'La Pantera Rosa', Steve Martin no es Peter Sellers

Como muy bien apuntaba mi compañero Antonio Toca en su post sobre La Pantera Rosa, donde decía que era mejor descubrir los grandes clásicos yendo directamente a ellos, y no por el remake, cosa que suscribo, es verdaderamente cierto que vivimos unos tiempos en el que ciertas películas importantes del séptimo Arte no son conocidas por las nuevas generaciones. Es por ello que muchos cineastas intentan acercárnoslas con nuevas versiones. Lamentablemente, lo único que nos acercan es la nueva versión, porque muy poca gente, y ahí excluyo a muchos cinéfilos progres, tiene la suficiente inquietud como para ver la antigua versión.

No obstante, este remake no intenta parecerse en absoluto a las clásicas comedias de Blake Edwards. Y muchísimo menos Steve Martin quiere relegar en su puesto al gran Peter Sellers. Sin embargo, y aunque la intención no exista, la comparación es inevitable. Por lo que ni Martin es Sellers, y lo que quizá sea peor, ni Shawn Levy es Edwards. Ambos intentan adaptar las aventuras del famoso personaje Clouseau a los actuales tiempos, y ambos fracasan.

El entrenador de la selección francesa de fútbol es asesinado delante de un montón de gente en medio de un estadio. El famoso diamante la Pantera Rosa, que llevaba en su dedo desaparece misteriosamente. El caso es desigando al Inspector Clouseau, quien con un ayudante tratará de descubrir al asesino y recuperar el famoso diamante.

Como vemos, el argumento no dista demasiado del film original de 1964. Evidentemente nos encontramos en la época actual, y muchas cosas han cambiado desde entonces. Una de ellas parece que es el sentido del humor. Tanto del público como de los responsables que hacen películas de este estilo. Está claro que si el público no demandara ciertas cosas, el cine no se las daría ¿O tal vez es al revés? ¿Acaso el público se ha acostumbrado a estos films porque de un tiempo a esta parte es lo único que nos ofrecen en el campo de la comedia?

Dejando a un lado esas cuestiones que darían lugar para un debate, lo cierto es que esta película no tiene la más mínima gracia. Ojo, tampoco es el bodrio que me esperaba que fuera, quizá por su falta de pretensiones, pero dista mucho de ser un film salvable. Y eso es porque está lleno de payasadas que le impiden ser una comedia seria, aunque lo acabo de decir parezca una contradición. No hay más que echarle un vistazo a cualquier comedia de Edwards para entender lo que digo.

Uno de sus principales problemas es su reparto. Steve Martin a mí nunca me ha hecho gracia, y se supone que es un actor de comedia principalmente. Coge el personaje de Clouseau y lo adapta a su peculiar estilo, creando prácticamente un nuevo Clouseau, operación que para muchos puede ser válida, no lo discuto. Sin embargo este nuevo Clouseau carece totalmente de definicón, es un personaje plano, y lo que es peor, no hace reir. Evidentemente, Martin tiene la culpa de ello, ya que convierte a Clouseau en una especie de títere al servicio de un serie de gags a cada cual más estúpido.

Si la cosa se quedara ahí, todo iría bien, pero no. Para redondear las payasadas de Martin, tenemos a Jean Reno y a Kevin Kline en dos papeles igual de planos y tontos. Tanto uno como otro se dedican a payasear al lado de Martin, intentando levantar la función, cosa que no ocurre. Creedme que es una verdadera pena ver a esos dos actores haciendo lo que hacen en esta película. Sobre todo el segundo, que ha demostrado más de una vez sus excelentes dotes para la comedia.

Y cómo no, no faltan los cameos. Uno es insignificante, el de Jason Statham, que interpreta al seleccionador de la selección francesa, portador de la Pantera Rosa. Y el otro es lo más divertido del film: Clive Owen interpretando al agente 006, en una clara referencia a los rumores que hubo durante un tiempo de que este actor era el idóneo para hacer de James Bond.

Shawn Levy dirige sin pasión, realizando cambios muy evidentes con respecto a las clásicas películas con Sellers, pero que resultan insuficientes. De hecho, el film no sólo bebe del primer film original, si no de algún otro título de la serie. Dato que aparece muy inteligentemente en los títulos de crédito iniciales, donde también sucede lo mejor del film, y no es otra cosa que el excepcional tema musical de Henry Mancini, el cual hace recordar tiempos mejores. A partir de ahí, la película se estrella.

Un film malo, de esos que no molestan especialmente, pero que no aporta absolutamente nada al Cine. Lo incomprensible del asunto es el inesperado éxito comercial que ha tenido. Sus responsables estarán contentísimos, sobre todo porque estuvieron a punto de no estrenarla.

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