'Barbie' es mucho más que color rosa y feminismo pop: los dilemas de ciencia ficción seria que plantea el bombazo con Margot Robbie van desde 'Matrix' a 'Inteligencia Artificial'

La película de Greta Gerwig es un éxito de taquilla que esconde una propuesta de cine fantástico existencialista más oscura de lo que parece

Barbie’ se ha convertido en un fenómeno mundial, un éxito de taquilla inesperado que además de ayudar a 'Oppenheimer' ha cogido a muchos por sorpresa. Es una adaptación de acción real de un juguete, y eso no es exactamente novedoso, podría ser la contrapartida femenina de ‘Masters del Universo’, pero lo que llama la atención es que es un producto donde cabe el espectáculo pop, la comedia absurda, el contenido feminista, la parodia y la sensibilidad del cine de autor de su directora, Greta Gerwig. Una combinación que quiere ser todo a la vez y sale victoriosa en bastantes ocasiones.

Sin embargo, algo que se está pasando por alto es que, bajo su lluvia de gags, colorines y números musicales, ‘Barbie’ es puro cine fantástico con ramificaciones de ciencia ficción de larga tradición. Aunque muy basada en ‘El mago de Oz’, y con una gran influencia de los cuentos de hadas en pantalla, especialmente ‘Cascanueces’ o ‘Babes in Toyland’, en su núcleo hay una aguda inversión de los temas planteados en ‘Las esposas de Stepford’, que incluso puede asumirse como una mirada luminosa de la ‘Inteligencia artificial’ de Steven Spielberg, en la que un pequeño androide iniciaba un viaje en busca del sentido de su existencia.

SPOILERS DE LA PELÍCULA EN TODO EL TEXTO

Teniendo en cuenta que aquella se basaba en una idea desarrollada por Stanley Kubrick, parece que la parodia de ‘2001: una odisea en el espacio’ va un poco más allá de lo que parece a simple vista, ya que tiene bastante que ver con la idea de la creación y la falta de libre albedrío que plantea la película. Y es que Gerwig se asienta en grandes tropos del género bajo una pompa de chicle que pueden pasar por alto por su tono atolondrado y cómplice con la vacuidad del proceso de juego con muñecas, cambio de conjuntos y peinados etc.

Más allá del arco iris rosa

Este tono marcadamente naif a veces maquilla el angustioso dilema de la protagonista, que no es capaz de asumir la imperfección como característica por estar programada para encarnar todos los estereotipos femeninos según cánones casi de divinidad, condenada a mantenerlos eternamente en una exigencia que solo tiene sentido en su mundo. Por supuesto, este trasfondo es un hilo conductor de una película bastante impredecible y loca, que desparrama todo su discurso de género de la forma más divertida posible.

No todos los chistes funcionan igual, pero cuando da en el clavo es hilarante y un festín para los ojos. Pero mientras todo es color, música, humor slapstick y sátira de los estereotipos de la masculinidad tóxica, el personaje de Margot Robbie solo es cada vez más consciente de su plasticidad, iniciando un viaje en busca de los dioses digno de mitología griega, solo para descubrir que su realidad se desmorona conforme se percata de que su día a día como icono de la mujer 10 es defectuoso e irreal.

A diferencia del androide de ‘Inteligencia artificial’, Barbie no afronta la búsqueda o significado del afecto o el amor, sino asumir el significado de la propia mortalidad, puesto que ella misma no es sino una idea encarnada ¿Cómo puede una idea asumir la muerte? Solo aceptando la degradación de su propia naturaleza. Su idea es una recreación ideal de exigencias que sirven como estándares inalcanzables y, fuera de su mundo, las mujeres han pasado el punto en el que necesitan esa meta, tanto que odian su concepto, su ideal “casi fascista” de feminidad.

La muerte de un ideal que tiene autoconciencia

Esa decadencia de Barbie como noción permite que su función de modelo generacional colapse, por lo que la solución para su viaje es encontrar un propósito, y este al final, más allá del interludio de recuperar su mundo de la invasión del patriarcado, que asume esa representación femenina como un servicio, se reduce a asumir durante toda la película que en realidad ya no existe y debe desaparecer tal y como se ha concebido. Es decir, la película trata sobre su muerte, nada mejor ejemplificado que ese vacío blanco en el que se despide de su creadora, en el que parece que va a un “cielo para conceptos caducos”.

Porque si ‘Barbie’ acabara allí y se le cortara su epílogo, realmente quedaría como un relato de la agonía de un muñeco, con la melancolía del juguete usado de ‘Toy Story 3’ o incluso el vacío existencial de las versiones de ‘Frankenstein’ más cercanas al relato original, con la busca del creador para pedirle cuentas, salvo que aquí la monstruosidad es la perfección. “¿Por qué me has hecho tan guapa y rubia?”, la muñeca no puede estar más aterrada de procesos biológicos normales como la celulitis, casi como un castigo por lo que ha hecho sufrir a mujeres que no han podido vivir frente a las exigencias de su imagen radiante, con la que se infectaron jugando desde pequeñas.

El encuentro con la señora del banco es uno de los paralelismos con ‘Matrix’, además de elegir la píldora roja o azul, encarnados en el zapato de tacón o la sandalia, está concebido de forma parecida al encuentro de Neo con el oráculo, en forma de una mujer mayor, auque el encuentro con Ruth también tenga ese ADN. La película de las Wachowski jugaba con la idea de ‘Alicia en el país de las maravillas’ como esta lo hace con ‘El Mago de Oz’, ambas sobre dos mundos virtuales paralelos a la realidad. Aquí es nuestro mundo normal, desequilibrado, imperfecto, agresivo y heterogéneo.

Un trasfondo rico en cine fantástico distópico

Sin embargo, solo se concibe como un lugar verdaderamente opuesto cuando se pone kafkiana en ese cuartel general de Mattel con cubículos que parecen salidos de ‘El proceso’, con diseños idénticos a los de ‘Playtime’. Cuando ‘Barbie’ se pierde por sus largos pasillos laberínticos y asépticos parece que va a llegar a las oficinas de ‘Severance’, otra ficción de realidades disociadas. Estas son algunas de las claves de cine de ciencia ficción del que bebe la película, de las que sirve casi como una introducción para niños.

Más allá de su reinvención de la mujer artificial como creación interesada desde las serie B camp de ‘Doctor G y su máquina de bikinis’ a ‘La mujer explosiva’, ‘Simone’ hasta ‘Her’, la presentación de Barbieland no deja de ser la idealización de un universo paralelo de ensueño, inspirado en los 50-60, lo que la incluye en un grupo de fantasías distópicas de mundos construidos por conveniencia conservadora, desde ‘El prisionero’ a ‘Pleasantville’, pasando por ‘Fido’, ‘The Congress’ y la reciente ‘No te preocupes, querida’, con la que además comparte una visión de denuncia que acaba teniendo convergencias en la misma inspiración de la obra de Ira Levin.

Otro buen programa doble con ‘Barbie’ podría ser ‘El show de Truman’, ‘Vivarium’, ‘Wandavision’ o, sobre todo, ‘Más extraño que la ficción’, que hace pensar que el casting de Will Ferrell no es casual y es más un guiño a esta que a su papel en ‘La lego película’. En cualquier caso, la paleta de referentes de Gerwig no se limita a los musicales y cine clásico que ha citado en ocasiones sino que tiene raíces en un cine fantástico inusual en una película dirigida a un público infantil, y no solo no carece de profundidad sino que propone un ángulo bastante más oscuro de lo que parece en la obsolescencia de la muñeca, aunque se plantee como un final feliz, no tiene más salida que el fin de la existencia y exilio de su mundo tal y como la ha conocido.

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