Es prácticamente imposible concebir la industria cinematográfica contemporánea sin tener en consideración elementos como las franquicias, los universos compartidos y, muy especialmente, los superhéroes. Desde el estreno de 'Iron Man' en 2008, los estrenos de este subgénero han ido creciendo exponencialmente, y se han convertido en grandes baluartes tanto para Disney como para Warner Bros.
Por suerte, en medio del férreo duopolio de Marvel y DC sobre las adaptaciones de cómics, el desembarco en el sector cinematográfico de Valiant, compañía fundada en 1989 por Jim Shooter —antiguo Editor en Jefe de La casa de las ideas— y Bob Layton, y resucitada en 2005 bajo el nombre de Valiant Entertainment, ha supuesto un necesario soplo de aire fresco en el sector.
Sin esperar prácticamente nada de ella, 'Bloodshot', la primera adaptación de la viñeta a la gran pantalla de una licencia Valiant, ha conseguido abrirse un hueco hasta mi corazón saturado de héroes enmascarados y superpoderes gracias a su humilde sentido del espectáculo y a un espíritu que se niega a maquillar su descendencia de la acción ochentera de serie B más desenfadada.
Hachedós
No negaré que, desde que se publicaron los primeros materiales promocionales, mi desconfianza hacia 'Bloodshot' se disparó hasta el punto de esperar un batacazo de los gordos a nivel creativo. El largometraje parecía combinar componentes narrativos vistos una y mil veces con una aproximación formal y estilística propia de principios de la década de los 2000.
Hasta cierto punto, mis sospechas no iban demasiado desencaminadas, porque el salto al largo de Dave Wilson no deja de caer en los tópicos, clichés y pantanos estructurales de las historias de orígenes superheróicas mientras envuelve todo con una estética cyberpunk algo trasnochada. No obstante, casi por arte de magia, el realizador ha sabido no sólo sobreponerse a estos obstáculos, sino también, utilizarlos a su favor hasta cierto punto.
A medio camino entre el relato bioético de la 'Robocop' de Paul Verhoeven, las habilidades de regeneración y el ansia de venganza de Lobezno, y el blockbuster actual más genérico, 'Bloodshot' termina ofreciendo un cóctel de acción y comedia para —casi— todos los públicos que, pese a no destacar por su originalidad, se las apaña para ofrecer poco menos de dos horas de diversión directa y sin pretensiones.
Esto, además de canalizado a través de un reparto que parece estar pasándolo en grande escena tras escena —mención especial para un Vin Diesel cuyo personaje le va como anillo al dedo—, se logra gracias a la rítmica sucesión de set-pieces. Unas secuencias claramente elaboradas y cuidadas sobre el papel, pero cuya puesta en práctica dista de ser perfecta debido a un montaje excesivamente caótico y fragmentado.
No podemos olvidar que 'Bloodsot' es una producción presupuestada en unos irrisorios 42 millones de dólares. Teniendo esto en mente, es más que evidente que Wilson extrae oro de cada centavo, sacando el máximo rédito a su trayectoria en el sector de los VFX, y traduciendo las limitaciones logísticas en un show de lo más resultón y estimulante con un diseño de producción más lúcido de lo que cabría esperar.
Con 'Bloodshot' estamos ante una de esas producciones que significan mucho más de lo que puede parecer a simple vista. Pese a resultar un simple —y divertidísimo— refrito de ideas vistas en infinidad de obras congéneres y de no estar destinada a perdurar en la memoria del respetable, esta modesta apuesta de Valiant se muestra lo suficientemente inspirada como para que se pueda entrever algo de luz más allá del continuísmo formulario de Marvel y DC. Y eso, hoy en día, es mucho decir.
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