'La Niñera Mágica', tras la estela de Mary Poppins

Y es que la sombra de 'Mary Poppins' se proyecta durante la mayor parte del metraje de 'La Niñera Mágica', y que supone el segundo guión que Emma Thompson escribe para el cine, adaptando, esta vez una obra de Christianna Brand. Y no sólo la famosa película de Robert Stevenson nos viene a la memoria mientras vemos el film. También nos acordamos de la vena colorista de Tim Burton y su 'Eduardo Manostijeras', o sea que una sensación de "deja vu" es la que nos inunda prácticamente durante todo el visionado. Afortundamente, no es para mal, sino más bien todo lo contrario. Ambas influencias más unos toques personales y originales hacen del visionado de 'La Niñera Mágica' una experiencia agradable muy por encima de lo esperado, sin llegar tampoco a ningun nivel de perfección.

Mr. Brown es un hombre viudo muy ocupado que casi nunca tiene tiempo para sus siete hijos, los cuales y debido a esa desatención por parte de su padre son realmente insoportables. Hasta tal punto que han logrado que 17 niñeras distintas desistieran de cuidarlos. Pero un día, y como por arte de magia, hace acto de presencia Nanny McPhee, una niñera especial con especiales métodos para lograr que esos niños tan rebeldes se conviertan en unos seres adorables.

No hay mucho más en esta simpática producción dirigida por Kirk Jones, quien narra una historia de lo más sencilla con una puesta en escena realmente envidiable, con un toque de realismo por un lado, y como de cuento de hadas por el otro (la historia no deja de ser una fantasía), consiguiendo un perfecto equlibrio con ambas cosas. De esta forma hay secuencias y momentos que visualmente son fascinantes, y que ayudan a que lo que se cuenta alcanze una mayor dimensión. Por otro lado, Jones dota a la película del ritmo adecuado para seguirla con cierto interés, tanto adultos como niños, público potencial al que está dirigido la película. Y no sólo los niños forman la mayor parte de los que ven la película. También ella está llena de jóvenes actores, siete en concreto, que interpretan a los pequeños protagonistas del film, o sea, críos por todos los lados, algunos de los cuales están francamente insoportables. Menos mal que la presencia de algunos adultos compensa el empacho de tanto niño, por otro lado algo totalmente comprensible al tratarse de una historia en la que una niñera ha de hacerse cargo de unos críos tan especiales.

En el cásting de actores más creciditos nos encontramos con la misma Emma Thompson que escribió el guión, interpretando el personaje principal, el de Nanny McPhee. La actriz está sencillamente correcta en un personaje que por momentos da la sensación de que nos faltan algunos datos, y aparece cargada de maquillaje, ya que esta niñera tiene un rostro realmente peculiar. Colin Firth interpreta al ocupado padre, y a veces tiene cara de no saber muy bien dónde se encuentra. Creo que es una de las interpretaciones más flojas de este actor británico.

Y después de muchos años apartada de una pantalla de cine, podemos disfrutar de la presencia de Angela Lansbury, a la cual todos conocereis sobre todo por su papel televisivo de Jessica Fletcher, pero yo recomiendo que la veais en algunos títulos clásicos donde estaba sencillamente genial. Interpreta a la tía Adelaida, benefactora de la familia, un personaje entre encantador y odioso. Lansbury demuestra que una gran actriz puede no dejar de serlo nunca. Indudablemente es de lo mejor de la película.

A modo negativo indicaría que la historia del film es como poca cosa. Parece que no han querido complicarse demasiado, y desconozco totalmente si el original literario adolece del mismo defecto, claro que mirado desde el punto de vista de que hablamos de algo dirigido a un público mayoritariamente infantil, pues digamos que la historia no debería ser demasiada complicada ¿no? Aún así, en el film hay ciertos elementos macabros que la apartan un poco de lo típico. No obstante opta por no desarrollar esos elementos y derivar hacia la típica película infantil, que desde luego debería de ser bien recibida por todo tipo de público, aunque tengo mis dudas, ya que los gustos de los niños actuales distan mucho de los de hace simplemente diez años, y esta película tiene cierto regusto a película de hace años.

Con alguna que otra secuencia memorable, quisiera destacar otra cosa que me ha dejado con la boca abierta, aunque para ser más exacto, debería deir que me ha dejado con los oídos abiertos. Se trata de la maravillosa banda sonora de Patrick Doyle, que realiza un score absolutamente precioso, consiguiendo, sin lugar a dudas, uno de sus mejores trabajos, por no decir el mejor.

Una película correcta, para pasar un rato muy entretenido, y que a pesar de sus defectos, como los ya citados, o dejarse ciertas cosas en el tintero en la parte final, desprende cierta simpatía. Tal y como están las cosas hoy en día en este tipo de cine, eso ya es más que suficiente, o incluso un milagro.

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