La fiebre de los reestrenos sigue dando sus frutos y los cinéfilos van a comer bien este verano. Coincidiendo con los 30 años desde su llegada a cines, vuelve a la gran pantalla remasterizada a 4K tres de las películas más importantes de la historia del cine europeo. Tres obras tan visualmente icónicas como profundas: la trilogía de los tres colores dirigida por el polaco Krzysztof Kieślowski.
Será Wanda Films la que se encargue de la distribución y son ellos los que lo han lo han anunciado en redes. Las tres películas se estrenarán en tres semanas de julio, 'Azul' el 5 de julio, 'Blanco' el 12 de julio, y 'Rojo' el 19 de julio. Esta iniciativa se ha hecho coincidiendo con el aniversario de 'Blanco' y 'Rojo', ambas estrenadas originalmente en 1994, mientras que en otros países se decidió conmemorar el año pasado coincidiendo con el estreno de 'Azul' en 1993. Pero, ¿por qué estas películas son tan importantes?
Un estudio indispensable sobre la condición humana
La trilogía de Kieślowski es una poco convencional. Las tres películas no siguen un hilo conductor narrativo ni necesariamente temático, tampoco comparten protagonistas, y cada una experimenta con tonos ligeramente distintos. Los colores que les dan nombre hacen referencia a los de la bandera de Francia, así como a los lemas principales de la República (libertad, igualdad y fraternidad). Pero esto es un mero pretexto y según Kieślowski, más una estrategia para vender el proyecto a los inversores (franceses) que algo que las cintas sigan a rajatabla.
En su momento fueron tres "películas evento" que revolucionaron el mundo del cine artístico de un modo que no se ha vuelto a conseguir. Las tres películas se escribieron, filmaron y editaron en menos de tres años, y se estrenaron consecutivamente en los festivales de Venecia, Berlín y Cannes. Para cuando se estrenó la tercera, fue nominada al Oscar por mejor dirección, mejor guion y mejor fotografía.
'Azul' está protagonizada por Juliette Binoche, y es la historia de una mujer en duelo tras sobrevivir a su marido y su hija en un accidente de coche, y cuyo fuerte estado de depresión se ve únicamente sacudido al reencontrarse con Olivier, un viejo amigo enamorado de ella. 'Blanco' cuenta la historia de Karol (Zbigniew Zamachowski), un inmigrante polaco en París que se ve forzado a rehacer su vida cuando su mujer se divorcia de él por ser impotente. 'Rojo', por último, es la más indescriptible de las tres, y sigue a Valentine (Irène Jacob), una joven modelo en Ginebra que entabla una relación con un juez retirado.
Las tres películas, pese a sus diferencias, están llenas de ecos que resuenan entre sí. Un accidente en 'Rojo' nos recuerda al detonante de 'Azul'. Algunas películas presentan diferentes caras de una misma premisa, como el luto de Julie tras haber perdido a su marido en 'Azul', frente a los sentimientos de confusión y abandono de Karol en 'Blanco' al haberlo dejado su esposa. Quizás relevante al espíritu rebelde de la bandera en la que está basada, las tres películas giran de algún modo alrededor de la idea de emancipación, tanto interna como externa.
La propuesta arrebató a las audiencias de todo el mundo en su lanzamiento por su radical propuesta cinematográfica y estética, especialmente entre los norteamericanos, con los que siempre es más difícil que se inclinen a ver cinematografías ajenas a la suya, y sigue siendo considerada por la mayoría de la crítica como una trilogía esencial de la historia del cine. En la lista de Empire de 2022 de las mejores trilogías de la historia, la ponen en el puesto 11 de 33.
La muerte de Kieślowski en 1996 no hizo más que elevar el estatus de culto de su trilogía, que se quedó como obra magna de su filmografía. Una que seguía explorando las ideas (y que también resuena mucho) con 'La doble vida de Verónica', otra de sus películas más memorables. Curiosamente, el cineasta polaco empezó trabajando en el terreno del documental, pero con el tiempo quiso aventurarse a la ficción, resultando en un tipo de narrativa muy única que sigue siendo relevante en nuestros días.
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