Verdad es que Pierce Brosnan no suele tener éxitos grandes de taquilla con las películas que interpreta alejado de la figura de James Bond, que dicho sea de paso, sus películas iban de peor a mejor. Con 007 se adueñó de las taquillas de todo el mundo, pero ahora eso se le ha acabado, ya que, como todos sabemos, ha sido reemplazado por Daniel Craig. Quizá la estupenda 'El Secreto de Thomas Crown' cumplió con las espectativas previstas, pero ninguna más en los últimos años. Y siceramente es una pena, ya que Brosnan es un actor con un potencial que muy pocas veces ha sido bien aprovechado. En esta película se burla de su imagen de agente secreto con un personaje inolvidable. Por cierto, he leído por ahí en alguna crítica que dicho personaje se parece a nuestro Torrente. La comparación me ha parecido exagerada y totalmente fuera de lugar. Y ya le gustaría a Santiago Segura tener la mitad de la mitad de la solvencia de Richard Separd a la hora de dirigir, y ya no hablo de interpretar como Brosnan. Eso sí, puede presumir de haber recaudado mucho más dinero.
Julian Noble es un asesino a sueldo que se siente muy solo. Una noche, realizando un trabajito en México, conoce por casualidad a Danny Wright, que está en la ciudad para cerrar un importante negocio. De la noche a la mañana se hacen amigos, haciéndose confidencias y confiando el uno en el otro. Pero el hecho de que Julian sea un asesino conllevará algún que otro problemilla en la relación.
En la relación de ambos personajes se encuentran los mayores aciertos de la película. Una relación basada en la compenetración absoluta, a pesar del desastroso comienzo, reforzada por las estupendas interpretaciones de ambos actores. Pierce Brosnan es probable que nunca estuviera mejor. Desenfadado, con un aspecto casi andrajoso, y enormemente carismático, compone a la perfección un personaje que se mueve entre la simpatía y el rechazo, recordando en algún momento a los actores clásicos. Por otro lado, Greg Kinnear, otro de esos actores sin suerte en las taquillas, está también estupendo como antagonista. Enormemente natural, es el contrapunto perfecto para Brosnan.
El resto de los actores están igual de bien, aunque hay que decir que el film no desarrolla sus personajes como debiera, no profundiza demasiado en ellos. Su interés es centrarse en la pareja protagonista, pero de vez en cuando se echa en falta algo más de información sobre el resto de los personajes. Sobre todo cuando vemos que están interpretados excelentemente. Así pues, podemos ver más rostros conocidos. Como por ejemplo Hope Davis, que interpreta a la mujer de Kinnear, y que está bastante bien. Philip Baker Hall como uno de los superiores de Julian, y Dylan Baker, en un papel parecido, salen apenas en una par de escenas, y lo cierto es que saben a poco.
El film está dirigido con cierto estilo por Richard Separd, quien sabe dotar de ritmo a la historia, aunque se le eche en falta un poco de personalidad. Precisamente la que tiene el guión, también obra de él, que sabe aprovechar al máximo las posibilidades de una historia, en verdad, pequeña. Y es que ese podría ser uno de sus problemas, que realmente el film nos está contando algo que es poca cosa, centrado únicamente en la mencionada relacón, descuidando los demás aspectos de la historia. Aún así, Shepard ha sido lo suficentemente inteligente como para hacerlo atractivo e interesante, ofreciéndonos un film por momentos extraño y atípico, y en otros, los más flojos, puramente convencional. Porque de lo que no cabe duda, es de que, en su parte final, el film se vuelve muy tópico, e incluso comete alguna incongruencia con respecto al personaje de Kinnear.
Una correcta película, bastante entretenida, que nos brinda excelentes interpretaciones, y que desde luego, es una clara demostración de la mala suerte de Brosnan a la hora de tener éxitos al margen de Su Majestad. No sé que pensareis vosotros, pero yo desde luego opino que es totalmente injusto e inmerecido.