Me llama la atención un comentario de Andrew Stanton que recupera Rocío Ayuso en su artículo 'El robot enamorado' sobre cómo a éste le surgió la idea de la creación de un personaje viendo un partido de béisbol de los Boston Red Sox. Allí le dieron unos binoculares a los que dio la vuelta y los movió buscando tipos de caras para su robot. Eso fue el año 2003, y Wall-E se empezaba a fraguar como la historia de un robot solitario que alguien olvidó desconectar, que sigue haciendo su trabajo desde hace 700 años, desarrolla sentimientos y un día se enamora. Así, Stanton, al pensar en una historia de amor con robots y sin palabras fue cuando se fijó en el cine mudo:
"Por eso hubiera sido una locura no recurrir a los clásicos, y a lo largo de un año nos vimos una y otra vez las películas de Charles Chaplin y las de Buster Keaton. Y lo que descubrimos es que no ganaríamos nada con el sonido, más bien perderíamos la capacidad de maravillar, de encandilar a la audiencia con lo que ve en la pantalla. Nunca tuvimos ninguna duda de que podríamos expresarnos de la mejor forma sin la necesidad de utilizar un diálogo convencional"
Y esas son cosas que comenta Rodrigo Blaas en la entrevista que le realizamos cuando vinieron a Madrid para la presentación de Wall-E, de como le dieron humanidad y expresividad a los robots.
El granadino Rodrigo Blaas lleva en Pixar desde el 2002, antes trabajó para Blue Sky como animador en 'Ice Age'. Ya en Pixar trabajó en 'Buscando a Nemo' (se encargó de la animación de Marlin, Dory y la pandilla de la pecera, en 'Boundin', en 'Cars' con Luigi y Guido, en 'Los increíbles' con las escenas de acción de la familia. Ya en 'Wall-E' su labor se enfocó en animar varias secuencias del final de la película, de las que hacen saltar alguna que otra lágrima, y de otra en la que se ven involucrados piloto y el capitán del Axiom.
Con Carlos Baena y Enrique Vila, cuya entrevista subiremos más tarde, forman el trío de animadores españoles en Pixar. Tanto Carlos como Rodrigo son los titiriteros con ordenador que deben dar vida a los personajes, de hacer que transmitan emociones y de inspirarse en todo aquello que les pueda ser útil para esa misión de dar vida a unos robots. Además, Rodrigo nos comenta, como se trabajan las películas y las secuencias, y cómo es posible estar codo con codo con gente que está realizando sus proyectos y ver cómo el mismo va evolucionando. Sobre el futuro, no cuenta nada, las clausulas firmadas mandan, pero no me extrañaría que dentro de poco le viésemos dirigiendo un corto para la factoría. Sería un paso muy importante.
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Nota: Pido por adelantado disculpas por la calidad del vídeo, el sonido y mi voz, sé que no es perfecta, pero como la planteé como una conversación decidí dejarla tal y como fue grabada.