Tres nominados al Oscar se tomaron su tiempo este fin de semana para relatar cómo fue la experiencia de acudir a la ceremonia.
Y no ganar.
Morgan Spurlock (en la fotografía con la actriz Natalie Portman), nominado al premio de mejor documental por el filme Super Size Me, cuenta en su bitácora personal el antes, el durante y el después del evento, un relato que acompaña con imágenes poco usuales.
Spurlock describe cómo la limosina que le llevaba al teatro Kodak, tuvo que zigzaguear entre grandes muros de concreto que obstaculizaban el paso, mientras que las aceras estaban atestadas de agentes policiales y desde las azoteas de los edificios, vigilaban los francotiradores.
Otro tanto hace Nacho Vigalondo, nominado por el cortometraje 7:35, en su blog.
Un tanto más literario que Spurlock, el director español inicia el cuento de su aventura una década atrás, en 1995, en Salamanca, la tarde en la que acompañado de un amigo fue a ver La Jungla 3: La venganza. Pronto, Vigalondo salta al presente de hace una semana.
Una década después estoy sentado en una de las butacas del Kodak Theatre la noche de la entrega de los Oscars. Jeremy Irons, de pie a medio metro de mí, entrega el premio al mejor cortometraje de ficción de imagen real. Jeremy Irons sonríe y pronuncia un nombre.
El tercero en contar, con corrosivo humor, su historia personal del Oscar es Mike Leigh, nominado por Vera Drake. El relato de Leigh, publicado por The Guardian, abarca toda una semana, desde el momento en el que un paquete llega a su casa, veinte minutos antes de partir el director rumbo a Los Angeles. En el paquete, un DVD: "Tips For Academy Nominees: What To Do If You Win", (con presentación de Tom Hanks)...