB: Ejecutores
Estos tipos no estaban para tonterías. Ni para hacer amigos. Los Hombres de Negro entraban, ejecutaban y borraban memorias. No se emocionaban antes alienígenas parturientas ni con sus confidentes de tres al cuarto. Ellos no.
No es un trabajo vocacional
Mientras en la película de Barry Sonnenfeld veíamos como el agente J de Will Smith era reclutado por ser un candidato ideal (además de por haber presenciado movidas raras durante una persecución a pie), en el cómic no será una transición tan dulce. El J de los cómics (que es de raza blanca) es un candidato, en efecto, pero es poco menos que secuestrado y obligado a empezar a ver su vida como un infierno.
¿Bajas colaterales? Bueno, es lo que hay
En las películas, los Hombres de Negro protegen a la humanidad a toda costa, por lo que pasan buena parte del tiempo vigilando la supervivencia de la raza humana.
Esto no podría más distinto en los cómics, donde los Hombres de Negro matan y mutilan con regularidad, destruyen propiedades y nunca cuestionan la moralidad de sus acciones. O casi nunca: el Agente J en ocasiones duda sobre su trabajo. Las tácticas de intimidación son solo una parte del trabajo para ellos. Total, si pueden borrar la memoria de una persona, ¿qué importa como de violentos sean los métodos para volver a la normalidad?
¿Quién necesita gadgets teniendo armas de fuego?
Olvida los cañones láser y las armas de otro mundo. En los cómics, los Hombres de Negro usan armamento "humano", y cuanto mayor sea la potencia de fuego, mejores resultados obtendrán.
Como veis, los cómics han sido suavizados. Con talento y buen gusto, criterio y una gran dedicación para lograr ese clásico para todos los públicos que arrancó una saga tan exitosa.
Es muy improbable que, a pesar del escaso impacto que se intuye a la nueva entrega, Sony quiera deshacerse de una propiedad tan jugosa, pero no está de más soñar con una adaptación futura con un público mayor de 18 años en mente. No sé, marcarse un 'Hellboy' con ellos no estaría nada mal. Eso sí: sin censuras, por favor.
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