Más de un siglo (111 años exactamente) separan al primer y al último hombre invisible del cine. Y es que mucho antes de que James Whale tocase el cielo de Universal con su "visión" del clásico de H.G. Wells, nuestro infalible Segundo de Chomón se apropió de la fórmula en 'Le voleur invisible'. Ahora es el turno de Leigh Whannell, que con su modesta revisión para Blumhouse, vuelve a poner de moda los miedos que no se ven.
Te veo y no te veo
Cegados por el éxito de 'Frankenstein', los jefes de Universal Pictures encargaron a James Whale una adaptación de la novela de de H.G. Wells 'El hombre invisible', en la que un científico brillante pero sin moral roba la fortuna de su padre para financiar sus experimentos. Whale abandona el linchamiento final de la novela en favor de un tiroteo algo más acorde a los tiempos, y literalmente describe a su héroe como un loco psicópata, algo que no agradó demasiado al autor de la obra original. La película de Universal se convirtió rápidamente en otro hito de una que además de con el moderno Prometeo ya contaba con 'Drácula' y 'La momia'.
Claude Rains compensa su no presencia con una actuación tan excesiva como la habría hecho Nicolas Cage. Los efectos especiales de la película, en cambio, fueron mucho más sutiles: Rains, con el cuerpo cubierto con una tela de color negro, se filmaba sobre un fondo del mismo color. Las exposiciones múltiples permitían al actor integrarse parcialmente, y cuando el personaje se quita sus vendajes, las manos reales del actor manipulan en realidad un muñeco capaz de simular movimientos respiratorios. El éxito de la película se materializó en dos secuelas más, 'El hombre invisible vuelve' y 'La venganza del hombre invisible'.
Entre medias, Universal tuvo tiempo de explotar aún más el filón con 'La mujer invisible' una comedia con un leve toque de erotismo en la que una vendedora de ropa desempleada (Virginia Bruce) es reclutada como conejillo de Indias para un experimento de invisibilidad. Sujetadores aquí y allá, alguna revelación inaudita (el alcohol mejora su poder) y un futuro alentador, que daba con la heroína casada y con un hijo con tendencia a volverse invisible, convertían a la película en un alivio comparada con sus mucho más intensas compañeras invisibles. La película dio origen a una serie de televisión a principios de los años 80 y ahora es Elizabeth Banks la que busca actualizar el proyecto.
Invisible como puedas
A pesar de que la película de Whale estaba oficialmente vinculada a la obra de Wells, las explotaciones posteriores dejaban claro que el concepto no necesitaba seguir apoyándose en la novela, dando vía libre a cualquier tipo de atrocidad invisible. Tras quince años "invisibles", en 1958 el mexicano Alfredo B. Crevenna presentaba una nueva versión más cercana a la secuela de Universal con 'El hombre que logró ser invisible'. Dos años después llegaría el turno de Edgar G. Ulmer, que presentaba 'El increíble hombre transparente', la más descuidada hasta el momento, prácticamente una serie Z.
La película alemana 'Las garras invisibles del Doctor Mabuse', dirigida por Harald Reinl, no era nada del otro mundo pero presentaba una trama de espionaje que se adelantaba a los más famosos y también europeos James Bond (bueno, este ya no), o al Fantomas de André Hunebelle. 'Orloff y el hombre invisible', de Pierre Chevalier, ya se centraba más en los desnudos femeninos europeos de principios de los locos años 70, donde, si tengo que elegir la mayor locura de todas las propuestas invisibles, me quedo con la perpetrada por Antonio Margheriti en una coproducción europea protagonizada por Dean Jones: 'El hombre invisible' (Mr. Superinvisible).
Tras una serie de problemas de propiedad con la obra original, el concepto de hombre invisible se considera, a menos que se acerque al libro de manera demasiado llamativa, como libre de derechos. En ese momento, tras haber firmado un contrato con Universal, Bud Abbott y Lou Costello no tienen que preocuparse y se animan a visitar a los clásicos del estudio. Después de 'Abbott y Costello contra los fantasmas' llegaría el turno de 'Abbott y Costello contra el hombre invisible', película con algún aspecto visual en la onda de lo que haría mucho tiempo después Paul Verhoeven.
En 1987, la muy de culto 'Amazonas en la luna', presentaba entre su catálogo de atrocidades la brillante 'El hijo del hombre invisible', que sigue a un descendiente de la película de Whale (y por tanto basado en el trabajo de H.G.Wells), convencido de haber reproducido la fórmula de su padre. Ed Begley Jr. mimetiza a Claude Rains, y convencido de que se ha vuelto invisible, se embarca en un ridículo tras otro. Un corto ejemplar lleno de amor por el clásico de 1933.
Y es que el personaje invisible es carne de comedia. En 1972 Robert Butler dirige la producción de Disney 'Te veo y no te veo', en la que un ladrón roba a un joven Kurt Russell un spray experimental. El bueno de Steve Guttenberg también fue un héroe transparente en 'El hombre que nunca estuvo allí', película de Bruce Malmuth filmada en 3D. Malmuth venía de 'Halcones de la noche' camino de 'Difícil de matar', otro tipo de héroes.
Vuelve el hombre (invisible)
Tras varias series de televisión y algún tímido guiño (Woody Allen, por ejemplo), John Carpenter despierta a la indomable criatura con la incomprendida 'Memorias de un hombre invisible', otra adaptación de una obra muy distinta firmada H.F. Saint. Chevy Chase borda a ese cretino pagado de sí mismo que después de un incidente en un laboratorio científico se convertirá en el objetivo número uno de los malos agentes gubernamentales.
A pesar de un presupuesto colosal, el buen gusto y criterio cinematográfico de su director y la entrega de Chase y los efectos especiales, la película fue un fiasco. Eso sí, desde un punto de vista tecnológico, la película marcó un antes y un después en el género, contribuyendo a su manera a la inminente revolución que llegaría poco después con 'Parque jurásico'. Habla Bruce Nicholson, supervisor de efectos especiales:
"John vino a vernos a Industrial Light & Magic con este proyecto, y rápidamente entramos. Era necesario encontrar un enfoque adecuado para concretar lo que tenía en mente. Quería saber si podíamos aplicar tecnología digital al personaje del hombre invisible, y si podíamos obtener imágenes revolucionarias en el género. Él ya tenía un guión, y también quería ayuda con el guión gráfico de la mayoría de los efectos visuales".
"Nos ocupamos de este aspecto y ofrecimos hacer algunas pruebas en torno a los efectos digitales. Paralelamente, creamos varios conceptos muy elaboradas, que lo ayudaron a previsualizar su película. Tuvimos que hacer muchas cosas nuevas en este proyecto. Revisamos y discutimos la película original de James Whale y nos preguntamos cómo nuestras nuevas herramientas podrían afectar la puesta en escena. John tenía en mente algunos momentos clave, por ejemplo, ese momento en que el personaje totalmente invisible comienza a reaparecer gracias a la lluvia. Su visibilidad es revelada por el agua, y eso fue todo un desafío".
Violencia transparente y restos de serie
A mediados de los noventa, Fred Olen Ray, un tío con más de 150 créditos como director y que debutó con una película titulada 'Honey Britches' se marcó las infames 'Mama es invisible', al servicio de Dee Wallace, e 'Invisible Dad', con la recordada Karen Black. El mismo de la segunda desfachatez de Ray, Sony entregó las riendas de 'El hombre sin sombra' a Paul Verhoeven. El guión llevaba la firma de Andrew W. Marlowe, firmante de títulos no tan memorables como 'Air Force One' o 'El fin de los días'.
Lejos de la genialidad estridente que Edward Neumeier firmó para el director sobre los guiones de 'RoboCop' y 'Starship Troopers', Verhoeven se limitó a coger la pasta y asombrar a través de una puesta en escena primorosa en una película profundamente hueca. En lugar de hacer desaparecer a sus personajes como por arte de magia, Verhoeven optó por un proceso visceral y muy gráfico, mostrando capa tras capa del ser humano, siendo tan explícito como pudo.
La película de Verhoeven no fue el éxito que esperaban, lo que no impidió que unos años más tarde tuviéramos una secuela de videoclub con Christian Slater en medio del ajo. No estaban siendo unos buenos años para el personaje, que vivió un momento crítico en 2003, con dos estrenos que no dejaron contento a nadie: 'The Erotic Misadventures of the Invisible Man' y 'La liga de los hombres extraordinarios'. Esta última, sin ser una película que nadie vaya a querer eliminar para siempre (tal vez Alan Moore, claro), tampoco será especialmente recordada por nadie.
No se recuerda una aparición más tierna que la que ofreció Tim Burton en 'El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares', película que no estaba nada mal y en la que los verdaderos malos son en realidad una secta de accionistas en trajes. David S. Goyer, siempre agotador, adaptó 'Lo que no se ve (The Invisible)', poco más que un telefilm de sobremesa que no aportaba nada ni siquiera a su templada trayectoria.
Es posible que Leigh Whannell haya tomado buena nota de la historia de un personaje legendario al que el cine no ha sabido encontrar un hueco. Cerca estuvimos de un mastodonte a cargo de Universal (si 'La momia' llega a salir bien), pero es cierto que el director de 'Upgrade' (inédita en formato físico o salas de cine en España, claro que sí) se maneja como pez en el agua en formatos mucho más pequeños. Su anterior trabajo incluía todo lo que nos gusta del género, así que esperemos que su nuevo proyecto nos cautive de la misma forma. De momento, su tráiler nos ha volado la cabeza a todos.
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