Hablamos con el director de 'Fuego Fatuo' y repasamos las claves de su original filmografía.
El cineasta portugués João Pedro Rodrigues visitó España con motivo del estreno de 'Fuego Fatuo', su última y breve creación en la que se aleja considerablemente del estilo de su anterior película 'El ornitólogo', un filme igualmente alocado, pero de tono más grave.
"Yo intento siempre hacer películas distintas unas de otras; cada película es una forma de olvidar la anterior. Me intento distanciar de lo que hago, aunque para hacer seriamente cine o arte en general, tiene que ser personal. Esto no quiere decir que mis películas sean autobiográficas, pero hay mucho de mí, de cada momento de mi vida en el que las hice. Es mi manera de mirar el mundo en ese momento y mi forma de comunicarme con la gente que ve las películas", comenta Rodrigues.
"Siempre quise hacer comedia"
Esta continua búsqueda de distintas expresiones artísticas se muestra clara desde su largometraje debut, 'El fantasma', en el año 2000. Aquella película, estrenada en la sección oficial del Festival de Venecia, seguía a un joven basurero que trabajaba por la noche en las calles de Lisboa y tenía encuentros casuales con hombres.
La naturaleza transgresora de su obra ya estaba vigente aquí, con escenas de sexo explícito y una decidida vocación por poner el foco en gente que vive fuera de las convenciones sociales (algo presente en todos sus filmes). En el caso de 'El fantasma', la película comienza como un drama realista y termina en un juego fantástico y oscuro en el que el protagonista se encuentra atrapado.
Refiriéndose a 'Fuego Fatuo', pero extrapolable a toda su carrera, el cineasta lisboeta afirma que su forma de trabajar siempre parte de lo real aunque luego sus narraciones acaben tomando caminos ilusorios: "Mis películas pueden parecer alejadas [del mundo]. Hay gente que dice que son surrealistas, pero yo no lo creo; para mí lo surrealista es como un sueño, un mundo completamente inventado. A mí me gusta filmar a personajes de carne y hueso".
El siguiente paso de Rodrigues no llegó hasta 2005 con 'Odete', estrenada en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes, un certamen en el que ha presentado buena parte de su obra. La película seguía en parte el realismo nocturno de 'El fantasma' pero añadía una importante trama melodramática con reminiscencias a Pedro Almodóvar.
Desde entonces, el director luso ha sido frecuentemente comparado con el manchego. Quizá porque ambos hacen un cine queer y disidente, o por el retrato tan crítico como cariñoso de sus respectivos países. En 'Odette', las historias de un joven que acaba de perder a su novio y la de una chica que sueña con tener un hijo se entrelazan. Es una de sus propuestas más accesibles y, probablemente, la película más adecuada para introducirse en su universo.
Cuatro años más tarde, 'Morir como un hombre' es su incursión más decidida en terrenos almodovarianos. Rodrigues narra la historia de una transexual que duda si someterse o no a una operación de cambio de sexo, ya que esto entra en conflicto con sus creencias religiosas. Aún siendo un drama, hay pasajes cómicos que le servirán como el germen de 'Fuego Fatuo', su primera comedia como tal.
"Una comedia es algo que siempre quise hacer, pero sentía que aún no estaba preparado. Hay una película que se llama 'Morir como un hombre' que hice en 2009, que tiene escenas que se aproximan a la comedia, pero este era el momento [para hacer una]". Otra principal diferencia entre ambas es que 'Fuego Fatuo' apenas dura 67 minutos, mientras que 'Morir como un hombre' llega a los 133'. Al preguntarle sobre la brevedad de su nueva criatura, Rodrigues admite: "Hay muchas películas muy largas".
Y continúa: "Es un poco como el título de la película. El fuego fatuo es algo que es efímero, volátil… aunque espero que quede algo de la película tras verla [risas]. Es un fenómeno físico: una materia orgánica que se descompone y libera gases, y que al mismo tiempo estaba visto como algo sobrenatural. Parto de lo real para llegar a lo fantástico, a lo ficticio".
Tras diversas incursiones en el documental ('Arvorada Vermelha’, 'La última vez que vi Macao') y varios cortometrajes ('Manha de Santo Antonio') y mediometrajes ('Mahjong'), en 2016 llega 'El ornitólogo', la que es hasta ahora su obra magna y con la que gana el premio a mejor dirección en Locarno. Lo que comienza como una suerte de documental sobre la naturaleza, deriva en un viaje absolutamente demente y genial por los bosques de Tras-os-Montes en el que se mezcla la religión, la historia portuguesa y la sexualidad.
"Estábamos muy hartos de la pandemia. Rodar Fuego Fatuo fue una liberación"
Esta combinación imposible de temáticas (otro de los puntos clave en su filmografía), también es una parte esencial en 'Fuego Fatuo', una película que trata sobre el pasado colonial portugués, la monarquía, la crisis climática, el deseo homosexual e incluso el COVID-19.
"Lo del covid no estaba en el guion original, que se escribió antes. Tenía que haberla rodado en 2020, y al final fue al final de 2021. Para mí era importante integrarlo en la película. Encuentro raro que las películas hechas en ese periodo ignoren este hecho. Es como que están en una burbuja… La gente estaba muriéndose, y encerrada en sus casas y es como si nada", declara el cineasta.
Sobre el resto de los temas, el cineasta añade: "Los incendios en Portugal son una cosa que pasa cada año. El colonialismo… nosotros tenemos un pasado colonial gigantesco, que fue hecho por los reyes de Portugal. Ya hace 100 años que no vivimos en una monarquía, pero estuvimos 700 años en una. Las colonias son de ese momento, cuando partimos por el mundo apropiándonos de territorios… Esta es la historia del mundo. Yo creo que vivimos un momento en el que hay una especie de negación. La forma justa es contextualizar el pasado colonial portugués, no inventar que no existió".
La escena más importante en la película es una elaborada coreografía donde los dos protagonistas se vuelven conscientes de su mutua atracción. Así lo recuerda Rodrigues: "Fue muy divertido. Cuando rodamos al final de 2021 ya estábamos muy hartos de la pandemia. Poder rodar juntos y hacer una película graciosa donde mucha gente se toca fue una liberación tras dos años complicados".
De nuevo, Rodrigues vuelve a incidir en su visión, que siempre parte de la realidad para después crear a partir de ella: "Partimos de la coreografía de los gestos de salvamiento al principio para transfigurar la coreografía creando un baile a partir de ahí. Esto me interesa mucho. Pedí permiso para rodar en un parque de bomberos y todos los bomberos son de verdad. Las ficciones son imaginarias, pero vienen siempre de lo real".
En cuanto a la notoria teatralidad de la cinta, donde los personajes en ocasiones rompen la cuarta pared, el cineasta defiende que representa "un poco esta idea de que la familia real vive una ficción y se pone en escena, se escenifica para subrayar esa imagen de que están en el teatro, actuando para mostrarse ante otros".
Después de 'Fuego Fatuo', es de esperar que Rodrigues busque una dirección diferente a esta. "Es importante hacer cosas distintas para no encontrar una especie de estilo, no encontrar una forma que me sea cómoda a la hora de hacer cine", afirma. De momento, su nuevo proyecto ya cuenta con financiación portuguesa pero aún busca apoyo económico internacional.
Al final de la entrevista, Rodrigues nos adelanta detalles de su próxima ficción: "Trata sobre la revolución de los claveles en los años 70 cuando se terminó la dictadura portuguesa. Un grupo de homosexuales intentaron reclamar sus derechos, pero no lo consiguieron ya que en la época la homosexualidad no estaba reconocida (solo lo fue hasta los 80). La libertad no siempre es para todos, hay un grupo de personas a las que siempre les llega tarde. Será también la historia de un chico que descubre su sexualidad durante este momento tan cambiante de Portugal".
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