"La muerte del giallo es un misterio aún por resolver". Sergio Martino

En el año 2019 cayó Nueva York tras una hecatombe nuclear. Al menos en el cine de Sergio Martino, que este año verá cómo su visión de los acontecimientos se torna más o menos real, más o menos ficticia, pero siempre muy presente en el marco de la post-apocalíptica 52ª edición del Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya, donde su apocalipsis neoyorquino se proyectará dentro de la retrospectiva Apocalypse domani.

No solo de Argento vivió el giallo, así que fue imposible resistir la tentación de charlar con el cineasta romano, uno de los más importantes artífices de la inmortalidad del género, el director Sergio Martino, de visita en Bruselas y responsable de icónicos títulos como ‘Todos los colores de la oscuridad’, ‘La cola del escorpión’, 'Torso - Violencia carnal' o ‘Destroyer: brazo de acero’.

Junto al director de 'Suspiria' y Mario Bava, el inventor de todo el asunto, Martino es sin lugar a dudas uno de los nombres de peso en el giallo, quintaesencia del thriller italiano, el slasher antes del slasher, un cine cargado de muertes brutales, belleza, increíbles juegos de cámara, bandas sonoras elegantes y todos los colores de la oscuridad. Martino dirigió cinco de estos títulos entre 1971 y 1973, pero también hizo mucho más. Podríamos decir que prácticamente lo hizo todo.

Kiko Vega (KV): ¿Quién mató al giallo?

Sergio Martino (SM): (Risas) La primera regla del giallo es que no se puede saber quién es el asesino. En este caso creo que nadie quiere ser el culpable, así que dejemos el misterio por cerrar. Aún está por resolver.

KV: Empezaste como asistente de producción de Mario Bava, supongo que no hay mejor escuela.

SM: Recuerdo con mucho cariño la figura de Mario Bava. Era un grandísimo profesional que siempre buscaba lo mejor para la película. Si él pensaba que la película era demasiado larga, cortaba sin miramientos. Y lo sabía desde el inicio del rodaje, pero lo rodaba todo igualmente. Si te fijas, no encontrarás muchas películas suyas que sobrepasen los noventa minutos.

KV: Al contrario que muchos de tus colegas, apenas te dejaste ver por el western.

SM: Claro. Cuando llegué a sentarme en una silla de director el género estaba a punto de desaparecer. Trabajé en varios, pero no como director. Lo hice con Romolo Guerrieri en ‘Como lobos sedientos’, en Almería. En esa película me inventé el comienzo sobre la marcha. Pensé que no teníamos un buen inicio y al director le gustó mi idea de arrancar con la escena de la playa para presentar al personaje protagonista.

KV: Ahora entiendo por qué los arranques de muchos de tus trabajos son tan impactantes. ¿Es una de tus partes favoritas a la hora de desarrollar una historia?

SM: Creo que es importante, sí, pero también el final al que llegar. Pero sí, especialmente para televisión, porque la gente apaga o cambia de canal. Un buen comienzo es importante. Si el público se aburre en los primeros cinco minutos no hay nada que hacer.

KV: Tras unos cuantos thrillers y algún giallo llega un punto de inflexión con 'Torso - Violencia carnal', para algunos el primer slasher de la historia del cine. ¿Tenías la sensación de estar haciendo algo diferente dentro del género?

SM: En aquellos tiempos y en ese estilo de película siempre estábamos obligados a meter secuencias eróticas. No me gustaba, pero estábamos obligados porque se atraía la atención de los espectadores más jóvenes. De la película me gustan especialmente algunas de las muertes, pero sobre todo los últimos veinte minutos, casi sin sonido. Creo que fue una buena idea y que su éxito posterior reside en esos detalles. La idea del asesino con una sierra salió de un suceso real de la época en Italia. Pensé que era una idea fantástica.

KV: Las bandas sonoras de tus películas son un elemento clave. ¿Las decisiones musicales eran otra prioridad? 

SM: Desde luego. Siempre he discutido con el músico incluso antes del rodaje. Me gusta hacerle saber qué es lo que voy a rodar, qué tipo de película, de misterio, de ambientación. Es importante para el suspense. Creo que eso funcionó en 'Todos los colores de la oscuridad' o 'Torso - Violencia carnal' mejor que en ninguna otra. Me entendí a la perfección con los hermanos De Angelis en la primera y con Bruno Nicolai en la segunda.

KV: ¿Cuál es tu favorita?

SM: Puede que 'Todos los colores de la oscuridad'. Todas tienen grandes bandas sonoras, no necesariamente las de género. Me gusta muchísimo la que hicimos para mi drama romántico 'Un verano para recordar', con música de Alberto Pomeranz. Cada estilo, cada película, necesita su estilo acorde con las imágenes. Pero lo más importante es rodar secuencias que sean buenas para el tempo del suspense. Cuando un secuencia no resulta demasiado sugerente a través de la pantalla, una música ideal puede ayudar mucho (risas).

Hago una pausa en la transcripción de la entrevista para demostrar que esa música de la que habla Martino, aunque no lo sepas, lleva unos cuantos años en tu cabeza, en vídeos de humor y en series de prestigio:

KV: ¿Nunca has recibido ofertas para realizar remakes de ninguna de tus películas?

SM: Por supuesto. Hace diez años se intentó producir una nueva versión italiana de 'Torso', pero no se llegó a un acuerdo económico para cubrir la producción. Los productores de entonces pensaron finalmente que tal vez era una apuesta arriesgada. Hace unos años tuve una experiencia increíble en Tokio, cuando vi que alguien había rodado 'La perversa señora Ward' exactamente igual. No tenía ni idea, pero bueno, ahí se quedó. Otro caso de "piratería" (lo dice en español).

KV: Una gran mayoría de los espectadores te identifica con el thriller, pero tus trabajos de ciencia ficción son increíbles. De hecho ‘Destroyer: brazo de acero’ y '2019, tras la caída de Nueva York' son mis favoritos.

SM: Quentin Tarantino también es muy fan de 2019. Es una estupenda película, sí. Es romántica, oscura, llena de acción... es un cuento donde hay que rescatar a la princesa. Cuando la rodé no estaba seguro de seguir vivo ese año (risas).

KV: ¿Echas de menos no haber hecho más ciencia ficción durante esa edad de oro del género en Europa?

SM: A lo largo de mi carrera he tenido buenas y no tan buenas experiencias. Ver estas películas hoy, con público en las salas, es fantástico. Hay mucho cariño y respeto, pero la verdad es que en su momento fueron maltratadas por la crítica. Este tipo de cine, el mío, el de Castellari, nunca fue respetado. Y eso que fue el momento en que realmente nuestro país se encontró haciendo industria de verdad, produciendo cientos y cientos de películas al año en producciones con el resto de países de Europa. Ahora sería imposible imaginar algo así.

KV: ¿Cuál fue el plano más complicado de rodar de tu carrera?

SM: Por desgracia en ‘Destroyer: brazo de acero’ un amigo murió en un accidente de helicóptero. Me vi en la obligación de decírselo personalmente a su hijo, y fue una experiencia terrible que hizo que cambiase mi forma de pensar en muchos aspectos. En 'Milán, tiembla, la policía pide justicia' rodamos las persecuciones entre el tráfico real. Ahora todo es falso. Más seguro, pero sin esa carga necesaria de adrenalina para tener autenticidad.

KV: ¿Si tuvieras la oportunidad de rodar una secuela de tus películas, lo harías?

SM: Creo que preferiría tener la oportunidad de tener la edad que tuve en algunas de ellas (risas). No, tuve mi momento y creo que lo aproveché.

Fotografía de portada cortesía de Offscreen Film Festival.

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