La espera —¡por fin!— ha terminado. Harry Potter y la Orden del Fénix ya está aquí. ¿Ya han compardo sus entradas?
En la tercera quinta entrega de esta saga, el aprediz de mago favorito de todos regresa a Hogwarts, para cursar su quinto año de Artes Ocultas y descubre que su credibilidad y reputación están en su nivel más bajo. Concretamente, se rumora que su enfrentamiento con Lord Voldemort no son más que patrañas. Para colmo, Harry tendrá que vérselas con la nueva profesora Dolores Umbridge, algo así como el fascismo hecho mujer.
En algún lado he leído que se trata de la película de Potter más oscura, aunque la mejor.
Henderson emprenderá una investigación que se transformará en un viaje iniciático hacia corazón de las tinieblas del mundo de la comida chatarra. Y lo que habrá de encontrar, definitivamente, no le gustará. Noticia: abstenerse quienes detestan el cine y el estilo de Richard Linklater.
Obras en casa, de Brigitte Roüan. Chantal Letelier, personaje interpretado por Carole Bouquet, bella abogada progresista, es una adalid de los derechos de los inmigrantes ilegales parisinos. Un día decide contratar al arquitecto colombiano, a quien le acaba de conseguir su permiso de trabajo. El joven arquitecto trae entonces a sus compatriotas indocumentados a trabajar con él. Y, desde luego, el choque de clases no se hace esperar.
Se trata de uno de los resultados del último experimento de Lars von Trier, en el que varios directores debían hacer varios filmes con los mismos actores —interpretando los mismos personajes— y las mismas locaciones, en Glasgow. Etriquetada con frecuencia como una Rear Window tecno, el filme cuenta la historia de Jackie, operadora de un sistema de vigilancia que pasa sus días frente a un monitor, vigilando lo que sucede en las calles, pero emocionalmente desconectada de aquellas imágenes. hasta que un buen día, su pasado aparece en aquellas pantallas.
A partir de allí se desarrollará un drama thrilleroso de obsesión y venganza. Si yo fuera al cine este fin de semana, sería mi primera opción.
Protagonizada por Jorge Perugorría, este filme del maestro Solás ha sido descrito como una historia de luchadores que se rebelan ante su incierto destino, pero al mismo tiempo el retrato de una país en un momento "en el que es muy difícil mantener la dignidad", aunque vale la pena intentarlo y una declaración de amor hacia una de las más bellas ciudades del mundo, La Habana.
La película no se arriesga ni lo más mínimo en ninguno de sus planteamientos. Estamos ante un film blando de cabo a rabo. Nada lo diferencia de cualquier estrenos tv de un domingo por la tarde, ni siquiera la mencionada secuencia lésbica.
La sensibilidad a la hora de retratar estas historias de amor, le hizo merecer a Septiembres un premio especial del jurado en el Festival Internacional de Miami. Este fin de semana también me iría a ver este filme.
Hana, de Hirokazu Koreeda. A principios del siglo XVIII, el joven samurai Aoki Sozaemon viaja a Edo (el Tokio antiguo) para vengar la muerte de su padre. Pésimo con la espada y renuente a cumplir su misión, su paso por un barrio miserable de Edo hacer cambiar al joven, quien ahora aprecia la vida y comienza a cuestionar su misión y la pertinencia de la venganza.
Resulta que, según la policía, el consumado estafador Kelvin ha muerto en un accidente de tránsito mientras iba camino a visitar a su hermana Isold (Julia Stiles). Pero Holt no cree una sola palabra del reporte policíaco y va decidido a averiguar la verdad oculta en el asunto.
Next Door, de Pål Sletaune. Esta coproducción danesa sueca noruega, cuenta una historia con un transfondo de sadomasoquismo entre John y sus dos atractivas y retorcidas vecinitas.
Once in a Lifetime de Paul Crowder y John Dower cuenta la historia de la rara oncena, fruto de la obsesión de Steve Ross, entonces presidente de la Warner Bros, por popularizar el fútbol en suelo americano.
Pero no todo podía ser perfecto: Max, quien sufre un cáncer de páncreas en fase terminal, le quedan dos semanas de vida...
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