A poco que se hable con Javier Olivares, showrunner de 'El Ministerio del Tiempo', se detecta sin problemas un indisimulado orgullo de padre. Con tres temporadas completas y la incertidumbre de si llegará a rodarse una cuarta, tras un historial de emisión atropellado y lleno de dificultades, la serie ha acabado encontrando no solo una voz y una identidad, sino un espíritu transmedia y todo un fandom organizado a través de las redes sociales.
Precisamente de redes sociales (entre otras cosas) hemos hablado con Olivares. De la importancia de éstas en la consagración de 'El Ministerio...', y de su propio papel, muy activo y discutido a veces, a la hora de replicar a la gente que critica su criatura. Una conversación en la que desvelamos detalles sobre el futuro de la serie y la percepción que tiene su creador de la ficción televisiva rodada en España.
ESPINOF: ¿De qué estás más orgulloso en toda la atropellada historia de la creación y emisión de 'El Ministerio del Tiempo'?
JAVIER OLIVARES: Del equipo, que se ha dejado el alma. De nuestros seguidores, que no nos han abandonado jamás. De ser la primera serie de TVE coproducida por Netflix, que ya la había emitido y supongo que tendría buenos datos (porque no son una ONG) para coproducir y adquirir derechos a nivel global. De haber conseguido -por primera vez en la historia- dos Ondas consecutivos a la mejor ficción, como también ha pasado en los premios de la Academia de TV. De los premios Feroz, del Fotogramas, del FesTVal y de los cincuenta que hemos conseguido en este poco tiempo.
De ser TT nacional siempre (y muchas veces nº1) y TT mundial a menudo (y varias veces nº1). De que se vea la serie en colegios e institutos y de que con ella se estudie castellano en el extranjero. De que nos haya acompañado tuiteando la Biblioteca Nacional, el Museo del Prado…. Del respeto de la crítica. De haber editado 5 libros sobre la serie. Y un juego de mesa. Y dos capítulos de Realidad Virtual (de la que somos pioneros).
De todo nuestro fenómeno transmedia. De que una serie que habla de la Historia de España tenga subtítulos piratas en un montón de idiomas… Estoy orgulloso de todo esto porque son datos objetivos. Que te guste la serie o no, ya es cosa de cada uno. Pero cuando una serie logra todo esto, en apenas tres años, es que es especial y ha llegado muy alto. Jamás soñamos conseguir todo esto. A nivel estrictamente personal, estoy muy feliz de haber hecho realidad la idea de mi hermano Pablo.
EO: ¿Y qué has aprendido en términos creativos y de organización de un proyecto tan ambicioso?
JO: Que es posible hacer series de otra manera y que hay un público que demanda otro tipo de series hechas aquí.
EO: Desde tu propia calificación como showrunner has intentado que el 'Ministerio' se adapte a formas de producción o creación más afines a otros mercados. ¿Qué crees que le falta a la ficción española para llegar hasta ahí?
JO: Aparte de arreglar el eterno problema de los setenta minutos, a nuestra ficción le falta orgullo y, paradójicamente, autocrítica. Debería estar más orgullosa de las series que hacemos con los medios que tenemos y luchar porque nuestra ficción compita con la que sea en ideas, desarrollos y atrevimiento. De acuerdo que nuestra ficción es mucho más barata que la ficción de calidad inglesa, alemana, italiana, danesa… de la estadounidense ni hablamos… Pero ahí están los belgas y los israelíes haciendo maravillas aún con menos medios que nosotros. Se trata de mejorar en medios, pero también de no ser conformistas.
Echo de menos todavía series que hablen de la realidad que nos rodea o de un pasado que marca nuestro presente, aunque nos duela. Que nos pongan delante del espejo, salgamos feos o guapos. Fuera se ha hecho con series como 'Gomorra', '1992', 'Hijos del tercer Reich', 'Okkupert'… Y en la BBC desde la 'House of Cards' original o 'Sí, ministro', ya en los ochenta. Hasta la TVE de antes de las privadas lo hizo con Chicho, con Armiñán, con la Diosdado…
EO: Entonces, ¿qué metas ha alcanzado ya nuestra ficción?
JO: En apenas cinco años hemos avanzado, en producción, más que en los veinte anteriores. Se está empezando a coproducir con las nuevas plataformas. Incluso surge una española, Movistar, que antes (cuando era el Plus) miraba las series por encima del hombro y ahora se ha lanzado a producirlas. Algo que era indispensable.
Tanto como que TVE deje de vivir en la precariedad actual y se mire en ficción modelos como la BBC o, a nivel más humilde, la televisión pública danesa. Pero lo mejor de nuestra ficción es que estoy esperando los estrenos de 'Fariña', 'La peste' o 'Patria' con las mismas ganas que antes tenía para ver una serie de HBO o de la BBC.
EO: ¿Cómo fue el trabajo de cierre de tramas y temporadas de la tercera temporada? Da la impresión de que queríais zanjar todas las líneas narrativas abiertas.
JO: Por las señales que había desde la misma renovación, tenía claro que podía ser la última temporada. Por eso me he podido permitir el lujo de homenajear a mi hermano. De convertir en personaje al Soldado español de veinte siglos. De recordar a Chicho y a 'Las puertas de Anubis'. De confrontar una apuesta por el diálogo frente a una España siempre enfrentada… Me he quedado muy a gusto, la verdad.
De hecho, fue más duro el arranque que el cerrar tramas al final. En el arranque hubo que cambiar el orden de capítulos y planes de producción. No pude mantener un protagonista y eso conllevó no contar todo lo que quería contar y cómo quería contarlo. Una de las cosas que más ilusión me hacían era tener a Lorca de amigo invisible de Julián, avisando de la cercanía de la muerte (lo que no significaba que muriera). Por eso, al final, sólo le podía ver (aparte de Julián), Gil Pérez, gravemente enfermo.
Y soñaba con presentar a Lorca a Camarón. Eran 3 capítulos muy potentes, llenos de emotividad y melancolía. Una miniserie casi cerrada. Pero no puedo ser y empezamos con Hitchcock que era un capítulo 4 o 5 excelente, pero nunca un capítulo 1. A partir del capítulo de la despedida de Amelia y el de 'Viridiana' todo estaba ya en su sitio.
Sólo quedaba contar todo lo que tenía en mi cabeza en los capítulos que quedaban a la serie, dentro de una tercera temporada que apostaba por ser más oscura y más política. Sabía que eso iba a gustar a unos y disgustar a otros… Pero nunca se puede gustar a todos. La idea era no repetirse. En nada. Otra cosa es que yo lo haya contado mal, que también puede ser. Y hablo en primera persona porque, si algo ha fallado, el culpable soy yo.
EO: En cuanto a las redes sociales, da la sensación que la creación de un fandom propio de la serie le debe mucho a Internet. ¿Qué importancia crees que ha tenido en el desarrollo e impacto del Ministerio?
JO: Las redes sociales han sido esenciales para la serie. Y gran parte del mérito es de Pablo Lara Toledo, nuestro productor transmedia. La prueba es lo que también ha demostrado en 'Si fueras tú'. Las redes sociales permiten que un determinado público le pueda decir a la industria: “Hey, que existimos y estamos aquí”. Porque ellos no tienen audímetro, ven las series de otra manera. Pero son muchos y marcan tendencia.
EO: ¿Habría sido lo mismo sin Twitter ni redes sociales?
JO: Sé que Twitter no puede ser un método de medición. Pero da pistas. Y avisa de que tal vez, los medios tradicionales de medición, pese a ser técnicamente irreprochables, están midiendo unas cosas, pero no todas. Y en un mundo que ha cambiado, se siguen utilizando los mismos medios. Llevo años diciendo que, con la digitalización, me parecía increíble que no nos encamináramos a otro tipo de mediciones más directas y amplias.
Me alegra que, ahora, parece que hasta en los EEUU se pretenda legislar sobre ese tema. Es indudable que el aumento de espectadores bajo demanda es irrefrenable. El prime time clásico ya no es lo que era, indudablemente. Por mucho que algunos se agarren al share, el número de espectadores ha bajado de manera evidente.
EO: Pero tú no mides el éxito de la serie solo con su impacto en redes sociales...
JO: El Ministerio es mucho más que eso. Es, también, sus sus premios, su labor cultural, su impacto en prensa… Y de audiencias, habría que valorar varias cosas. Primero que, hasta que nos parten la segunda temporada en dos (al acabar el doble de Filipinas) nuestro promedio era de casi 2 millones y medio. Si sumabas el seguimiento web y en diferido, al final del año, cada capítulo tenía un número de espectadores increíble. Y tiene su mérito, porque en la primera temporada, de los 8 capítulos, los cuatro primeros se emitieron en 4 días u horarios diferentes.
En la tercera temporada, Netflix salva la continuidad en TVE a última hora. Luego, se nos programa en verano, no se informa a los espectadores de lo que supone la entrada de Netflix (no emisión en TVE internacional, tiempo limitado de cada capítulo en la web…), se avisa con dos días del estreno de la segunda mitad y se nos cambia de día los dos últimos capítulos… Una suma de cosas que representan una falta de cariño absoluto. En estas crisis, sí que los ministéricos han sido esenciales en redes sociales para que pudiéramos levantar cabeza.
EO: Tu presencia en redes sociales ha sido discutida y elogiada a partes iguales. ¿Qué papel crees que tiene que tener un showrunner en su interacción con los espectadores?
JO: El de comunicarse, que sepan que lees sus opiniones, aclaras sus dudas… Ver un capítulo a través del apoyo de Twitter es como cuando Lope o Shakespeare miraban la reacción del público en el teatro detrás del telón. Es saber lo que funciona, lo que no, lo que emociona, lo que hace pensar… todo. Es maravilloso.
EO: Son famosos tus enfrentamientos frontales con la gente que critica la serie. ¿Hasta qué punto no te importan las opiniones ajenas?
JO: Las opiniones ajenas las respeto. Luego, puedo estar de acuerdo o no. Pero estoy en contra de la impunidad del que insulta o falta. Y desde el anonimato. En la tercera temporada veías la misma frase negativa en un montón de tuits. Luego te metías en las cuentas y tenían una semana de vida y 2 seguidores. O te decían que les encantaban las primeras temporadas y la tercera era un truño y les preguntaba: “¿Te gustó el de Quevedo de la primera?”. Y me respondían que mucho más. Y nunca hemos hecho un capítulo de Quevedo (una pena, por cierto).
Respecto a la crítica, creo que está la crítica profesional y la que no lo es. Porque para eso hace falta conocimiento y capacidad de análisis… Luego están los que te machacan en un artículo sin firmar. O los que, según qué y a quién critiquen, cambian los parámetros según su conveniencia. Pero, para resumir y ya que estamos en Espinof, lo mejor es que le preguntes sobe esto a tu compañero Albertini. Me dedicó un artículo sobre lo de 'Timeless' que me pareció injusto y le respondí. Sin embargo, el mismo Albertini hizo una crítica muy dura del capítulo de Hitchcock y le felicité públicamente. Porque tenía razón en el 90% de todo lo que criticaba.
EO: ¿Alguna vez has dicho algo en redes sociales que después has pensado que te tendrías que haber mordido la lengua?
JO: Por supuesto. De hecho, muchas veces he pedido excusas. Pero, con el tiempo, vas aprendiendo. Y lo primero que aprendes es que hay muchos titulares que buscan un clic y que mejor no responder porque así les estás ayudando a tenerlos. Luego, que la gente lee esos titulares y nunca la noticia entera ni lo que les respondas. El que te odia, te va a odiar siempre. Porque te odia sin tener razones para ello jamás va a encontrar una razón para cambiar de opinión.
EO: ¿Y has tenido diferentes pareceres sobre cómo afrontar tu papel en redes sociales con otros miembros del equipo?
JO: Ni te imaginas. Pero, con todos los errores cometidos, tengo la sensación de haber hecho lo correcto. Porque 'El Ministerio del Tiempo' es de una productora pequeñita. Y si no estás en las redes, no tienes voz para defenderla. Ni como productor ni como guionista. Y si no tienes voz, estás muerto.
EO: Para finalizar, ¿en qué punto está actualmente el desarrollo de una cuarta temporada?
JO: Es TVE (y no yo) quien debe decidir si la hay, porque es la poseedora de los derechos. Así que no tengo mucho que decir. Si no renovamos, hay muchas otras series que pueden merecer ese espacio, no sólo 'El Ministerio...'. O que merecen volver, como 'Los misterios de Laura'. O incluso estrenarse de una vez, como 'La República' y algunas más. Lo que sí tengo claro es que prefiero que me digan que no me quieren a que me renueven y vuelva a pasar todo lo que ha pasado.
Que quien manda no le guste la serie y que quiera otras que definan su sello, es perfectamente profesional, comprensible y respetable. Que pasen las cosas que nos han pasado, no. Nunca me cansaré de repetir que 'El Ministerio...' le debe todo a TVE. Existimos porque un día arriesgaron con nosotros. Yo creo en la televisión pública, he vestido y sudado mucho tiempo esa camiseta y sólo espero haber estado a la altura de la confianza que me han dado con series creadas por mi hermano y yo, como 'Isabel' y esta.
Me halaga y me emociona cuando hay gente que pide firmas para que El Ministerio siga. Pero creo que, en el mundo en el que vivimos hay muchas cosas más importantes y graves que solucionar y por las que luchar que la renovación de una serie.
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