Ha sido un visto y no visto. ¡García!, la lujosa adaptación de la novela gráfica homónima para HBO ha terminado por todo lo alto. El enfrentamiento entre héroes y villanos alcanzó cotas inimaginables para la ficción catódica nacional, y el trabajo de Eugenio Mira dirigiendo toda esta gran obra quedará para el recuerdo. Seis horas de entretenimiento de primera (más o menos) para todos los públicos.
Ahora que el futuro está en el aire, en estos tiempo de cifras y clicks, de conexiones o de horas de reproducción es más difícil que nunca conocer de primera mano qué ha sido un éxito o qué no, pero lo cierto es que el futuro de este súper agente aún tiene grandes posibilidades de continuación. Mientras tanto, aprovecho la ocasión para charlar con el cineasta valenciano y con sus dos escuderos, guionistas y creadores de la serie, Sara Antuña y Carlos de Pando.
La adaptación imposible
Si uno leía ¡García!, la novela gráfica de Santiago García y Luis Bustos, no era capaz de imaginarse una puesta en escena de acción real, no al menos dentro de nuestro panorama nacional, mucho más dado a ambiciones más manejables y menos detallistas. García (el guionista, no el protagonista) ya sabía cómo era eso de convertir en series sus trabajos, ya que es uno de los autores de ‘El vecino’, serie que pasó con gracia por Netflix pero que nunca terminó de encontrar su rumbo. Parece que la nueva propuesta, ahora en HBO, tiene mucho más claro su objetivo.
Kiko Vega (KV): ¿Cuando llegáis a la serie?
Carlos de Pando (CDP): Nosotros llegamos al principio. Le pasé el cómic a Sara porque leí un post de David Rubín en Facebook en el que decía que había leído el mejor cómic del Capitán América que había leído nunca, y pensé que había que comprárselo. Lei los dos volúmenes de tirón. Hablé con Sara y le dije que teníamos que hacer algo con eso. Como ya teníamos relación con los estudios les contamos lo del cómic y que nos gustaría hacer algo con ello. Compramos los derechos y empezamos a trabajar en el proyecto. Cuando llegó HBO nos pidieron un documento de intenciones, que era una cosa que no habíamos hecho nunca y que en realidad nos gustó bastante. No nos pidieron tanto personajes y trama o desarrollo, que son los documentos al uso, nos preguntaron qué queríamos contar con esto, cuál era nuestra visión del asunto o por qué queríamos hacer esta serie. Escribimos un documento con todo lo que nos había dado el cómic y la estrategia de lo que queríamos hacer con ese material. Y a partir de ahí entraron.
KV: Sara y Carlos llevais tiempo trabajando juntos, y ambos estuvisteis detrás de 'El Vecino', otra adaptación de uno de los autores de ¡García!. Eso ayudo a la hora de enfrentaros a la serie o siempre se empieza acojonado?
Sara Antuña (SA): Yo creo que todos los proyectos se empiezan acojonado, este y cualquier otro, aunque en realidad es la mejor parte, por lo menos para los que nos dedicamos sobre todo a escribir, porque está todo por hacer y eso te permite jugar y hacer lo que te dé la gana. Ya vendrán luego los los recortes, los cambios y los volantazos bruscos.
KV: Y entonces aparece Eugenio Mira.
Eugenio Mira (EM): Javier Alvariño, mi director artístico, estaba trabajando en ‘El Vecino’ con Carlos y Sara. Me comentó que después de una conversación con ellos sobre qué otros productos traían entre manos, le dijeron que estaban desarrollando la de ¡García!. Javier se puso como una moto, me llamó y me dijo que los del vecino estaban adaptando otro cómic de uno de sus autores, me hizo una lista de las “cositas” que tenía la historia y me regalo el primer volumen. Y así empezó todo hasta que finalmente nos vimos para hablar de esto en la fiesta de fin de rodaje de ‘El Vecino’.
CDP: Luego quedamos un día con Eugenio para tomar un café ya en serio. Le habíamos pasado los dos guiones que teníamos escritos. Solo íbamos a tomar un café y acabamos charlando tres horas, una cosa así. Pero chico, entendimos muy desde el principio que estábamos en el mismo punto, en la misma onda. Fue un crush instantáneo.
KV: Los lápices de Manel Fontdevila se convierten aquí en otro formato fotografiado en un blanco y negro irrésistible, sobre todo en las verbenas de hace sesenta años. Hubo alguna otra posibilidad de mostrar el pasado en imágenes o tenías claro que iba a ser así.
EM: Por mi parte era una fantasía. Lo que abracé fue cómo diferenciar el pasado del presente, con un montón de referencias y de recursos estilísticos que tal vez suenan manidos de primeras, y hacerlos de la manera más espectacular posible. Quiero decir, contar el pasado en blanco y negro y el presente en color, bueno, no hemos inventado la pólvora, ¿no? Pero también queremos ir a un cambio de formato. ¿Por qué? Porque hay un cambio de formato en el cómic. Queríamos el máximo respeto y la máxima locura. En mi caso pensaba mucho en la idea de que García fuera un personaje de ficción en un mundo real como 'El último gran héroe' o 'La Rosa Púrpura del Cairo', porque ahí había mucha mandanga con el tema de la sátira y la nostalgia de una España idealizada que nunca fue.Pero lo último que se me pasó por la cabeza era hacer un 'Sin City' de Frank Miller y Robert Rodríguez, aunque creo que puede que sea, sobre todo la primera especialmente, la única película que siendo una transcripción estética y fiel a un cómic funciona.
CDP: Y no solo hay una diferencia estética. Las partes del pasado y las partes del presente están dialogadas distintas. O sea, la serie arranca con un señor hablando con un tono completamente pulp y naif. Eugenio lo abrazó y convirtió esos diálogos en los lazos sobre los que se sostiene la serie.
SA: La única línea roja que nos puso Santiago García en plan por favor fue “venga quien venga a dirigir, por favor, que los flashbacks no sean de animación. Por favor. Nunca queda bien, es horrible”. Nosotros también teníamos claro que queríamos algo distinto. Pero fue Eugenio el que dijo cambio formato. Una cosa que marcó la pauta y el estilo.
KV: En seis episodios Eugenio iguala las seis horas de ficción que había filmado en diez años. ¿Sientes que ha cambiado mucho el medio desde The Birthday, que en nada cumplirá veinte años?
EM: El planeta Tierra en la industria, sin duda alguna. Y de hecho lo digo sin ningún apego nostálgico, el capitalismo siempre ha sido el capitalismo. Creo que es un momento efímero, por supuesto. Ha sido una gran oportunidad y eso es algo que no sé cómo explicar. O sea, la bomba de gratitud que hay dentro de mí es inversamente proporcional al resentimiento que había acumulado hasta llegar a este proyecto. Como bien dices de repente llegan seis horas y va a ser un testimonio de todo lo que no has podido hacer en mucho tiempo, y siempre al servicio de la historia. Eso ha sido muy bonito. Es increíble cuando te sientes seguro de las decisiones porque ves que les brillan los ojillos a ellos. Pero ojo, porque hay veces que funciona positivamente y hay otras que dices “hostia, no, vamos a hablar de una tercera versión de esto”. Y siempre, fuera cual fuese la última locura, completamente respaldados por la plataforma. Ha sido un privilegio.
KV: ¿Habia algun personaje que teníais claro que iba a ser para tal o cual actor desde el principio de la escritura ?
SA: Sí, sí. Nosotros trabajamos con María Rodrigo, la directora de casting, con la que tenemos una relación estupenda y siempre nos ofrece cosas increíbles. Pero antes de que entrara nadie al proyecto, incluso antes de que María llegase, nosotros trabajábamos mucho en el Café Pavón, que nos quedaba cerca a los dos, y allí vimos a Francisco Reyes, (Winters), ese señor de dos metros de maromo enorme y que es un amor de persona. Desayunaba allí porque tenía una obra de teatro que habíamos ido a ver. Nada que ver con lo que hace aquí. Era comedia, porque además el tío es muy bueno también haciendo comedia, con lo cual nos dio muy buena impresión. Le veíamos desayunar y pensábamos “eres Winters y aún no lo sabes”.
KV: Hablemos del casting, porque me parece uno de los grandes aciertos de la serie. No me imagino a otros protagonistas, honestamente. ¿Cómo llegáis a Francisco y a Veki?
SA: Estos dos han sido algo alucinante. Tanto nosotros como Eugenio sabíamos que ese detalle era clave. García, el propio personaje, es un misterio, es el misterio a desentrañar de la serie y no puede ser una cara conocida. Siempre ponemos el mismo ejemplo: no puede ser Mario Casas, porque igual es el actor más conocido de este país. Es un actor estupendo, pero no puede ser. Y con Antonia también nos pasa un poco lo mismo. Pero es verdad que en el caso de García siempre tuvimos claro que al final debía ser alguien desconocido y con unas características que no son fáciles de encontrar, porque además tiene que dar hostias como panes. Necesitábamos una cara antigua, una que cuando la vieras pudieras imaginarte las fotos de tus padres, de tus abuelos, esas donde te decían “mira, aquí tenía 24 años” y tu la ves y pareces un paisano 40 porque eran otras caras. Y en ese sentido Francisco Ortiz también lo daba muy bien. Tuvimos mucha suerte con el casting.
EM: Ten cuenta que cuando vino al casting llegaba del FIB, con una barba que parecía el conde de Montecristo, y un pelo largo que suscitó una conversación luego sobre el fenómeno de la cápsula. ¿Es una nevera? ¿Es suspensión asistida? No sé qué tal habría sido el rollo Robinson Crusoe Cromañón por Madrid. Era poderoso, pero era muy importante mantener el rollo icónico del cómic.
KV: Y el traje.
SA: Yo tenía miedo al traje al principio. Cada vez que pensaba en el traje me daba pavor, porque un señor con un traje blanco es como una tarántula en un pastel, o sea, pega un cantazo que no te lo crees, y este va a ser como un espía secreto, y con un traje blanco va a parecer un narcotraficante en una boda ibicenca. Pero una vez vimos las propuestas del traje sin perder el rollo icónico de traje blanco, camisa negra, la corbata roja y demás, eh, aguantaban bien. Aguantaban sin ser una cosa escandalosa, mucho más relajada de lo que podíamos temer.
EM: El cómic era en blanco y negro, pero lo que ves como un blanco atómico al 100% en la viñeta en la escala de mundo real del color puedes estar en otros lugares. Por eso lo primero fue hablar con Tatiana Hernandez (vestuario) y Unax Mendia (director de fotografía) para ver en qué grado nos aproximaríamos a ese traje blanco. Yo siempre mantuve que deía ser algo amarfilado, no queríamos que fueran colores fríos. Tenía que ser cálido, tirando a incandescente, pero no brillante. Entonces millones de cosas se tuvieron en cuenta. El patrón, el cruce del hilo… hubo mucho curro detrás del traje. Por supuesto se hizo a medida para que pareciera que había nacido para llevarlo. Fue un proceso muy chulo. Probar tejidos en pruebas de cámara y de luz para ver cómo funcionaba en diferentes entornos y circunstancias. Y la verdad es que no puedo estar más contento. Lo veo caminando por Gran Vía y si lo miras de lejos no te llama tanto la atencion, la idea era que en distancia corta fuera García y de lejos te puedas creer que solo esta metido en toda la locura del 2022.
Eso sí, en las escenas en blanco y negro la corbata roja tenía que ser verde para que no se perdiese la sensación de contraste con la con la camisa negra. Hay un extra espectacular sobre ‘Mank’, la peli de David Fincher, en la que ves los decorados en color y no te lo crees, parece que estás en Disneylandia porque los colores van precisamente a contra de lo lógico para que en blanco y negro pudiera funcionar.
KV: ¿Qué parte ha sido la más complicada de llevar a la pantalla?
CDP: Las vueltas que le dimos a la escena final, a la pelea en el Valle, porque esa escena estaba escrita de una manera concreta, pero sin basarnos en una localización exacta. O sea, no estaba escrita donde se rodó.
EM: Y dejar claro que el personaje era un asesino, un verdugo, aunque provoque la fascinación de su compañera de aventuras. Por eso me gusta mucho esa frase que dice "De las víctimas nos acordamos cuatro gatos, pero de los verdugos ya no quiere acordarse nadie". Cuando encontramos esa frase, que creo que fue Sara, fue uno de los momentos que recuerdo con más pasión de todo el proceso, pero también fue un momento de "hostia, cuidado con esto y cuidado por dónde vamos a ir".
SA: Y hay un montón de versiones de ese flashback que se quedaron en el cajón y que me encanta que no vayan a salir, que se queden en nuestra cabeza. García recibiendo su primer suero, un García más monstruoso, otro más heróico, uno derrotista, un niño leyendo un tebeo... un montón de tomas falsas de la vida de García que nunca se rodaron.
KV: En el hipotético caso de un '¡García 2! supongo que tendréis claro por dónde irían los tiros.
SA: Lo tenemos claro, pero de momento toca esperar. La idea era tener una serie que cierra la temporada en un mundo moderno donde seguirá haciendo sus cosas de héroe. Siempre apetece contar más. A quien no le va a gustar un 'Tarzán en Nueva York', un monstruo de la semana, un astronauta en un planeta misterioso. Tenemos un héroe y tenemos a su colega. Ya veremos.
Ver 9 comentarios