Que quede claro que ni soy un fan de Terrence Malick, ni tampoco un detractor. De sus cuatro películas, dos me gustan y las otras dos no. 'Malas Tierras' es una maravillosa road movie. 'La Delgada Línea Roja' es cine bélico como pocas veces se ha visto, con un trabajo actoral de primer orden. Por otro lado, 'Días del Cielo' me parece un film demasiado preciosista que se pierde en la forma. Pero con 'El Nuevo Mundo' creo que Malick se ha superado, y ha hecho lo impensable: una película que dura poco más de dos horas y cuarto, y parece que son cinco. Un coñazo soporífero capaz de aburrir a las piedras. Es más, os invito a que lleveis piedras al cine, y comprobareis que se aburren. Ejerco mi derecho de reclamar un premio o algo parecido por haber aguantado tremendo tostón. Creo que todos aquellos que han aguantado hasta el final deberían recibir una medalla. Evidentemente me refiero a los que no hemos disfrutado con la película, por la razón que sea. Porque sí hay gente que, dejándose llevar por el poder de las imágenes, han entrado en la historia del film, y les ha parecido magnífico, como mi famoso compañero periodista profesional deportivo, que ha entrado en el juego de Malick, y ha salido encantado del Cine. Pero yo no.
El film narra como en el siglo XVII, ingleses llegan a tierras americanas vírgenes, y entran en contacto con indios nativos del lugar. Claro que esa podría ser la excusa para contar realmente una historia de amor entre el explorador John Smith y una nativa del lugar. Claro que esa podría ser la excusa para hablar de la diferencia y el choque entre distintas culturas. Claro que esa podría ser la excusa para hablar sobre la inocencia en todos sus aspectos, sobre los sentimientos puros antes de ser corrompidos por los avances o la cultura. Claro que esa podría ser la excusa para realizar una sucesión de postales bonitas y encandilar al público, o aburrirle.
Malick opta por el mismo ejercicio que efectuó en su anterior película, realizando un film muy similar en muchos aspectos, sobre todo en lo que respecta a la utilización de las voces en off de distintos personajes, y que aquí, a parte de incompresiblemente inútiles, terminan cargando bastante y uno se desespera cada vez que la vocecita de turno suena, cosa que ocurre muchas veces a lo largo de la proyección.
Parece ser que al film le faltan unos 20 minutos que fueron recortados por la New Line para su distribución en las salas comerciales. Bueno, no sé si es por eso, pero la película adolece de fallos de montaje descomunales. Al principio es bastante apresurada e incluso confusa. Los personajes son introducidos a la buena de Dios y sin un porqué específico. Personajes que por otro lado, no resultan mínimamente atractivos, y con los que no se conecta en ningún momento.
No voy a negar que la película posee algún pasaje enormemente bello en lo que respecta a lo visual. Con justicia fue nominada al Oscar a la mejor fotografía. Sin embargo todo resulta desastrosamente vacío, ya que esos pasajes, bonitos en lo formal, no transmiten absolutamente nada, y uno termina por cansarse de tanta postal bonita. Tampoco voy a negarle que un par de actores están francamente bien. Me refiero al gran Christopher Plummer, que él solo llena la pantalla, y a Christian Bale, uno de los mejores actores de su generación. El problema es que cuando Bale entra en escena, lo hace como por arte de magia, y toda su parte hace que el film se quede estancado sin avanzar hacia ninguna parte. Bueno sí, hacia donde te llevan los pensamientos trascendentales de los personajes, que caminan mezclados con preciosistas imágenes hacia una final eterno, verdaderamente insoportable, y donde a uno le dan ganas de aplaudir porque la película por fín se ha acabado.
Colin Farrell es un actor que normalmente me suele gustar, pero aquí está inaguantable. En un principio no sabes qué diantres pinta en la historia. Luego vas viendo que su personaje tiene cierto peso. Es esa parte donde es inevitable no acordarse de 'Bailando con Lobos'. Luego desaparece, luego vuelve, y siempre con la misma cara de amargado y enormemente inexpresivo. Evidentemente no tiene nada que hacer al lado de la belleza y la naturalidad de Q'Orianka Kilcher, que interpreta a Pocahontas, quizá el verdadero descubrimiento de la película. Enseguida se adueña de la simpatía del espectador, aunque la evolución de su personaje es bastante incomprensible, y protagoniza un numerito final que verdaderamente quita de quicio.
Malick se ha ahogado en su propio universo. Ha sabido conjugar bien algunos elementos, como por ejemplo la música, pero ha abusado prácticamente de todo y como resultado le ha salido un film demasiado cargante y redundante.
Una mala película, cuyo visionado es un verdadero suplicio, una completa agonía. Uno se alegra profundamente cuando la voz en off se termina, y más aun cuando salen los títulos de crédito. Una pena, porque yo personalmente, me esperaba muchísimo de esta película.