Mi conocimiento de Tonio L. Alarcón sucedió cuando el mundo de los blogs apareció como un auténtico boom en Internet. Partiendo de la nada es el nombre del suyo, y en él, a veces asiduamente, a veces haciéndose de rogar, habla sobre esta droga maravillosa que es el Cine. El descubrimiento de su página coincidió con mi reconciliación con la revista Dirigido por, donde Tonio también escribe sobre el séptimo arte, realizando críticas de estrenos o estudios sobre la obra de algún director.
Sin aparentes prejuicios, su lenguaje no resulta nada pedante, y en ningún momento trata de imponer su criterio, algo que deberíamos mirar muchos (esto es una ironía, y el que no la pille que se aguante). Hace ya un tiempo nos concedió la entrevista que hoy publicamos. Más vale tarde que nunca.
- Esto de crítico de cine, ¿se nace con ello o se hace?
Creo que ni una cosa ni la otra. Es una combinación. Por supuesto, es necesario tener talento para escribir, y una sensibilidad muy concreta para leer la forma en que están contadas las películas, pero también hay mucho de aprendizaje. No sólo en cuanto a datos enciclopédicos, sino también respecto a una cierta técnica de análisis.
- ¿Cómo se siente siendo el benjamín de una revista tan prestigiosa?
Bueno, tengo que decir que junto a mí escriben compañeros de generación como Israel Paredes o Alejandro G. Calvo, así que no es que esté solo en ese sentido. Pero volviendo a la pregunta, considero un orgullo que mi nombre aparezca junto a los que considero gran parte de los críticos más brillantes de este país. Sigo sintiéndome un simple principiante frente a todos ellos: me esfuerzo cada día por estar a la altura.
- ¿No crees que están mal vistos por el resto de los espectadores?
Sin duda. Creo que parte de la profesión ha tendido, durante muchos años, a colocarse por encima del lector, un poco a pontificar, y eso ha creado una imagen negativa en el espectador medio… A lo que no ha ayudado el poco sentido autocrítico de algunos directores muy mediáticos: es más fácil acusar a los demás de “no tener ni idea” que asimilar una opinión negativa. Yo, personalmente, intento luchar contra esa idea preconcebida de los críticos, pero por desgracia está muy arraigada. Y el público no está muy abierto a cambiar su opinión al respecto.
- ¿Cuál es para ti el modelo de critica ideal?
Hablar de un modelo de crítica ideal es, en mi opinión, pretencioso. Creo que este trabajo tiene que ser todo lo creativo y personal posible, así que es absurdo limitarse con modelos fijos más allá de que es imprescindible adaptarse al público al que te diriges: no es lo mismo escribir en Imágenes que en Dirigido, sin ir más lejos. Lo que sí considero que debería ser imprescindible en la profesión es la honestidad. Y con eso me refiero a no intentar tomarle el pelo al lector, ni ponerse por encima de él, ni, sobre todo, venderle un discurso que no has asimilado, sino que has regurgitado de otros.
- ¿Encuentras diferencias entre la crítica actual y la de hace un par de décadas, cuando internet no era más que un sueño en nuestro país?
Hombre, hace un par de décadas yo tenía 12 años, así que mi perspectiva sobre la crítica era más bien nula, je je. En cuanto a si la crítica ha cambiado con la llegada de internet… Menos de lo que nos gusta creer. Las diferencias generacionales no surgen por la llegada de eMules y Bittorrents, sino porque es algo natural en el ser humano. Tiene que haber divergencias entre generaciones distintas, sobre todo a nivel cultural: todos tendemos a querer “matar al padre”. Y en cuanto a la crítica por internet, ha venido a sustituir a los viejos fanzines, o sea que tampoco veo una gran novedad en ese sentido.
- ¿Qué opinas sobre internet y cómo está sirviendo para promocionar algunos títulos españoles que tienen difícil la distribución?
Me parece una de las grandes revoluciones que ha traído consigo la red de redes, la posibilidad de hacer promoción con coste prácticamente cero, y además de forma muy eficaz si sabes jugar tus cartas. Ahí creo, por ejemplo, que Nacho Vigalondo ha sido muy inteligente con Los cronocrímenes, y ha dado un paso adelante a lo logrado por Santiago Segura con las apariciones televisivas para promocionar sus Torrente. La publicidad viral es uno de los grandes inventos del marketing moderno.
- ¿Se está recuperando, en cierto modo la auténtica cinefilia gracias a internet y los blogs?
No creo que se hubiera perdido. En todo caso, insisto, ha facilitado la comunicación entre aficionados y ha evitado la necesidad de encontrarse vía fanzines o, en los primeros tiempos de internet, por listas de correo. Lo que más ha podido ayudar a fomentar esa cinefilia, creo yo, son las redes P2P, que han hecho más por la popularización de la cultura que otras entidades que supuestamente deberían dedicarse a ello.
- ¿Qué blogs de cine sueles leer o visitar?
Aparte del vuestro, que me parece una muy buena herramienta para seguir la actualidad, sobre todo visito los de amigos y conocidos como Roberto Alcover, Óscar Brox, Antonio Belmonte, Miguel Ángel Refoyo, Tomás Fernández Valentí…
- ¿Tienen un futuro duradero o serán efímeros y seguirán manteniéndose los medios impresos especializados como principal fuente de opinión cinematográfica?
No creo que los blogs sean un fenómeno efímero, pero tampoco me parece que sean el mejor formato para realizar reflexiones cinematográficas profundas. Son una herramienta perfecta para la comunicación a un nivel profesional, sobre todo por sus posibilidades multimedia, pero el tipo de texto corto y concreto que demandan no permite desarrollar demasiado la opinión. Ahí creo que los medios impresos seguirán teniendo un papel fundamental.
- ¿Qué opinas de la crítica cinematográfica en internet y sus diferencias con las revistas especializadas?
Como ya comentaba antes, creo que internet ha supuesto una sustitución de herramientas como los fanzines como forma de darse a conocer. Y, como ya ocurría entonces, te encuentras con gente muy buena, pero también con otra con muchas carencias, cuando no directamente pésimos. La diferencia está en que para hacer fanzines hacía falta dinero, lo que servía un poco de filtro, mientras que escribir en la red ahora es gratis, de ahí que se haya disparado la presencia de “aspirantes a crítico”.
- Háblanos un poco de tus gustos cinéfilos, incluso de tus prejuicios.
Prejuicios intento tener los mínimos, aunque reconozco que me cuesta tragar con los directores más pretenciosos. Yo siempre digo, para definirme en ese sentido, que me interesa Godard pero me siento más cercano a Truffaut. Lo que no significa, ojo, que en esa tendencia no haya directores interesantísimos. En cuanto a filias personales, le tengo un cariño especial al cine fantástico, del cual me encanta escribir, pero también a la comedia clásica de Hollywood, de la que me gustaría escribir más.
- ¿Carlos Boyero o Angel Fernández Santos?
Ángel Fernández Santos. Con todos mis respetos hacia Boyero.