No os dejéis desanimar por el protagonismo de Josh Hartnett. El chiquillo que, hasta ahora, sólo había demostrado que era guapo y que no se le daba muy bien eso de actuar, en este caso, sorprende con una interpretación comedida y correcta. Rodeado por grandes figuras del cine como Bruce Willis, Morgan Freeman, Sir Ben Kingsley y Stanley Tucci, y acompañado por Lucy Liu, de quien no se puede decir exactamente que sea grande, pero cuya figura probablemente sí elogiarán muchos; el joven se pasea semidesnudo durante un buen trozo de película, lo cual es de agradecer (y con esto quiero compensar el chiste machista sobre la actriz neoyorquina de padres chinos). Un poco más tarde consigue que le rompan la nariz y según avanza el filme, continúa siendo humillado y utilizado.
Pero tonterías aparte, el guión de ‘El caso Slevin’ (‘Lucky Number Slevin’, 2006) es uno de esos que se disfrutan como pocos. Sin llegar a estar a la altura de las grandísimas ‘Sospechosos habituales’ o ‘El sexto sentido’, sí se puede decir que se acerca a su capacidad de sorpresa con el giro final. En cuanto a su estructura, su ritmo y la soltura de sus diálogos (que probablemente perderán mucho en el doblaje) y también por tener un actor en común, recuerda ligeramente a ‘Pulp Ficition’. Es cierto que el guión, de Jason Smilovic tiene trampas, pero sería imposible señalarlas aquí sin desvelar parte o toda la sorpresa. Aunque todo hay que decirlo: sólo con haberos advertido de que va a haber una sorpresa, ya os la estoy medio adelantando, pues iréis al cine con mil ojos pensando por dónde va a salir el giro y así seguro que lo adivináis.
El trailer ya puede verse. La película estará en nuestras pantallas desde el viernes, 7 de abril.
Con cuidado de no destripar nada, trataré de resumir el comienzo: Slevin llega a la ciudad tras haber perdido su trabajo y haber sido abandonado por su novia. Su idea es alojarse momentáneamente en casa de su amigo Nick Fisher. Cuando llega, la puerta estaba abierta, así que decide entrar y darse una ducha. Lucy Liu, interpretando literalmente a la vecina de al lado, entra a pedir azúcar y conoce a este joven que sólo lleva una pequeña toalla alrededor de sus caderas. Inician una charla gracias a la que conocemos los datos que acabo de dar: su llegada a la ciudad, el motivo de venir, etc… Cuando la vecina va a volver hacia su casa, retrocede porque se había olvidado del azúcar y pilla al joven completamente desnudo. Así que no nos extraña que esse mismo día, le pida quedar para cenar.
Un rato después, un par de matones entra en la casa creyendo que Slevin es Nick Fisher, el dueño. Le llevan a hablar con El Jefe (Morgan Freeman). Aquí es muy importante apuntar (aunque ya lo haya dicho) que durante todo el viaje y la entrevista, Hartnett no lleva puesto nada más que la toalla. El jefe está enfadado porque la banda de El Rabino (Sir Ben Kingsley) ha matado a su hijo. Así que obliga a Slevin a que mate a La Reinona, hijo de El Rabino, como venganza. Slevin se ve desde ese momento envuelto en una guerra de bandas de la que no puede zafarse porque su amigo, Nick Fisher, con quien todos le confunden, les debía dinero tanto a unos como a otros.
Su director, Paul McGuigan, hasta ahora se había encargado de ‘Obsesión' ('Wicker Park’), remake de la coproducción hispanofrancoitaliana 'El apartamento', protagonizado también por Hartnett y por la actriz alemana Diane Kruger. Esta cinta era otro thriller con confusión de identidades y reminiscencias de 'Vertigo', de Hitchcock, sin embargo, no estaba muy lograda y el protagonista de ’40 días y 40 noches’, ‘Black Hawk derribado’ ('Black Hawk Down') y 'Hollywood departamento de homicidios' (‘Hollywood Homicide’), no resultaba muy convincente. McGuigan -- que, por si no lo habíais adivinado por su apellido, es escocés -- cuenta con pocos títulos en su filmografía y uno de ellos, ‘El misterio de Wells’, es una coproducción hispanobritánica, protagonizada por Paul Bettany y Marián Aguilera, y con no demasiada buena pinta.
Así que ‘El caso Slevin’ no sólo sorprende por su trama, sino también por los buenos resultados en la dirección y la interpretación del protagonista. Probablemente el guión ha ayudado mucho y el director, que no hace una mala labor en cuanto a realización, ritmo, puesta en escena y dirección de actores, aún se está engrasando. Por lo tanto, si sus futuros trabajos siguen la línea de su última película, debemos atender con interés a ver qué más puede ofrecernos.