'Aeon Flux', o la perfección física de Charlize Theron

'Aeon Flux' tiene su origen en una serie de televisión emitida por la inefable MTV. Fueron en principio seis cortos, seguidos de cinco episodios individuales. Al convertirse en una serie de culto, se realizaron otros diez episodios. Ahora, y cómo mandan los cánones del cine actual, ha dado su salto a la pantalla grande. Su estreno ha venido con una carga de polémica, a parte de fracasar en taquilla. Viendo la película, esto último es comprensible.

En el año 2415, los únicos supervivientes a un virus que prácticamente ha acabado con casi toda la humanidad, viven retirados en un utópico lugar, donde forman parte de una sociedad perfecta, y que cómo toda sociedad perfecta, está gobernada por un tirano (uy, acabo de hacer apología política). Sin embargo, un grupo de rebeldes, conocidos como los Monicans, tienen cómo objetivo eliminar al dictador. Dicha misión correrá a cargo de Aeon Flux, una tía que es la leche, asesina profesional, y con un cuerpazo de los que quitan el hipo.

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Dicho cuerpazo pertenece a Charlize Theron, una de las personificaciones de la belleza, y que en el film no tiene el más mínimo inconveniente en mostrar su físico en todo su esplendor, haciendo 200 millones de posturitas, y demostrando que tiene una flexibilidad... a ver, para qué darle más rodeos: ¡la madre qué la parió, qué buena está!. Pero dejando eso a un lado (si se puede), Theron es una actriz que ha sabido como pocas, conjugar su belleza con sus dotes interpretativas, las cuales ha demostrado de sobra en otras ocasiones, por ejemplo 'Pactar con el Diablo' o 'Monster', aunque esta última sea una completa falta de respeto hacia el ser humano en general.

De todos modos, Theron no debe de tener un buen representante, porque desde luego se mete en cada fregado que vaya por Dios. Éste es uno de ellos, y aunque la actriz se entrega en cuerpo y alma a su papel, lo cierto es que de dónde no hay, no se puede quitar. Porque 'Aeon Flux' adolece de todos los defectos del cine de acción actual.

Dirigida con bastante insipidez por Karyn Kusama, directora que alcanzó cierto renombre por 'Girlfight', intenta contarnos una historia en la que los sentimientos pueden sobrevivir a cualquier barrera o logro científicos, cosa que sería muy bonita si estuviera bien contada, algo que no ocurre. El guión está lleno de despropósitos, a parte de ser innecesariamente complicado, por introducir una serie de elementos sobre los que no se explica nada; por ejemplo, ¿quién coño es el personaje que interpreta Frances McDormand (por cierto, menudo peinado)?, y que nadie me diga que es la jefa de la resistencia, porque eso ya lo sé.

Las escenas de acción, a parte de mal filmadas, no están justificadas, todo es gratuito. Y algunos personajes son simplemente estúpidos, cómo el de Pete Postlethwaite, cuya presencia provoca las mayores contradiciones del relato; fijaros en lo que él dice, o dicen acerca de él, y ya veries cómo os dais cuenta de los fallos, y llegais a la conclusión de que los guionistas escribieron el guión durante una noche de borrachera.

La película puede contribuir a la eterna polémica de la clonación (hay momentos en los que parece que estemos viendo 'La Isla 2'), pero paso de ese tipo de disertaciones, porque disertando, disertando, tendriamos que clonarnos una y otra vez, hasta llegar a una conclusión; cosa que probablemente no ocurriría nunca. A mí ya me llega con haber pasado un mal rato con una mala película, que no tiene ni pies ni cabeza. Aunque, eso sí, muchas y muchos de nosotros nos lo pasaremos en grande viendo la preciosa espalda de Charlize Theron, mientras intuímos y soñamos con otras partes de su cuerpo.

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