Hay quien se anda quejando de que 'El hombre invisible', la nueva versión de Leigh Whannell del mito clásico de la ciencia-ficción tiene una "agenda feminista" demasiado obvia. Quizás no recuerden demasiado bien 'El hombre sin sombra', la historia de un sátiro (inquietantemente encarnado por Kevin Bacon) que desarrolla una fórmula para hacerse invisible. Y antes de la dominación mundial y todos esos sueños tan de los años treinta, decide pasar por casa de la vecina.
Esta espeluznante idea es obra de Paul Verhoeven, en su última película en Hollywood antes de sumergirse en un lamentable paréntesis en su trabajo del que solo salió hace unos pocos años con la estupenda 'Elle'. La analizamos a fondo en el último episodio de 'Todo es mentira en el cine y la televisión', y nos preguntamos si es o no la mejor película de hombres invisibles de la historia.
Ahora no me ves, la película
Posiblemente, el gran hallazgo de Verhoeven estuvo en inyectar de una magnética (aunque repulsiva) personalidad a su antihéroe, que parece preguntarle continuamente a su público: "no te engañes: si tú tuvieras este poder, ¿acaso no te aprovecharías?".
Cinismo de alto octanaje con el sello del director de 'Robocop', que no quería embarcarse en otra película de ciencia-ficción para no encasillarse, pero que no tuvo más remedio tras los fracasos de 'Starship Troopers' y 'Showgirls'.
En el vídeo también analizamos el extraordinario trabajo de efectos especiales, tan detallado y realista anatómicamente que contó con la asesoría de expertos en medicina, y que aseguraron que el software desarrollado para visualizar las imágenes del hombre invisible desvaneciéndose podía tener aplicaciones clínicas. Una excelente película hoy de culto que analizamos con sus luces y sus sombras en nuestro vídeo de esta semana.
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