La nueva película de François Ozon marca cierta distancia con respecto al resto de su cine, a menudo caracterizado por el protagonismo femenino y bañado en un suave humor, cuando no en cierto erotismo, que hace más digeribles sus tramas. Esta vez, Ozon plantea con 'Gracias a Dios' una historia casi íntegramente masculina, con un tema que no admite medias tintas ni posicionamientos tibios, hasta el punto de que alguna de las personas que salen retratadas en ella han intentado sin éxito impedir su estreno en Francia.
Con el Premio del Gran Jurado de Berlín refrendando su calidad, 'Gracias a Dios' cuenta la terrible historia real de una serie de abusos por parte de un sacerdote de Lyon que tuvieron lugar durante décadas y afectaron a decenas de niños. La lucha de algunos de ellos, ya adultos, para que este terrible crimen salga a la luz, es el núcleo de una historia que Ozon cuenta de forma seria, calmada y respetuosa. Hemos hablado con él tras su paso por Madrid para que nos desvele las motivaciones de una película aterradora y necesaria.
- ¿Cómo entró en contacto con la historia real de la película?
Encontré la página web de La palabra liberada, donde están todos los testimonios, y siguen estando, de los protagonistas de mi película. Sobre todo el de Alexandre me impresionó mucho por venir de un hombre católico, muy religioso. Me puse en contacto con él y el resto de sus compañeros porque el tema me parecía muy interesante, y así surgió la película.
- La estructura de la película es muy característica, con tres protagonistas cuyas historias no se mezclan, sino que se suceden. ¿Surgió así de forma natural o decidiste contarlo así?
La estructura procede completamente de la realidad. Los tres protagonistas pensaban que estaban solos, cada uno en su rincón. Alexandre inicia el combate desde dentro de la Iglesia, y ve que no funciona. Entonces denuncia, el comisario se pone en marcha con la investigación y encuentra a François, que mueve cielo y tierra para crear la asociación. Y poco después aparece Emmanuelle, que se implica con ella a fondo.
- La película cuenta cómo el título de la película surge de forma casual, cuando en un lapsus en una rueda de prensa el cardenal Barbarin afirma que "gracias a Dios muchos de los delitos han prescrito". ¿Qué pensó cuando lo oyó por primera vez?
La verdad es que el título se impuso de forma completamente natural, y tengo que dar las gracias por ello al cardenal Barbarin: no se daba cuenta de la gravedad y el impacto de la frase, lo terrible que era decir que gracias a Dios los crímenes no serían juzgados. Es una frase que para las víctimas es como una puñalada trapera, y demostró una falta de humanidad tremenda. Y resulta paradójico viniendo de un alto cargo de la Iglesia.
- La Iglesia intentó prohibir el estreno de Gracias a Dios en Francia, ¿cómo fue ese proceso?
Cuando empezamos a rodar en 2018, los juicios estaban previstos para ese mismo año. Decidimos estrenar en 2019, pero la justicia es la justicia, y todo se fue retrasando. El juicio de Barbarin tuvo lugar en enero de 2019 y el de Preynat está aún en proceso de instrucción. Cuando acabamos la película, los abogados de Preynat intentaron frenarla acusándonos de vulnerar la presunción de inocencia, y es cierto.
En ningún momento decimos que él sea inocente, le acusamos, pero es que él mismo lleva treinta años autocalificándose como un enfermo y ha confesado sus crímenes. Además, todo lo que se dice en la película ha salido en los periódicos. Finalmente, la justicia decidió que en este caso la libertad de creación está por encima de la presunción de inocencia al haber él reconocido los hechos. Además, la justicia dijo que la película era de utilidad pública.
- ¿Cuál es su relación personal con el catolicismo y un tema tan controvertido?
Vengo de una familia católica, pero muy joven perdí la fe debido a la hipocresía que había en la institución y la diferencia que había entre los textos sagrados y la realidad de la Iglesia. Me interesaba tratar el tema porque a menudo se habla de las mujeres violadas y abusadas, pero pocos hombres lo hacen de los abusos que han podido sufrir en su infancia y adolescencia. Era un tema que me conmovía y me interesaba.
- Recientemente, el periodista español Jordi Évole entrevistó al Papa Francisco, que habló de que su propósito no es castigar a los culpables, sino iniciar "procesos sanadores". ¿Qué piensa de esta postura?
Creo que el Papa comete un enorme error al considerar a los pederastas como enfermos, cuando no lo son, son pervertidos que llevan a cabo actos criminales. Por tanto, deberían ser castigados por la justicia. La Iglesia está construida sobre una base de perdón y redención, pero creo que la sociedad actual pide justicia. El discurso del perdón ya no funciona como antes, y si el Papa no lo entiende, la Iglesia está condenada a desaparecer.
- ¿Ha visto 'Leaving Neverland', el documental sobre los teóricos abusos cometidos por Michael Jackson, ha encontrado alguna similitud con los que relata 'Gracias a Dios'?
Sí, he visto el documental de Michael Jackson, me pareció muy buen documental. Desde el punto de vista formal es de estilo muy norteamericano, con el uso de drones y demás, pero por encima de eso, lo que me quedó claro es que los personajes dicen la verdad. Hablan exactamente de la misma forma que las víctimas a las que yo he entrevistado. Por ejemplo, si te fijas, el coreógrafo no es capaz de hablar de lo que le ocurrió hasta no tener un hijo de la misma edad que él cuando sufrió los abusos, lo que le permite liberar esa carga.
Creo que la gente se está dando cuenta poco a poco de que un abuso no supone para un niño un trauma inmediato, es una especie de electroshock que envía lo ocurrido al fondo del cerebro, donde queda aparcado. Y no es hasta años después cuando, debido a distintas circunstancias, comienzan a volver los recuerdos en forma de flashes terribles.
Y hay otra similitud: en el caso de Michael Jackson, los abusos son perpretados por alguien a quien estos niños amaban. En el caso de mi película, se trata de un sacerdote al que los padres de estos niños y los propios chicos admiraban y querían, lo que incrementa el trauma.
- ¿Seguirás tratando temas tan conflictivos en tu próxima película?
No, mi próxima película será muy distinta, de temática adolescente, muy romántica.
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