Y realmente eso empieza a ser un rumor que nos suena como muy lejano en el tiempo, en la memoria. Atrás quedan películas como 'Cuenta Conmigo', indudablemente la mejor adaptación de una novela de Stephen King; o 'Algunos Hombres Buenos', magnífico thriller judicial excelentemente interpretado; e incluso 'La Princesa Prometida', para todos aquellos que la adoran. Esas y alguna más eran pruebas reales de que Rob Reiner sabía dirigir, de que hacía muy buenas películas. Claro que los años pasan, uno envejece, y se pierden facultades (sí, ya sé que no a todos les pasa lo mismo), y ahora este director parece estar perdido, y su enorme sosería detrás de las cámaras es su signo de identidad más relevante.
Sarah Huttinger es una mujer que asistiendo a la boda de su hermana menor, descubre que su madre y abuela inspiraron la película 'El Graduado'. Movida por una enorme curiosidad, no parará hasta dar con el hombre que sedujo a las dos mujeres más importantes de su vida.
No voy a negar que la premisa del film es de lo más original. Una historia que versa sobre la verdadera identidad de los personajes del mítico film de Mike Nichols, no deja de tener su atractivo. Sin embargo, viendo la película uno se da cuenta de que le han vendido gato por liebre, o que el guión de Ted Griffin debía de tener mucha más mala leche de la que el film nos muestra. El porqué la película termina siendo una comedia romántica más de esas que tanto abundan en la cartelera, puede que sea un misterio. O no, si tenemos en cuenta el detalle de que Griffin iba a ser su director, pero al poco de comenzar el rodaje fue despedido por su productor, Steven Soderbergh, relegándole simplemente a guionista, que no es poco, y cediendo la dirección a Reiner. Lo curioso del asunto es que podriamos haber esperado cosas buenas de esta película al comprobar que la dirigía Reiner. Alguien que ha dirigido tan bien, no puede estar en un bache creativo tanto tiempo, y esta película parecía una buena oportunidad para demostrar a todos que todavía estaba en buena forma. Incluso, la decisión de Soderbergh no era, en principio, del todo equivocada: confiar en un novato quizá era demasiado arriesgado, y confiar en alguien que ya lleva sus años en el negocio, era jugar sobre seguro. Al final, Soderbergh se ha equivocado por completo, pero lo que es cierto es que nunca sabremos qué es lo que hubiera hecho Griffin con su propio material.
Pues los pocos aciertos de la película, están en algunas de sus propuestas argumentales. Para empezar, el punto de partida, ya comentado, pocas veces se ve. Y algunas situaciones posteriores, protagonizadas por Jennifer Aniston y Kevin Costner, también. El problema es que sólo son propuestas, nunca son desarrolladas y mucho menos tratadas con algo de personalidad. Parece como si hubieran cortado todo lo interesante de la historia, y se hubieran quedado con lo más convencional. Si a eso sumamos, la poca energía de Reiner tras las cámaras, pues el resultado es sinceramente, poca cosa. Aunque no creo que esto coja a nadie por sorpresa. Mucho me temo que todos estamos de acuerdo en afirmar que no nos esperábamos gran cosa de esta película.
Respecto a los actores, decir que los mejores sin duda son, Shirley MacLaine, derrochando genialidad siempre que aparece, y con las mejores frases del guión, por supuesto. Es una pena que su personaje haya sido reducido a cuatro intervenciones sin ningún tipo de peso. Y Kevin Costner, quien está viviendo una etapa de madurez interpretativa muy interesante, pero con el problema de intervenir en películas como ésta, que no aportan nada a su carrera, la cual últimamente no goza de demasiados éxitos.
Les acompañan Jennifer Aniston, que lucha poderosamente por quitarse su imagen de 'Friends' de encima, cosa que creo le llevará mucho tiempo, porque aquí da la sensación de que en cualquier momento van a aparecer de cualquier esquina, Ross, Chendler, Mónica y compañía, para darle algún consejo. Interpretando a su prometido, Mark Ruffalo, quien últimamente anda con cara de empanao, y parece haberse olvidado de que es un actor. Richard Jenkins quien podría haber estado mucho más divertido. Christopher MacDonald, totalmente desaprovechado. Y Mena Suvari, de la que es mejor no hablar.
Una floja película, con algún detalle aislado casi genial, como una conversación telefónica a cuatro voces, y que sólo servirá para contentar mínimamente a los fans de alguno de sus actores. O quizá ni eso.