Como en tantas otras trayectorias cinematográficas, en la carrera de Giuseppe Tornatore (1956) hay una mezcla de éxito e incomprensión del todo admirable. Pero, a diferencia de lo que suelen ser las filmografías de muchos directores, en el caso de Tornatore el éxito llegó pronto, con el éxito internacional de 'Cinema Paradiso' (Nuovo Cinema Paradiso, 1988) que se alzó con la estatuilla a la mejor película extranjera, aunque Tornatore siempre recuerda que el éxito de la película nunca fue en el momento de su estreno sino con su resonancia internacional.
La trayectoria posterior del cineasta ha sido, en mi opinión, infinitamente más interesante y variada. Ha filmado dos películas intimistas y magníficas, la olvidada comedia 'Están todos bien' (Stanno Tutti Bene, 1990), la que no ha dejado de ser su mejor película, 'Una pura formalidad' (Una pura formalità, 1994) y la bellísima 'La leyenda del pianista en el océano' (La leggenda del pianista sull'oceano, 1998).
En las últimas películas de Tornatore hay una cercanía italia. Desde la cercanía de nuevo autobiográfica con 'Malèna' (id, 2000) hasta 'Baarià' (id, 2009) su tanteo con el drama histórico. Ahora ha vuelto, con un nuevo éxito en taquilla en Italia, 'La mejor oferta' (La migliore offerta, 2013) un interesantísimo y sugestivo film que propone una sorprendente variante del thriller sin recurrir a violencia alguna. En su reparto, un magnífico Geoffrey Rush y un sorprendente Jim Sturgess, además de la revelación, al menos para el público español, de Sylvia Hoeks y la siempre solvente presencia de Donald Sutherland. Es una historia de deseo, amor y engaño.
Después de una rueda de prensa, nos sentamos a charlar con un Tornatore que parece responder a todas las cuestiones con bonhomia, alegría y trenzando su pensamiento vigoroso en cada nueva frase, entusiasta aunque repita, siempre amable. Debe saber el lector que la quinta pregunta contiene importantes revelaciones argumentales.
Aunque han sido muchas las comparaciones con Hitchcock, por aquello de contar una historia en la que hay un tipo de fobia y una mujer y un objeto de deseo, tengo que decir que lo que más me ha gustado de su película es que no hay ningún asesinato, ni prácticamente nada truculento, excepto en una escena. Es lo que, en mi opinión, la distancia más de Hitchcock y lo que me parece refrescante en el panorama actual: no hay asesinato, ni perversión. ¿Cómo concibió esta historia?
Muchas gracias. Es verdad que Hitchock es un maestro, pero, como ya he dicho antes, creo que la influencia trabaja de un modo inconsciente. Para mi era mucho más interesante crear un misterio y hacerlo a través del personaje y no sentí que debiera recurrir al asesinato, porque no era lo que pedía la historia. Sin embargo, debo decir, que cualquier historia funciona si sus personajes son interesantes, no creo que ningún efecto pueda suplir esto.
Creo que esta comparte muchos elementos con 'Una pura formalidad'. Y uno que me ha parecido fascinante es la irrealidad que transmite la ciudad y el escenario, en ambas películas tiene mucha importancia. ¿Fue una decisión que tomó deliberadamente?
Sí, totalmente. De hecho, esa fue la razón por la cual me alejé completamente de Roma para rodar esta película. Cuando rodé 'Cinema Paradiso' o 'Malena' sabía que tenían que transcurrir en Roma porque eran películas totalmente autobiográficas. Pero si te fijas, esta película tiene muchos escenarios (Londres, Viena, Trieste, Praga) porque no podía suceder en Roma, sentía que tenía una relación muy estrecha con esa ciudad y que además sería demasiado familiar para mi. La idea principal en ambas películas fue que transcurrieran en espacios donde pudiera expresar el ánimo del personaje por encima de cualquier otra cosa. En este caso, no me interesaba hacer una película realista.
Es evidente que Geoffrey Rush está mereciendo todas las alabanzas que ha obtenido. Su interpretación es muy clásica, confidente y agradable, pero me gustaría saber cómo seleccionó a Sylvia Hoeks y por qué. Su personaje es francamente difícil, y su momento más dramático es hábilemente elidido. ¿Cuando se fijó en ella y por qué?
Fue una elección realmente complicada. Ninguna actriz aceptaba el papel, lógicamente. Hicimos muchos cástings, en Londres, en Roma, en Los Ángeles y no encontrábamos el perfil. ¡Imagine! Es un personaje que se pasa media película fuera de pantalla, debido a su fobia al exterior, y del que solamente oímos la voz. Un día, encontré a Hoeks en Los Ángeles y expresó un gran interés en el papel. Era una actriz holandesa y al verla supe que era el personaje. Porque, además de ser un personaje complicado, ella era un tipo de belleza muy peculiar: escribí el personaje sintiendo que podía ser muy bello en ocasiones pero que también podía resultar vulgar y Hoeks lograba ese efecto. Luego le pregunté lo que le interesó más del personaje y me dijo que cómo pensaba rodar esas escenas en las que ella está escondida y solamente habla a través de una puerta. Le dije que lo haríamos tal cual, con ella detrás de la puerta y que sería su voz la que se oiría. Me respondió que eso era lo que le interesaba del papel. Y así supe que solamente podía ser ella.
Una cualidad de su trabajo, una sorprendente, es que siempre logra sacar interpretaciones intimistas de sus personajes. De un actor tan legendario como Mastroianni logró un papel de hombre común, casi vecinal. Y aquí con Jim Sturgess, más conocido por sus roles juveniles, logra un papel lleno de aristas, sorprendente ¿Cómo trabaja con los actores?
Bueno, no es que haga un trabajo especialmente enfático con los actores, pero fue un honor trabajar con Mastroianni y ha sido un placer trabajar con Jim Sturgess. Lo que intento siempre es que el ambiente esté relajado y los personajes formen parte de la historia, tengan mucho sentido todo lo que hacen e incluso su papel en la ciudad. Cuando vi a Sturgess, supe que era esa clase de personaje y trabajamos con gran fluidez, sin mayor problema. Pero es que también hay un gran mérito en el enfoque.
Aunque hay, por supuesto, muchas de sus películas que rompen esto, aquí volvemos a una de sus constantes. La narración subjetiva. Es algo que ha aparecido en sus películas más optimistas, como 'Cinema Paradiso' o 'La leyenda del pianista en el océano' o en las más turbias. ¿Por qué le interesa ese tipo de narraciones?
Bueno (risas) ¡yo venía de rodar 'Baarià' (id, 2009)! Era un drama histórico, sabía muy bien que todo cuanto contara tenía que ser lo más objetivo posible y fue un reto, claro. En realidad, todo esto surge en el momento en el que me siento a escribir y me planteo cómo lo vería el personaje. Verás, la historia de 'La mejor oferta' la habríamos podido contar de mil maneras. A fin de cuentas, es una historia sencilla, de un hombre que es estafado y no se ha dado cuenta de ello hasta el final. Podíamos seguir los planes de los estafadores, como urden toda esa trama y como se escapan con el botín. Pero eso no me interesaba. A mi me interesaba quien era ese hombre y por qué se había dejado engañar. Qué mecanismos se fueron de él y una vez decidí eso, supe que la película solamente podía existir a través de su mirada, a partir de él. Fue una decisión temprana y estructural y por eso me interesó esta historia, porque era ese personaje el que despertaba mi curiosidad.
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