'La reina del pueblo' ha llegado dispuesta a conquistar el corazón de todo aquel que se ponga por delante. La serie de Raúl Navarro para Atresmedia ofrece en media docena de episodios una comedia fresca, moderna y costumbrista al mismo tiempo donde un reparto en estado de gracia nos llevará de la mano por el verano más divertido de los últimos años.
El jefe de todo esto
Kiko Vega (KV): ¿Cómo surge la idea de la serie?
Raúl Navarro (RN): Flooxer llega a La Coproductora con una idea de Víctor Santos y nos pregunta qué serie haríamos con ese punto de partida. En ese momento cojo los elementos que me parecían más interesantes, básicamente los cuatro amigos en ese último año de instituto, las últimas fiestas patronales juntos y la competición de la reina. Cojo todo eso y le doy unas vueltas a los personajes.
Cambio sus conflictos personales, las tramas y el tono. Sobre todo llevarlo a mi tono de comedia, sin chistes. Y después añadir algún personaje que veía que necesitaba, como los de Melani Olivares, el alcalde tránsfuga o el pregonero. Para mí era muy importante que cada capítulo fuera un día de las fiestas, que tuviéramos la sensación de rutina de la fiesta. Por eso empezamos siempre con el pregonero. Cada día es distinto, pero parece que es el mismo. Y también quería darle una trama a ese personaje. Tiene un minutito por episodio, pero tiene su giro y su resolución.
KV: Me vuelas la cabeza. Te han dado una serie y has hecho otra. Otra tuya. Haces una serie muy personal con algo que no era tuyo.
RN: Es complicado. A mí me gusta hacer proyectos personales, no ser un guionista de encargo salvo en programas, claro. Ya en 'El vecino' nos dieron una obra terminada. Nos dieron todos los volúmenes de un cómic y luego nos dijeron "haced la serie que queráis". Con esto fue un poco lo mismo. Me enfrento a un material que no es mío y que yo posiblemente no hubiera hecho, y eso es lo que me parece interesante.
KV: Modernizas lo rancio, pero sin pasarse. El equilibrio es alucinante y no sé cómo de difícil es hacer eso.
RN: Yo creo que es mi tono, entre lo rancio y lo moderno. Igual me hago una camiseta con ese eslogan. Me esfuerzo mucho en huir de lo rancio. A la hora de retratar un pueblo lo más habitual es llevarlo a la parodia. Yo no quería eso. No quería estereotipos. Y creo que todos los personajes terminan de una manera diferente a cómo empiezan. No quería forzar, he hecho lo que me sale y lo que a mí me gustaría ver. Para bien y para mal.
KV: Llegas, te apoderas de la serie y es el momento del casting. Cómo fue eso.
RN: Todo el proceso de la serie fue complejo. La escribí durante la parte más extrema del confinamiento, lo cual estuvo muy bien. Cuando terminé, como a finales de mayo, teníamos que grabar en agosto, así que comenzamos a lo loco. Tenía bastante claro personajes como el de Melani o Roberto, pero no con los jóvenes. No controlaba nada a los nuevos talentos, pero encerrados en casa hicimos todas las pruebas online. Me mandaron muchas pruebas. Al final había como 70 u 80 candidatos, y terminé haciendo un casting presencial con los últimos 25 para los 6 papeles principales.
Me obligué a no buscar el nombre de nadie. Como no los conocía no quise saber quién tenía más seguidores o más redes sociales. Quería llegar completamente virgen al casting. Pero lo más importante es que tenía que crear un grupo de amigos. Necesitaba que esos personajes también fueran amigos en la calle. Una de las series que tenía como referencia era 'Betty', la serie de HBO. Esas chicas eran amigas de antes y eso traspasa la pantalla. Son actrices increíbles, pero también son amigas. Así que esto era un poco como un salto de fe. Yo creo que estos chicos encajarán y harán piña. Y lo conseguimos.
KV: Hay un par de bromas bastante cabronas, sobre todo una que trata de quimioterapia. ¿Tenías dudas ahora con la que está cayendo sobre dónde poner los límites?
RN: Hombre, a ratos te planteas cualquier cosa que se pueda salir de ciertos límites, pero no creo que sean momentos realmente ofensivos. No me río de nadie, al contrario. Mi intención es diferenciar el mundo de fuera del mundo del pueblo. Alguien que sale de su burbuja. Entiendo que se pueda pensar en ello como un chiste más soez, pero mi intención es hacer saber a ese personaje que hay más universos que el suyo.
KV: Melani Olivares cantando en un caballo. Eso qué.
RN: Eso salió sobre la marcha. Dando un paseo con el alcalde le pregunté por la posibilidad de tener un caballo. En cinco minutos teníamos a una persona preguntando cuántos, de qué color y de qué tamaño. Por guión iba a hacerlo de pie, pero luego no pudimos resistirnos.
KV: El otro día se descubrió el guión que Berlanga había dejado para 'Viva Rusia'. Si te lo proponen, ¿te atreverías? Es que hay muchos momentos de tu serie en la que veo ese universo.
RN: Sí, por supuesto. Luego igual me pego la hostia de mi vida, pero cómo le vas a decir que no. Me parece un piropazo que hables de Berlanga en relación a la serie, qué maravilla. La verdad es que al ir a matacaballo tenemos muchos planos secuencia. Eso sí que nos quedó berlanguiano, mira.
KV: Programa en La 2, serie en Netflix, historia en Comedy Central, ahora estrenas en Atresmedia. A pesar de los corsés y la autocensura va a resultar que vivimos buenos tiempos para la comedia.
RN: Yo he tenido mucha suerte. Tanto en lo primero que hice, 'El fin de la comedia', como en lo último, 'La reina del pueblo', nadie ha puesto ningún obstáculo. Los productores que he tenido han aportado siempre, pero ninguno ha censurado nada. Nunca han dicho "por aquí no vayas". Me atrevería a decir que en 'El vecino' tampoco. Lógicamente cuando estás en proyectos como 'El intermedio' o 'Late Motiv' hay una línea editorial donde te pueden decir algo, pero en ficción nunca he tenido queja. Ahora estamos con 'Dos años y un día', que grabaremos en octubre con Arturo Valls, que parte de la premisa de un cómico que hace un chiste y lo meten en la cárcel. Ahí se toca ese tema y tampoco hemos tenido ningún problema. A lo mejor es que en realidad mi humor es mucho más blanco de lo que parece.
KV: Cómo es una grabación como la de 'La reina del pueblo', dejando el plató y saliendo a las calles.
RN: Tuvo su parte guay porque era volver un poco al fin de la comedia, a un rodaje callejero underground, pero por otro lado estaba la Covid y muy poco tiempo. Y se complicaba todo de formas insospechadas. Venía de rodar 'El vecino' también a tope de Covid y aquello era como Corea del Norte. No tuvimos contagios en ningún caso. Y luego pasa otra cosa. Estábamos en un pueblo de Toledo y la figuración tenía que ser local, no teníamos pasta para andar fletando figuración de Madrid. Yo quería que en las calles de ese pueblo estuvieran los jubilados en sus sillas, con sus cosas. Claro, en plena pandemia llegas a un pueblo a ver cuántos jubilados se vienen a estar con nosotros... pues eso no pasó. Una de las cosas que me dan pena de la serie es que el pueblo se ve demasiado vacío, pero era la situación que era y nos tuvimos que joder. Pero fue un rodaje muy guay, la verdad. Estar con los chicos haciendo comedia rápida, con bastante libertad para la improvisación... fue muy guay, sí.
KV: Precisamente en la crítica hablo del ritmo. Es una serie que vive del ritmo. ¿Hay mucho ensayo antes?
RN: No tuvimos mucho tiempo para ensayar, una semana antes del rodaje. Eso sí, una semana de ocho horas diarias haciendo toda la serie cada día. Sobre todo con los seis chicos. Hacer el episodio entero una y otra vez y grabarlo. Pero se hicieron tan amigos que pillaron el tono y la intención muy rápido. Y ya con los adultos pues era muy, muy fácil. Te dan lo que está en el guión pero luego siempre te dan cuatro cosas más en cada toma. Luego ya tú coges lo que quieras. Melani siempre quería más. Los dos estamos como un cencerro y nos retroalimentamos.
KV: ¿Podemos esperar una segunda temporada?
RN: Dependerá del recibimiento. Para mí lo ideal sería una temporada más y un spin-off de Estrella Bernal. Estamos tratando de sacarlo adelante, tenemos el proyecto creado, para contar su vida en Madrid, encontrándose con toda esa gente que nombra constantemente. Yo estoy a tope, Melani está a tope y ahora solo queda que la cadena también esté a tope.
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