'El futuro ya no es lo que era' (Pedro Barbero, 2016) es la segunda película de su director. Además, supone el primer cambio en la imagen de Dani Rovira, que hasta ahora nos tenía acostumbrados a monólogos varios, y reirse de los vascos, andaluces, catalanes y gallegos. Rovira apenas ha hablado del film. Pedro Barbero nos ha concedico una entrevista cuando su película lleva más de una semana en cartel.
Hablar con Barbero supone no hacer planes el resto del día. Su pasión por el cine y su contundencia a la hora de expresarse dan para horas. Y eso estuvimos, un largo rato para una muy extensa conversación de la que os traigo lo más interesante, incluidas ciertas notas de polémica.
- ¿Qué ha aprendido Pedro Barbero en los 16 años que separan ‘Tuno negro’, que fue un bombazo taquillero en su momento y una película que parece tan radicalmente distinta como ‘El futuro ya no es lo que era’?
Pues mira, lo que he aprendido no es lo que debo hacer, sino lo que no debo hacer. Ahora que estamos entre cinéfilos, esta película que se llama ‘Fuego en el cuerpo’, ¿te acuerdas? Cuando va a cometer un crimen hay mil maneras de meter la pata. Si consigues reducirlo a 500 eres un genio. Pues en cine es igual. Vas aprendiendo no tanto lo que debes hacer, sino lo que no debes hacer, en qué líos no te debes de meter, porque cuando eres así muy novel te parece que casi lo puedes hacer todo, y cuando llegas a la realidad… ni los medios ni el tiempo y así. En determinados momentos llegas a decir “uy, si sigo por aquí me voy a meter en un lío”. Vas aprendiendo cosas nuevas, obviamente y vas aprendiendo qué agujeros tienes que ir evitando.
- Con Dani Rovira como protagonista, es probable que la gente piense que ‘El futuro ya no es lo que era’ sea lo que precisamente no es. ¿Hasta qué punto crees que eso puede afectar a la recepción de la película?
Creo que afecta totalmente. Quiero decir, a gente tiene tan metido en la cabeza que Dani Rovira es monologuista y actor de comedia. Entonces, lo primero, ven a Dani y piensan “a ver cuándo me río”. Eso es un problema porque al principio no hay secuencias de comedia pura. Es una historia familiar que tiene tintes bastantes dramáticos, hasta que llega el primer giro, que además está en el tráiler. Sí, te vas a reír con determinadas situaciones, pero es un drama.
Siempre digo que es un problema de punto de vista. Es decir, efectivamente para el protagonista es un drama, porque él vive situaciones muy al límite que se le van acumulando, sobre todo en el primer tercio de la película. Lo que pasa es que a la hora de verlo en determinadas situaciones, lo mostramos como una comedia, por esa acumulación de situaciones dramáticas. Pero la historia como tal, no es una historia de comedia. Intentamos además ser una película absolutamente realista. El protagonista tiene una vida diferente a la nuestra, por aquello a lo que se dedica. Pero luego es un tipo que tiene un problema con su exmujer, con sus hijos, con su madre, y son situaciones en las que se puede ver reflejada mucha gente.
El día del estreno se me acercaba gente a decirme “joer, es que con mi mujer he tenido broncas exactamente igual a las vistas en pantalla”. ¿Qué pasa?, que al ser una cosa muy realista, en determinados momentos te puede producir el quedarte en fuera de juego. Si a eso añades que la campaña de promoción ha ido enfocada, obviamente, a sacar una máxima recaudación, intentando ser “conservadores”. O sea, vamos a intentar venderle a la gente que esto es una comedia con Dani Rovira. Obviamente tenemos un tráiler y un poster que son absolutamente de comedia, y que como algún crítico ya ha dicho no corresponden a lo que luego va dentro de la película. Creo que es fundamental cuando uno va al cine el ánimo en el uno se encuentra muchas veces. Es verdad que si tú eliges la película con un determinado ánimo (el buscar una comedia) te puede producir cierta frustración, sí. ¿Qué sea una mala película? Yo siempre digo lo mismo, creo que no, y creo que para la gente que no tiene el prejuicio de que va ir a ver ‘8 apellidos asturianos’ no le produce ese desasosiego.
Rosana, la músico, la primera vez que la vio dijo “para mí la película es una montaña rusa de emociones, te estás riendo y a la siguiente secuencia estás llorando”. La gente tiene miedo, porque al no ser una película de un género muy definido. Yo he notado en el estreno que la gente no sabía si reírse en determinados chistes. Están hablando de cáncer y de repente la madre suelta un chiste salvaje, entonces la gente se queda frenada, como “¿me debo reír con esto?” Yo siempre digo lo mismo, “haz lo que te parezca”, pero es verdad que es una película complicada en ese sentido.
- El personaje de Carmen Maura casi parece estar en una película aparte, ¿es algo intencionado teniendo en cuenta lo que le sucede a su personaje?
A ver, Carmen Maura es el único personaje que permanece inmutable durante toda la película, porque yo lo concebí siempre como un dios, de hecho hay un momento en el que se dice explícitamente. Así como todos los personajes van evolucionando, el de ella no. Es un personaje como fuera de la historia. Yo decía, ya sé que es una pequeña barbaridad, que el personaje de Carmen Maura es como el de Hannibal Lecter en ‘El silencio de los corderos’ —hay un homenaje muy directo al respecto, el tema musical que suena cuando Carmen ve a su hijo por primera vez es el mismo que sonaba cuando Clarice ve a Hannibal por primera vez—, es decir, sale muy pocas veces pero es el espíritu de la película, en el momento en el que sale chupa toda la energía. Entonces da esa sensación, de que está fuera. También es verdad que Carmen es un personaje, digamos, distinto, es la madre que controla toda la historia. Creo que está integrada, pero está por encima de todos ellos.
- ¿Cómo nace la historia de ‘El futuro ya no es lo que era’, cuánto de ti hay en ella, y cuánto cambia desde la primera vez que piensas en el proyecto hasta que la concluyes?
La creación de la película es muy sencilla. Había quedado un primero de Mayo hace ocho años con Enrique Villén, el actor —tiene un pequeño cameo en la película—, que somos muy amigos. Habíamos organizado una barbacoa porque era su cumpleaños. Enrique no vino a la barbacoa porque su madre se puso enferma, me llamó y me dijo que no podía venir. Entonces me puse a escribir un cuentecillo. Creo que todos los guionistas queremos hacer literatura, lo que pasa es que no llegamos a tanto. Me puse a escribir un cuento de cómo sería mi vida dentro de diez años. A la hora de la cena tenía como veinte folios, pero que no eran literatura, era prácticamente la estructura de una película. Volví a Madrid, llamé a Enrique y se lo conté., le dije que me estaba saliendo una película muy argentina porque la gente no para de hablar. Escribí como 128 folios de guión guión , se la enseñé a Enrique, y es un poco la génesis de lo que ha sucedido con esta película. Lo leyó y me dijo que le había encantado y que se había reído mucho. Si es un drama, le dije yo.
Me voy a hacer otras cosas a televisión y el guión se queda metido en un cajón. Al cabo de un tiempo el productor José Velasco me dice que quería hacer una película en Oviedo, una película barata. Yo se lo doy a la persona que lleva los proyectos, lo lee, le gusta mucho, se lo enseña a Jose quien me dice que si lo adapto a Oviedo nos vamos para allí y la hacemos.
Yo no había estado en mi vida en Asturias. Me pillé el coche, el guión y me fui para allí. Efectivamente comprobé que la historia, que inicialmente se desarrollaba en Madrid, funcionaba mucho mejor en una ciudad pequeña. Tras año y medio, y ya con el proyecto confirmado, me pongo a reducir el guión, que en un principio era mucho más largo, y sobre todo era muchísimo más caro. Había muchos más personajes, sobre todo en la cadena donde trabaja Kar-El.
La película es muy barata, costó poco más de un millón de euros. Ese guión tan largo no se podía hacer. Había incluso un viaje a Huston debido al cáncer del personaje de Carmen Maura. Había una parte desarrollada en esa ciudad durante un fin de semana. Obviamente todo eso cayó. Hice algo así como dieciséis versiones del guión, tuve que adaptarlo al dinero que había. De hecho, al principio no estaban estos actores, que han entrado porque les gustó mucho el guión. Sin entrar en especificaciones de sus cachés, sé que lo han reducido para poder estar en esta película.
La película tiene muchos flashbacks, y tenía muchos más en un principio. Jugamos mucho con flashbacks estilo David Fincher. Había un plano que era como en ‘El club de la lucha’ cuando él camina por la casa, que se va haciendo. Yo quería hacer eso mismo en el chalet donde viven los protagonistas. Íbamos mostrando la casa, y en eso transcurrían diez años, cuando ellos entraban de novios hasta que tenían ya dos niños. Obviamente eso no lo pude hacer, con lo cual tuve que reducir todas las acciones, contarlo en menos tiempo y reducirlo a una forma de contar que fuera narrativamente mucho más clásica o mucho más sencilla. Y no creo que sea peor, ya lo verás. Está hecho todo con encadenados. No es como yo lo había pensado, pero creo que cuenta esa acción.
Muchas de las cosas que quería contar me llevaban a reducirlo todo a la mínima expresión, a lo básico. Utilicé los trucos de los clásicos. Un encadenado, un fundido en negro, son mucho más eficientes la mayor parte de las veces. Y creo que al público le funciona muy bien. Todas las entradas y salidas de flashbacks están realizadas con movimientos de cámara. Eso no es malo. Ojo, ha sido un problema de dinero. Cuando te aprietan tanto hay que hacerlo así.
- ¿Tenías en mente a los actores cuando escribiste la película?
La única, Carmen Maura. De hecho el personaje de Maura se llama Carmen por ella. En la película el personaje principal tiene unos cuarenta y tantos años, entonces evidentemente tenía claro que tenía que ser un actor de esa edad. Cuando surge la posibilidad de que Dani Rovira la protagonice yo pensaba que Dani era demasiado joven. Me llevo una sorpresa cuando veo que Dani tiene 37 años, es decir, no estaba tan lejos de esa edad. La pareja protagonista tienen los hijos muy jóvenes, entonces encajaba perfectamente. Luego para que un tío parezca que tiene cinco o seis años más, lo puedes hacer sin problemas poniéndole canas.
Cuando me puse a hacer el casting había actores innegociables. Por ejemplo, el personaje de Cristina tuve muy claro que lo tenía que hacer Luisa Martín, porque Luisa, a la que conozco desde hace mucho, hace muy bien eso de ser una tía muy simpática a la cara y luego por detrás es un auténtica hija de puta. El personaje de Carolina Bang no estaba pensado para ella, porque claro, Carolina es una señora estupenda, como muy exuberante y tal. En el principio encajaba muy bien, haciendo de presentadora. Veinte años después es una señorona, una maruja despeinada, en la cocina y hasta los ovarios de los niños. Para mí Carolina fue un descubrimiento brutal en ese aspecto. Es mucho mejor actriz de lo que la gente piensa.
- ¿Cómo llega Dani Rovira al proyecto? Lo pregunto por el riesgo de elegir a un actor nunca asociado con el drama.
A ver, Dani llega al proyecto después de que tuviéramos otro actor que al final falló (se refiere a José Mota). A Dani le enamora entre otras cosas porque lo que quiere hacer es un drama. Él coincide conmigo en ver un drama en esta película, no una comedia. Tiene tintes de comedia done él se va a sentir muy a gusto, con ese humor a veces salvaje que tiene el film, pero tiene secuencias dramáticas que, ojo, Carmen Maura ya estaba en el proyecto, y cuando a Dani le dicen que va a trabajar con Carmen Maura pues… es cuando entra en este proyecto.
- ¿Aportó Rovira algo al personaje o se ajustó a lo que tú tenías en mente?
No. En ese sentido no. Dani ha sido superdisciplinado. Ha metido algún chiste suyo, alguna morcilla. De hecho hay un chiste al final de película, un chiste muy visual, fue idea suya. Pero nada más. Yo sé que para él la apariencia de Kar-El era muy costosa, o sea, le jodí mucho, pero lo aguantó estoicamente. Nunca puso reparos, para eso ha sido megadisciplinado.
- Sin embargo, después la actitud de Dani hacia la película daba a entender que no quería saber nada de ella…
Tras el rodaje de ‘El futuro ya no es lo que era’ nos vimos un par de veces. La primera cuando vino a poner la voz en off en el estudio de sonido y la segunda en la proyección que hicimos de la copia standard con todos los actores del equipo. Le vi reír y emocionarse. Cuando acabó vino a darme un abrazo y me felicitó por el trabajo de todos los actores del equipo. Después se metió en un taxi con su chica y no volví a verle hasta tres días antes del preestreno en Oviedo, en una entrevista en TVE. Que por qué no ha promocionado la película (su película) en las redes (Twitter o Instagram) todo este tiempo es una pregunta que deberías hacerle a él. Incluso el fin de semana del estreno se dedicó a promocionar otra película española y ocultó totalmente que era el protagonista de ‘El futuro ya no es lo que era’. Si alguien con tres millones de seguidores oculta que ese fin de semana estrenan una película suya, debe tener razones muy poderosas que yo, ahora mismo, desconozco. Obviamente la promoción “oficial” debía hacerla por contrato pero la promoción “personal” ha sido inexistente. Parece que quiere borrar esta película de su filmografía. Para mí es un caso insólito dentro del cine español.
- ¿Cuán difícil es ser director de cine en este país?
Muy difícil. Pero no tanto por el talento natural que haya que tener, sino porque en este país siempre vales lo que vale tu último trabajo, pero también es verdad que hay otros caminos. Depende mucho de dónde estés, en qué momento, qué te haya ocurrido. También te ponen una etiqueta dependiendo de dónde provengas, ya sea un determinado género o televisión. Creo que hacer una película en este país es muchas veces un milagro. No lo digo como reproche. El talento, como me decía un actor, es una cosa que va en tercero o cuarto lugar, sino en quinto. Antes hay otro tipo de cualidades que tiene que tener para dirigir películas. Y eso es estar en el momento justo, conocer a las personas adecuadas, ni siquiera haber tenido éxito. Conocemos a directores de cine español, que fracasan una vez tras otra, y siguen haciendo películas (está claro a quién se refiere, a ese que tiene cientos de miles de fans, y ninguno pasa por taquilla).
- Tú, que eres un guionista metido a director, dime un ejemplo, o varios, de película que consideres perfecta en la compenetración dirección/escritura.
Dos ejemplos muy cercanos. Uno es ‘La red social’, que es una historia muy complicada de contar. Es una película que además rompe los cánones del guión, no tiene un tercer acto que dicen debe ir hacia arriba, etc. Está contando tres tiempos muy distintos, es muy complicado para el director a nivel visual. En todo momento, por la luz, por cómo está rodado, sabes perfectamente donde está, y a esto únele los flashback, que no son lineales. Ahí hay que tener una compenetración brutal entre el guión y el director. Para contar una historia que a mí me parece una mierda de historia. Es la historia de un gilipollas que inventa una red social a la que se suma mucha gente y al final estafa a su amigo. Es la historia de todos los putos días.
Otro ejemplo que suelo poner, una historia absolutamente magnífica por como la cuenta y como engaña al espectador, y es ‘Una mente maravillosa’. Empieza como película de espías, y en un momento determinado empiezas a pensar que el tío está loco, el film juega con el espectador todo el rato. Como elige los planos Ron Howard para que no sospeches, y lo hace de una forma muy sutil.
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