'Magical Girl', la manipulación pop

'Magical Girl', la manipulación pop
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Si uno ha seguido un poco de cerca la trayectoria de 'Magical Girl', o al menos desde que se vio su tráiler, es imposible que no se remueva un poco en la butaca antes de que se apaguen las luces con la extraña sensación de que puede pasar algo gordo. Y pasa, vaya que si pasa, y muy pronto. Antes de que aparezca el título de la película en pantalla, el público arranca aplaudir ante la primera secuencia sin poder evitarlo.

El resultado es que Carlos Vermut, ese madrileño practicamente desconocido para el público español —imaginaos para los miembros internacionales del jurado— terminó alzándose con los dos premios gordos del pasado Festival de San Sebastián: la Concha de Oro a la mejor película y la de Plata al Mejor Director. 'Magical Girl' pasa, automáticamente, a convertirse en título de culto del cine español. Y aunque me niegue a decir que son aires nuevos para nuestro cine —es algo que se viene gestando desde hace tiempo—, está claro que estamos ante algo muy, muy especial.

La manipulación pop

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Es muy difícil hablar de 'Magical Girl' por dos motivos. El primero es que es muy complicado explicar lo que es y sobre todo, hacerlo sin revelar nada. El segundo, porque sería un pecado privar al espectador de esa sensación de no saber muy bien qué es lo que se va a ver. Y es que esa es una de sus grandes fortalezas —entre muchísimas otras—, el impacto, el susto que causa cuando rompe esa idea preconcebida que el espectador tiene sobre el segundo largometraje de Carlos Vermut cuando se sienta en la butaca.

Pero, ¿qué es una 'Magical Girl'? Por un lado, 'Magical Girl' es una serie de dibujos anime con la que Alicia, una niña de 12 años que padece de una enfermedad terminal, está obsesionada. Como última voluntad, le pide a su padre, profesor en paro de la España actual, el extravagante y carísimo vestido del personaje y para conseguirlo se verá envuelto en una serie de turbios y oscuros chantajes que le relacionarán con Bárbara y Damián.

Hasta aquí todo sería normal e incluso, poco original hasta que vemos a Carlos Vermut desplegar sus armas al utilizar lo mejor del cine costumbrista español, mezclado con algo de cine social y crítico con la sociedad española actual y ese toque preciso, exacto y tenso que nos recuerda mucho al cine griego actual de Yorgos Lanthimos o Michalis Konstantatos. Sin olvidarse, claro, de sus propias referencias pop y al mundo del cómic, que terminan de convertir a 'Magical Girl' en esa bomba explosiva.

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Por otro lado, una 'Magical Girl' es, tal y como su nombre indica, una chica mágica con poderes y que lucha por conseguir lo que quiere. Esa es la clave del film que nos propone Carlos Vermut, una clave que retuerce hasta límites insospechados para convertir su cinta en un juego continuo de personajes que manipulan y se dejan manipular para hacer que sus vidas sean mejores o, simplemente, no vayan a peor. Personajes que se baten entre lo racional y lo emocional, a través de una trama llena de misterio, crímenes y lucha contra lo moralmente correcto.

Pero Carlos Vermut es muy inteligente y nos presenta la trama y a sus personajes de forma narrativamente extraña, dejando que seamos nosotros mismos quienes completemos el puzzle y sin darnos todas las piezas, para dejar incógnitas y preguntas sin resolver pero que mantienen al enganchado sin remedio. Un enganche que también viene dado por la maestría en la que se mueve por los géneros, que puede llegar a pasar de la comedia al thriller y al terror y hasta el cine más surrealista.

El Triángulo

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La puesta en escena simétrica, de líneas rectas, minimalistas —que va desde el vestuario hasta la dirección de fotografía y composición de planos—, la utilización de la música a lo largo de la cinta —ojito con 'La Niña de Fuego' y su refuerzo al costumbrismo español— o la interpretación casi teatral de sus actores consiguen que el espectador no pierda el interés y quiera terminar de responder a todas las preguntas a pesar de que el ritmo puede decaer un poco a mitad del metraje.

Un ritmo que en seguida se recupera cuando comenzamos a entender el funcionamiento de ese triángulo que forman los personajes adultos de la película: Luis (Luis Bermejo), Bárbara (Bárbara Lennie) y Damián (José Sacristán). Tres personajes enigmáticos que evolucionan de forma casi endiablada, dejándose llevar por sus más profundos deseos e intereses para proteger lo mejor de sus vidas, embrujando unos —el enigma de la relación entre Bárbara y Damián es de lo mejor de la película— y manipulando otros, sin concesiones y llegando a explotar.

Y es que al elegir sus actores, Carlos Vermut también ha sido muy inteligente y termina regalándonos uno de los mejores repartos de los últimos años. Actores que no suelen enfrentarse a protagonistas en cine como Luis Bermejo o Bárbara Lennie. El primero, dando vida al retrato más claro de la España actual y lo hace sin torcerse y de forma firme. La segunda, la más enigmática, casi bruja, terrorífica y a la vez débil y que esperemos suponga el encumbramiento definitivo de Bárbara Lennie como actriz de cine.

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El triángulo lo completa LA VOZ portentosa del cine español: José Sacristán, en la piel de Damián, un profesor que cumple condena en la cárcel por algo que nunca llegaremos a saber. Una interpretación sublime que ayuda a que la trama explote en todo su esplendor. Nada que envidiar tiene la debutante Lucía Pollán, la niña que sueña con ser una 'Magical Girl' y a la que la joven actriz dota de una naturalidad y una mirada desafiante escalofriantes.

Espero que tras leer esta crítica haya despertado vuestra curiosidad —si todavía no la teniáis— y que os hayáis hecho una idea preconcebida de lo qué es 'Magical Girl'. Una idea que la película misma se encargará de destrozar y tirar por los suelos para dejar que la descubráis. Porque si hay algo seguro a la hora de describir la película es su magnetismo, ese universo tan surrealista y a la vez tan escalofriantemente cercano que nos propone Carlos Vermut sobre el ser humano y sus límites.

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