Supe de esta joya imperfecta titulada Alta Tensión, por una reseña sobre el Festival de Sitges del año pasado y comencé a buscarla incesantemente hasta encontrarla y verla. Ahora leo que el próximo 3 de junio será estrenada en los Estados Unidos, en una versión a la que le han cortado casi dos minutos y medio. Imagino cuáles minutos son y tiemblo: ojalá no sean los de la escena de la fellatio.
Alta Tensión, de Alexandre Ajá, es uno de esos filmes que se sienten como un puntapié en la boca del estómago. Mejor dicho: como dos, tres, cuatro, una lluvia de puntapiés en el estómago. Como sus creadores explican, es una suerte de homenaje al cine de horror de los 70 y 80: desde The Texas Chainsaw Massacre hasta Evil Dead.
Las opiniones sobre su historia, cuyos detalles no revelaremos, están polarizadas: unos detestan el giro imprevisto de la trama; a otros les parece estupendo. Yo todavía no he tomado una decisión al respecto.
Alta Tensión está protagonizada por una sexy Cecile de France, por la sensual Maïwenn Le Besco y por el escalofriante Phillippe Nahon.
El amor hiere. Y de qué manera.
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