"Hay que usar el cine para hacer que la tolerancia y el amor muevan el mundo". 'Las herederas', una película necesaria

"Hay que usar el cine para hacer que la tolerancia y el amor muevan el mundo". 'Las herederas', una película necesaria

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"Hay que usar el cine para hacer que la tolerancia y el amor muevan el mundo". 'Las herederas', una película necesaria

En 2018 se estrenaba en la competición de la Berlinale 'Las herederas', un delicado film acerca de la relación amorosa entre dos mujeres, que se destapa cuando caen en la ruina. La cinta se convirtió en un éxito inmediato y arrasó llevándose varios premios en el festival alemán, como el de mejor actriz para Ana Brun, el Teddy (mejor película LGTB) y el Alfred Bauer, otorgado a la película más innovadora.

Pese a tener un tempo complicado, merece la pena ver 'Las herederas', es una obra de una fuerza poco usual debido a su sutileza. Todo reside en las tres actrices protagonistas, que Marcelo Martinessi orquesta con un talento y sensibilidad excepcional.

'Las herederas' es una historia sobre la vejez y, especialmente, el amor. Una de esas películas que nos hacen darnos cuenta de lo importante que es escuchar voces de todas partes del mundo para entender todo tipo de conflictos morales y espirituales.

Lo verdaderamente maravilloso es la cantidad de cosas que cuenta sin necesidad de explicaciones o estirados diálogos. Es una película muy introspectiva donde las verdades se van exponiendo conforme avanza el metraje y profundizamos en las relaciones entre las protagonistas.

Por otro lado, destaca que Martinessi no necesite especificar la condición sexual cuando presenta a sus protagonistas, simplemente son personas que aman. Muy interesante resulta el delicado y despojado de clichés retrato de la feminidad que hace el director que, como se puede leer más abajo, está muy inspirado en las mujeres que le rodearon a lo largo de su vida.

En la pasada edición del Festival de San Sebastián pudimos hablar con su director y las tres actrices protagonistas, que destacaban especialmente lo importante que ha sido el éxito de la película para Paraguay.

"Tenía ganas de hacer una película que hable de Paraguay desde la intimidad". Marcelo Martinessi

  • El recorrido de 'Las herederas', salvando las distancias, recuerda un poco a 'Una mujer fantástica' el año pasado: nacida en Berlín, inaugura Horizontes Latinos en San Sebastián y es seleccionada por su país para el Óscar. ¿Sientes una especial responsabilidad cuando ves que la película llega tan lejos?

Marcelo Martinessi: De ningún tipo, uno hace lo que puede y si me preguntas esto refiriéndote a representar a Paraguay ya te digo que no. La película ha sido una satisfacción para todo el equipo porque nos costó mucho hacerla y esto no es un partido de fútbol, la película ya está hecha y todo lo que le pase es maravilloso.

Además, las actrices son tan fantásticas que es una forma maravillosa de dar a conocer un país tan invisible en muchos aspectos como es Paraguay. Es importante no sentir responsabilidad para sentirse liberados de tener que cumplir algún tipo de expectativa, siempre estaremos orgullosos de la película que hemos hecho.

  • ¿Crees que esta película te ha convertido en un referente del cine latinoamericano? ¿Tienes ya ofertas para próximos proyectos?

M.M.: Sí, una película estrenada en la Sección Oficial de Berlín, que tiene el recorrido y reconocimientos que ha tenido 'Las herederas' le da siempre una visibilidad muy importante al director que quizás ayude en su siguiente proyecto. Todos los años hay alguna película latinoamericana que da el pelotazo en todo el mundo, a veces poco promocionadas pero que se consideran joyas en su circuitos. Hemos sabido manejar muy bien este éxito, pero nada hará que olvidemos lo difícil que ha sido sacar adelante en Paraguay una película de estas características.

Ana Ivanova, Margarita Irún, Marcelo Martinessi y Ana Brun Ana Ivanova, Margarita Irún, Marcelo Martinessi y Ana Brun en Berlín
  • ¿De dónde viene esta historia y por qué decides contarla?

M.M.: Yo tenía ganas de hacer una película que hable de Paraguay desde la intimidad y yo me crié rodeado de mujeres y eso hizo que al sentarme a escribir lo primero que me saliesen fueran personajes femeninos. Admiro las mujeres que escriben Todd Haynes, Cassavettes o Fassbinder y me parecía bonito buscar dentro de mi país la posibilidad de hacer cine y así empecé a escribir esta historia conforme a referentes visuales.

Recuerdo especialmente la bandeja que sale al principio (igual a la que tenía una conocida) y el personaje de Piluca que escribí inspirándome en una conocida. Moldeé esa realidad y así pude hablar de un país que tiene muchas murallas sociales, por eso quise hablar de algo tan concreto y la premisa es una mujer que al ir a visitar a su pareja a la cárcel se da cuenta de que siempre ha vivido en una y, a partir de ahí, deberá encontrar su proceso de liberación.

  • En tu película hay un trabajo de sonido muy minucioso ¿Qué buscabas contar con ello?

M.M.: Nuestro sonidista se preocupó de poder recrear cada sonido en plató y así no tener que recurrir a una biblioteca que hiciese todo menos real. En el coche teníamos 5 micrófonos por ejemplo, se trabajó mucho en rodaje, y en postproducción nos dimos cuenta de que toda la película estaba quemada por sonidos externos que estaban relacionados con la mente del personaje de Ana Brun que mostraba la inestabilidad emocional en la que vive y, por otro lado, era una forma de darle atmósfera a escenas como la de la masturbación donde el sonido se prolonga hasta la secuencia siguiente.

Todo es tan sutil que el sonido te permite entender todo y por ello es tan emocional para personas con especial sensibilidad auditiva. También decir que muchas de estas cosas no estaban planificadas y fueron ideas que surgieron en rodaje, como la música de Tchaikovsky en el taller porque nos dimos cuenta que todo lo que contábamos era tan sutil y que el argumento como tal importaba tan poco, que había que reforzarlo de alguna otra forma porque entendíamos que el estímulo que genera un sonido puede ser mucho más poderoso y fuerte que el de cualquier imagen.

Marcelo Martinessi y Ana Brun durante el rodaje
  • ¿Cuál es la situación de los derechos LGTB en Paraguay? ¿Por qué decidiste tratarlo desde la tercera edad?

M.M.: Según iba avanzando la producción fui descubriendo cosas como que en cárceles de mujeres no se permite que otras mujeres hagan visitas privadas, pero a un hombre y una mujer sí. La situación de la gente LGTB es muy precaria, pero colectivos como AIREANA o Somos Gays están haciendo un trabajo increíble tanto a la hora de reconocer derechos como a la hora de ayudar a personas que están muy solas.

También hay una iniciativa que se llama Arogendú que es un teléfono para llamar en caso de que se necesite asistencia por problemas laborales o familiares, y es algo verdaderamente hermoso en un país como Paraguay. Dentro de la precariedad, el activismo es muy admirable.

La decisión de la edad tiene que ver con la forma en la que el tiempo pasa en la película; las arrugas de las actrices, entre otras características físicas, son las que permiten reflejar ese paso del tiempo y me parecía algo crucial si se quería hablar de la historia de un país porque hace falta que se cuente desde el punto de vista de personas que han vivido muchos años.

Una crisis de pareja después de muchos años viviendo juntas podía abrirnos la puerta a muchas otras historias y eso es algo que me atrae mucho. Adoro sentarme a escuchar historias de gente mayor y por eso en ningún momento me pregunté a mi mismo por qué las había escrito ancianas.

  • ¿No crees que, de cara al resto del mundo, puede ser algo verdaderamente útil una película como la tuya?

M.M.: Creo que sí porque la película trata el tema con naturalidad, dos mujeres que viven en pareja sin que su orientación sexual sea lo medular, ya es algo muy fuerte porque aparece normalizado desde el principio. Es lo más importante que podíamos ofrecer desde un país homofóbico como Paraguay.

Y digo homofóbico porque cuando la película se estrenó, pese al apoyo de la prensa y los sectores progresistas, en la clase política hubo voces discordantes hasta el punto de que nos invitaron al congreso a reconocernos el mérito y una senadora [Zulma Gómez] empezó a gritar: "Lo siguiente que nos vais a pedir es que los putos puedan casarse". Una terminología medieval, aunque seguro que en el medievo tampoco hablaban así.

Aun así la película fue muy bien, 14.000 espectadores, estrenamos en abril con la euforia de Berlín, pero lo verdaderamente importante es el debate que ha generado. Una película puede romper prejuicios y 'Las herederas' es una película que precisamente habla de eso, y me alegra pensar que muchos espectadores se hayan planteado cosas tras su visionado.

Cuando uno intenta explorar las carreras de las tres actrices protagonistas, Internet está desierto. De Ana Brun podemos leer que actúo hace muchos años pero que tras casarse con un político se apartó de la interpretación, su personaje en 'Las herederas' tiene muchas similitudes con su vida real y por eso decidió aceptar el trabajo.

Las Herederas

"El arte es una herramienta necesaria para fomentar la diversidad". Ana Ivanova

  • Ana, ¿cómo ha sido tu regreso a la interpretación después de tantos años?

Ana Brun: Mi currículum es muy modesto al lado de mis compañeras. Hice teatro, pero para mi nunca fue una profesión. Mi vida siempre ha sido muy similar a la de mi personaje y siempre ha habido otras personas delante de mí. De repente, me vino la invitación a la película, cuando hacía años que no iba al teatro y fue algo increíble. En primer lugar dije que no porque la temática me parecía muy conflictiva, pero cuando acepté me di cuenta de que era la última sorpresa que me tenía guardada la vida.

  • Pedimos a Margarita Irún y Ana Ivanova que nos hablen de sus trayectorias.

M. Irún: Llevo más de 50 años trabajando pero este es mi segundo largometraje, he hecho mucha televisión pero mi pasión es el teatro porque adoro el feedback entre el actor y público. Aposté por esta película, por Marcelo y el guion porque me di cuenta que merecía la pena y podría aprender cosas nuevas. Soy muy exigente conmigo misma y con los que me rodean, y moverme del escenario al cine suponía todo un reto y desde que leí el guión me di cuenta que iba a ser muy interesante toda la técnica que requiere el teatro para pasar a la naturalidad, silencios, miradas y el potencial dramático que requiere una película como esta.

A. Ivanova: empecé hace 19 años, pero sólo los últimos 10 he podido vivir de esto, lo que en Paraguay supone todo un desafío especialmente si eres una mujer mayor. He hecho teatro, televisión, 7 películas y más de 50 cortos, pero para mí esta película implica todo un cambio y un desafío y lo notaré en mis siguientes trabajos porque ha sido algo muy relevante allí.

  • ¿Qué sentisteis al leer este guion que liberaba sexualmente a dos mujeres tan mayores?

M. Irún: Fue el guion lo que hizo que aceptase y soy muy exigente con ello, más a mi edad. Sentí que visibilizaba a la mujer desde otro punto, pero sobre todo era una película sobre el amor en función de deseos y sueños, en el caso de mi personaje desde el poder también. Todo esto fue vital, porque es una fase muy defenestrada y olvidada, y Marcelo sabe hacer que eso explote en la pantalla y por eso está siendo tan aplaudida.

A. Ivanova: Todo un desafío, tuve una prueba con Ana Brun y a partir de ahí construimos a mi personaje intentándonos alejar de los clichés hollywoodienses. Exploramos el deseo contenido y eso fue un desafío porque era todo lo que Marcelo quería y eso es muy importante porque al final la película es suya. Yo he trabajado mucho con comunidades LGTB y no era algo que me importase porque creo que hay que usar el cine para hacer que la tolerancia y el amor muevan el mundo, y el arte es una herramienta necesaria para fomentar la diversidad.

Las Herederas
  • ¿Sentís una responsabilidad social?

A. Ivanova: Mucha, de hecho, hemos utilizado nuestra imagen para muchas causas, hemos leído el Manifiesto del Teatro en Paraguay... Ayudamos a visibilizar a aquellos seres humanos que buscan un mundo mejor para todos.

A. Brun: El problema es que nuestro país es invisible, no se lo conoce por nada y por eso es tan importante la película. Nuestro pueblo ha sufrido mucho y ha estado muy sometido, por ello que aparezca un fenómeno como este ha hecho que la gente enloquezca.

A. Ivanova: Sí, y la película planteó el debate a favor de una ley contra cualquier forma de discriminación.

A. Brun: Había una doble moral porque muchas personas querían ser partícipes de este éxito pero no aceptaban la temática LGTB de la película. Película que no cuestiona nada, sólo normaliza.

A. Ivanova: Exacto, humaniza y ese es el mayor miedo que se le tiene, que las humaniza tanto que las amas a todas.

M. Irún: Nuestro Paraguay tiene mucho talento en cuanto a arte, el problema es la visibilidad y la publicidad, y por ello es tan importante que haya pasado esto con 'Las herederas' y hemos de saber aprovechar esta situación para darnos a conocer en el exterior y cambiar las mentes en nuestro país.

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