La directora Michelle Garza Cervera tan solo era conocida por algunos cortometrajes espeluznantes, pero irrumpió en el mundo del terror con 'Huesera', que por fin se estrena en España con el sello de ser una de las mejores películas de terror del año pasado, entrando directamente a la plataforma Planet Horror y AMC+. Una pesadilla de gestaciones y body horror óseo con marcado carácter feminista, punk y raíces en el folclore mexicano.
La película sigue a una joven llamada Valeria mientras se prepara para dar a luz. Una mujer con pasado punk que tuvo cierta relación con otra llamada Octavia, hasta que decidió “sentar la cabeza” para cumplir las expectativas de su familia y sus amigos. Mientras intenta dejar atrás su pasado queda embarazada, el último paso de la aceptación social, que implica reprimir sus verdaderos sentimientos y su antigua identidad. Y es en ese momento cuando se ve acosada por visiones y sonidos perturbadores que la llevan al borde de la locura.
Raíces católicas y expectativas familiares
‘Huesera’ comienza con una visita a una gran Virgen de Guadalupe, que refleja la versión perfecta de una de las dos representaciones de la mujer en México: la virgen, protectora y cuidadora, la perfecta supermadre que cuida de todos los que la rodean; frente a la Llorona, la mujer terrible que no puede controlar sus instintos y acaba matando a sus hijos (hay una aparición de una adaptación en la tv). En el país se ha tratado de definir a las mujeres como parte de esas dos caras irreales y sin escala de grises, por lo que los primeros minutos nos ponen en situación de la concepción sagrada de la maternidad en esa cultura.
Sin embargo hay muchas otras figuras en el folclore del país que desafían esos estereotipos, y Garza escuchó por primera vez un cuento popular a los 20 años que tenía más que ver con identidad y libertad femenina, y acabó dando nombre a su proyecto. La huesera, o la trapera es una leyenda cuya versión más aceptada es de la escritora Clarissa Pinkola, en su libro ‘Mujeres que corren con los lobos’, donde habla de una vieja de aspecto casi animal que vive alejada de todos “en un escondrijo del alma”. Camina por el desierto recogiendo huesos de animales muertos, como cuervos, serpientes, venados y, especialmente, lobos.
Luego agrupa los restos para formar un esqueleto completo que se cubren de músculos, carne y pelo para dar vida a una criatura con aspecto lobuno, la cual cobra vida cuando un rayo de Sol o de la Luna le ilumina, y se transforma en una mujer que corre con libertad para aparecerse frente a quienes se han extraviado en el desierto y les guía para retomar su camino. Es una figura maternal que representa una forma de sanar el alma, aunque esté ligada a lo fantástico y el mundo de lo extraño.
Lejos del origen del mito
La forma de interpretar el mito de Cervera fue introduciendo conceptos de body horror relacionado con huesos crujiendo de formas inquietantes, para lo cual se hizo mucho hincapié en el diseño de sonido, en el que se utilizaron muchas verduras como zanahorias hasta huesos de pollo, pero también se llegaron a usar crujidos reales, como el de la sobrina del técnico, lo que se mezclaba con distintos materiales como madera, lo que juntado a la formación de danza de la actriz Natalia Solián, dejan en pantalla momentos estremecedores.
Siguiendo la estela de brujería urbana de la película Mexicana ‘Sobrenatural’ (1996), ‘Huesera’ actualiza sus mitos y supersticiones en un entorno conocido, de forma paralela a ‘Desaparecer por completo’, recientemente estrenada en Netflix. Pero en el caso de Cervera, también fueron importantes algunos descubrimientos que hizo sobre su abuela, a la que su familia se refería como la “bruja innombrable” porque fue una mujer que tomó la decisión de abandonar el hogar familiar, lo que le dejó muchas huellas y preguntas sin respuesta y una conexión poco disimulada en la trama entre el ocultismo y las sexualidades no normativas.
Además, entrando en el pasado punk de la directora, algunos flashbacks proponen la obra como la secuela tenebrosa en un mundo alternativo del cómic ‘Locas’ de Jaime Hernández, donde su protagonista pasa del idealismo del entorno anarquista a entrar en el camino de las expectativas de familia creadas para mujeres, viviendo su conflicto como una posesión maléfica intermitente, que contiene un poder subversivo dentro de sus momentos de terror sutil que se mete en los huesos y siguen la tradición de cineastas como Lynne Ramsay o Lucrecia Martel.
Horror de gestaciones y brujería urbana
Pero a pesar de su carga personal, la película bebe de una serie de clásicos del terror como ‘La escalera de Jacob’ o ‘La Posesión’, curiosamente citadas en el reciente éxito del cine satánico con embarazos ‘La primera profecía’, de otra gran directora dedicada al género como Arkasha Stenvenson. Aunque hay alguna escena que recuerda a la primera, como el concierto, el conjunto tiene que ver más con la atmósfera y la concepción de lo siniestro, en donde se centra la forma de desarrollar sus escenas de miedo, más allá de los sustos o las criaturas creadas con CGI.
Aunque tampoco queda ‘Huesera’ sin su creación monstruosa, en este caso una pila de cuerpos femeninos fracturados que podía lograrse sin dinero para efectos visuales, una creación abstracta en la onda del ser de ‘The Birthday’, las creaciones zombies de ‘Península’ o algunas viñetas de Junji Ito, para lo que se contrató al coreógrafo Diego Vega, con quien se planificó la impactante visión del bosque que le apareció a la directora de forma espontánea, en una noche de insomnio, en plena pesadilla de duermevela, y acabaría reproduciéndolo en el estupendo clímax.
Como en tantas películas de terror reciente, otra de las grandes inspiraciones aquí es la trilogía de los apartamentos de Polanski, empezando por ‘Repulsión’ y con muchas ideas también de ‘El quimérico inquilino’, teniendo en cuenta, claro, ‘La semilla del diablo’, en la que el color amarillo estaba presente y que Garza conecta con el relato ‘El papel de amarillo’, en el que su personaje tiene un conflicto similar al de Valeria, una madre que tiene alucinaciones con el papel pintado de la habitación de su bebé, creando puentes con la idea del terror durante el embarazo que hemos visto en el doblete ‘Immaculate’ y ‘La primera profecía’, así como ‘AHS: Delicate’.
El camino social pactado
Pero esa relación con el terror viene antes del film de Polanski y según explica Cervera a Movie Web, este subgénero ya aparece a partir de Frankenstein:
“El gran trauma de Mary Shelley fue que su madre murió cuando la estaba dando a luz, y que abortó. Para ella era muy importante traer vida al mundo. Y esto tiene que ver completamente con Frankenstein: el nacimiento del monstruo en sí es algo parecido a la maternidad y es muy importante para la narrativa.”
Pero la mirada de la directora no se centra tanto en la autonomía o el body horror de la gestación, como la figura de la madre que no es perfecta, en la misma tradición de 'Babadook', de cómo la maternidad en México viene acompañada de expectativas sociales y caminos programados de lo que se supone que debes hacer con tu vida, y el temor de la felicidad virtual, al cumplir las expectativas de otra persona y no seguir la brújula interna de lo que uno realmente busca.
Por ello, 'Huesera' es una película de terror valiente, con trasfondo queer insorteable, que no rehúye de la carga alegórica que suele crear división entre el fandom del género y que resuelve sus escenas de terror y sustos siempre dentro de los marcos psicológicos de las ansiedades del personaje, una película pequeña pero llena de detalles que nos deja la promesa de una nueva gran directora para el cine de miedo, sumándose a nombres como Arkasha Stevenson, Chloe Okuno, Kate Dolan o Leigh Janiak.
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