Cuando una película no me gusta, a veces pienso que podría tener su público que, aunque no la encontraría de mucha calidad, apreciaría algunas de sus características. ‘Pregúntale al viento’ ('Ask the Dust', 2004) me ha dado la sensación de que no le podría gustar a nadie. No funciona como folletón romántico porque es aburrida y durante la mayor parte del metraje no ocurre nada. Tampoco como película de escritor atormentado porque el personaje está muy mal dibujado. Ni como contemplación de la época, pues ni siquiera la ambientación resulta atractiva. No se puede salvar ninguno de sus aspectos. Para rematar, los actores no resultan acertados, los personajes se han construido sobre tópicos y tanto los diálogos como las frases en off están mal escritos.
Uno de sus defectos más destacables es lo mal que interpretan sus papeles los actores. La labor de un actor no es únicamente soltar sus frases de forma creíble, también tiene que construir el personaje, tiene que llenarlo y darle vida. Los protagonistas de ‘Pregúntale al viento’ no es que no lleguen a esto, es que ni siquiera consiguen la primera misión fundamental de hacerlo realista. Salma Hayek sobreactúa mucho y no está nada natural. Colin Farrell resulta blando y sin personalidad, lo cual es grave, pues toda la película debería sostenerse sobre este personaje, que tendría que mostrar dificultades, sentirse atormentado, sufrir crisis, luchar contra un amor que sabe que no le conviene, etc… Nada de esto se ve en el film. Físicamente, el personaje no le pega porque se supone que de niño, al haber sido insultado por los otros chavales, era retraído y vivía sumido en sus libros. Farrell no tiene aspecto de haber vivido una infancia así, más bien parece un macarrilla. ‘Pregúntale al viento’ está basada en la novela de John Fante titulada ‘Pregúntale al polvo’ (‘Ask the Dust’). El autor de la adaptación a guión es Robert Towne, guionista de ‘Chinatown’, una de las mejores películas de la historia del cine y que le valió un Oscar. Towne nació en Los Ángeles y se crió en San Pedro, donde trabajó de pescador de atún y estudió filosofía en el Pomona College de Claremont. Entre sus numerosos guiones figura ‘Misión Imposible 1’ y 2, ‘La Tapadera’, ‘Greystoke, la Leyenda de Tarzán’, ‘Shampoo’, ‘Días de Trueno’ y ‘El Último Deber’. Sus contribuciones no acreditadas en importantes cintas como ‘El Padrino’ y ‘Bonnie & Clyde’, así como en las taquilleras ‘Marea Roja’ y ‘Armageddon’, le han convertido en uno de los guionistas más solicitados de Hollywood. Towne ha dirigido cuatro de sus propios guiones. Además de ‘Pregúntale al Viento’, Towne escribió y dirigió ‘Personal Best’, ‘Conexión Tequila’ y ‘Sin Límite’, su elogiado largometraje sobre el gran corredor de fondo norteamericano Steve Prefontaine.
Analizando bien todos estos títulos, se puede concluir que la de Towne es una de las carreras con más altibajos de calidad de los guionistas conocidos. Que una misma persona haya escrito ‘Chinatown’ y ‘Días de Trueno’ resulta casi increíble. Incluso si dentro de todas estas producciones hay algunas mejores que otras, todas están a años luz del thriller de Roman Polanski. Y la peor de todas es ‘Pregúntale al viento’, donde, además de guionista, Towne es director, como en estos últimos casos. Varios de los filmes mencionados son adaptaciones literarias, como lo es el que nos ocupa. Quizá el material del que parte influye mucho a Towne a la hora de lograr un buen o mal producto. En este caso, sin haber leído la novela, es fácil de intuir que no podría no tener buena calidad literaria, ya que los diálogos de la película y las voces en off que reproducen lo que el protagonista, también escritor, plasma en su novela, son muy malos. El hastío que produce el filme no se debe a que dure dos horas y a que tenga un ritmo lento, que también influye, claro, sino a que no interesa nada de lo que ocurre en él. Y esto también tiene que ser un defecto de la obra literaria.
A través de los diálogos, se ha intentado que la relación entre los protagonistas muestre una tensión sexual disimulada con intercambio de piques y pullas, como en las buenas comedias románticas. Esto está muy lejos de resultar logrado y los diálogos, por tanto, simplemente son molestos y forzados. La historia de amor no produce la más mínima emoción ni por un instante. En estas frases insultantes, además, se incluyen insultos racistas, insultos de los que luego el protagonista se arrepiente. Por ese motivo, podría parecer que la obra quiere criticar el racismo, pero el guionista ha creado los personajes utilizando prejuicios sobre género y nacionalidad. Ella, como es mujer y mejicana, es analfabeta, inculta en otros temas que no tienen que ver con leer, insegura, dependiente de los hombres, acomplejada. Es una camarera que no aspira a nada más que a casarse. El único personaje femenino aparte de Salma es también un tópico: una judía con baja autoestima porque la han rechazado tras ser torturada. Esta mujer también necesita a un hombre para sentirse completa y es aún más dependiente que la camarera mejicana. Citaba mi compañera Teresa una frase de Salma Hayek sobre que era discriminada por su acento y nacionalidad. Recibir este papel es casi mayor discriminación que no recibir ninguno. Sin embargo, el personaje del protagonista, aunque también sea un inmigrante, es culto y sabe leer y escribir perfectamente. Tiene metas y una personalidad mucho más sólida.
Por la época en la que se sitúa la película, su aliciente debería ser la ambientación y la estética. Pero casi todo transcurre en dos habitaciones de hotel y en una cafetería, por lo que la película ni siquiera es vistosa de ver. La fotografía no es especialmente bonita y en cuanto a la forma en que está encuadrada y realizada, tampoco hay ninguna aportación digna de verse.
Por si el paternalismo y el machismo no hubieran sido suficientes, no falta en la película el momento 'Pygmalion'. Y, para colmo, se vuelve a repetir el final de dramón lacrimógeno al estilo ‘La dama de las Camelias’ que ya reprodujo el bodrio de ‘Moulin Rouge’. Como toda la película ha fallado en retratar a los personajes y en interesarnos en sus historias, cuando llega este desenlace, se produce la misma indiferencia en nuestro sentir. O por lo menos, a mí me ocurrió así.
Por lo tanto, como ya dije en el post de los estrenos de la semana, no recomiendo ‘Pregúntale al viento’ a nadie, no creo ni que dependa de gustos. El trailer se puede ver, así como la ficha técnica y artística.