Dentro de las películas a competición de la Sección Oficial del Festival de San Sebastián se ha podido ver 'Mientras dure la guerra', el esperado regreso de Alejandro Amenábar que, en el marco de la guerra civil española cuenta el proceso de redención de Unamuno y plantea un paralelismo con el mundo polarizado en el que vivimos hoy.
Hemos podido hablar con él durante nuestro paso por Donostia sobre su última película, los símbolos de la derecha y el estado actual de España.
"El panorama actual es similar al que nos llevó a la Segunda Guerra Mundial"
ESPINOF: Aunque tu película es histórica, resulta irremediablemente actual por la forma de retratar a la derecha o el dilema del protagonista. ¿Hay un paralelismo con el momento político que se está viviendo en España?
ALEJANDRO AMENÁBAR: Estamos en un punto muerto, tenemos una izquierda que no se pone de acuerdo y, aunque, no estamos en la situación de caos extremo que se vivía en aquel momento, hay indicios para pensar que hay cosas que se están repitiendo como políticas llevadas al extremo, fanatismo y eso me inquieta porque analizando el pasado te das cuenta de que eso conduce a la devastación de Europa. Tiene que ver no sólo con España: tenemos el Brexit, Trump... un panorama similar al que nos llevó a la Segunda Guerra Mundial.
- E: ¿Cuál fue el punto de partida a la hora de aproximarte a esta historia?
AA: Siempre digo que buscar una historia es como picar en una mina, a veces parece que no vas a encontrar nada y otras das con oro. Aquí había algo que desconocía y que tiene mucha fuerza cinematográfica: un intelectual mayor que en un acto dice lo que piensa poniendo en peligro su propia vida y es salvado por la mujer de Francisco Franco, eso es un momentazo.
A partir de ahí empecé a investigar su figura y descubrí citas como el "venceréis pero no convenceréis", además no sabía cual había sido su posicionamiento durante el conflicto y me sentí muy interpelado cuando leí su historia porque corresponde a esa tercera España que no quiere ser llevada a la sangre y quieren una guerra intelectual negándose a arrastrarse por unos o por otros. Cuando analizas lo que pasó de verdad y descubres la lucha de poder entre generales, te das cuenta de que hay algo mucho más allá de la historia de Unamuno.
"Estados Unidos, que salvó al mundo del fascismo, tiene ahora un presidente que me recuerda a Mussolini"
E: ¿Cómo estableciste los paralelismos entre la actualidad y el pasado?
AA: Las conexiones existen y apenas he tenido que forzar nada, y de hecho, me di cuenta que la película hablaba de la relación que tenemos con nuestra identidad y por eso va a llegar a nuestro público. De cara al resto del mundo, hemos hecho mucho hincapié al resto de fuerzas fascistas como Alemania o Italia para que entiendan ese paralelismo y es interesante porque Estados Unidos que salvó al mundo del fascismo tiene ahora un presidente que me recuerda considerablemente a Mussolini.
E: ¿Por qué tanto en tu película como en la actualidad es inviable cuestionar a la izquierda sin ser definido como fascista? ¿Por qué no entendemos los grises?
AA: Somos muy vehementes y sectarios, ver a alguien renegando de lo propio es considerado una traición. Unamuno fue uno de los padres de la república, pero también fue el primero en cuestionarla y en denunciar su sectarismo y por eso se puso a favor del golpe armado que se levantó en su contra y cuando se dio cuenta de que no era una vuelta al orden, sino un movimiento que iba a acabar con toda España es cuando dice aquella frase de: "yo no cambio, son ustedes". Y él seguía siendo el mismo hombre de paz que sólo quería rebelarse contra el sistema violento que se estaba imponiendo.
Hoy en día vemos como los políticos son incapaces de moverse y ponerse de acuerdo, si alguien se sale del pensamiento, enseguida se le señala porque nos hemos empeñado en crear grupos inamovibles de los que no podemos salir.
E: ¿Crees que ha pasado tiempo suficiente para poder hacer una película de la guerra civil que no sea partidista?
AA: Espero que la mia no lo sea. Mi generación nunca pensó que la guerra no le tocaba, ni directa ni indirectamente, pero al analizar la historia de mi familia (con su partida a Chile y posterior regreso), me di cuenta de que estoy marcado por dos golpes de estado.
Esta generación se ha interesado porque ha descubierto que no sabía nada y que muchas de las cosas que afloran ahora vienen de entonces, por eso creo que es bueno mirar atrás y conocer nuestro pasado aunque sea muy doloroso; el problema fue el proceso de reseteo para que el país fuese a una transición modélica, pero ya es hora de analizarnos para evitar caer en los mismos errores.
"Queríamos que se viesen las limitaciones de Franco pese a que era quien dirigía los hilos"
E: Tu película entiende muy bien a los líderes fascistas y llegas a humanizarlos, ¿cómo alcanzas a hacer esto sin resultar grotesco?
AA: Intentas alcanzar el punto justo, pero he escuchado que con Franco ha habido risas y quiero pensar que eso ha sido al final porque lo que buscábamos era mostrarle con todos sus impedimentos, su cuerpo, su voz aguda... y como pese a eso alcanza sus objetivos por su astucia autocoronándose emperador de España, pero en un principio queríamos que se viesen sus limitaciones pese a que era quien dirigía los hilos.
En cuanto lees sobre Millán Astray, alguien que por su aspecto físico ya imponía, era una especie de showman, daba conferencia, montó la legión... y vivía de dar conferencias, tenía una imagen propia muy elaborada.
E: ¿Y cómo construistes estos personajes con los actores?
AA: De entrada siempre busco el alma de los personajes y eso está en la escritura, una vez que consigues que Franco hable por ti y hablar por Franco, parece que el personaje se escribe solo. En cuanto a la dirección de actores, siempre tengo las ideas claras pero me gusta que ellos se diviertan y jueguen, a veces siento que son como niños en una sala de juegos, lo importante es que tengan confianza en si mismos y no me gusta sobrecargarles con información o darles indicaciones muy precisas, yo sugiero y ellos tienen que sacar de si mismo.
E: La película permite conocer el lado más humano de Unamuno ¿Qué errores y aciertos destacarías en esta etapa de su vida?
AA: Su mayor error fue defender el golpe de estado y eso es algo que le debió pesar muchísimo durante varios años y es lo que le llevó a decir lo que dijo en el paraninfo. Esto se puede deducir cuando lees sus entrevistas donde está cohibido y no se atreve a hablar y eso es porque pensaba en la posteridad y en como quería ser recordado.
E: ¿Llegó a infravalorar a Franco?
AA: Sí, como todos, el único que tuvo confianza en él fue Millán Astray. Ni siquiera Hitler que le ofreció ayuda se acababa de fiar de él, pero cuando descubres los entresijos de estos acuerdos te das cuenta de que era un tipo muy inteligente.
E: Lo que es impresionante es la iconografía que desarrolló el bando nacional y eso también lo hicieron desde la música recurso que combinas con tu propia partitura más melódica y sosegada ¿qué buscabas con este contraste?
AA: El novio de la muerte es muy importante en la película y la marcha real como nuestro himno nacional que no tiene ni letra. Este drama viene de la República donde se hacían concursos de letras y no se llegaba a ningún acuerdo y es lo que quería mostrar reincidiendo tanto en ello. Por mi parte, no fue un trabajo difícil de hacer porque ya llevaba el tema central en la cabeza y recogí ideas de maestros de la época como Manuel de Falla o el Maestro Rodrigo, buscaba recuperar sonidos de esa época.
"Quería confrontar a los espectadores con los símbolos nacionales porque tenemos un problema de identidad"
E: Además de esa parte musical ¿Por qué esa atención a los símbolos?
AA: Si en Estados Unidos mostrar una bandera no supone ningún conflicto, ya sabemos que aquí tenemos una ensalada de ellas y la nacional genera todo menos identidad porque durante muchos años estuvo secuestrada por la derecha, algo que cambió a raíz del mundial de fútbol. Hemos visto estos últimos años banderas en los balcones y por eso insistí en que en la película había que colgarlas tal y como las habíamos visto este tiempo en nuestras ciudades. Quería confrontar a los espectadores con los símbolos nacionales porque tenemos un problema de identidad y en la película he querido ahondar en por qué sucede eso.
E: El cine alemán explota muy bien su historia ¿por qué España tiene tanto complejo?
AA: Hay muchas heridas abiertas y es material altamente inflamable, de hecho, cuando dije que iba a hacer esta película y que Franco era uno de los personajes principales, me han llegado a parar en la calle y decirme algo así como: "vas a hacer una película sobre Franco, sácalo como era eh, un asesino"; y otra persona en cambio me decía: "oye, cuidado con mi Franco". Esto quiere decir que existe la división, que existen las dos Españas y que hay un alto porcentaje de gente que admira al dictador, algo que no pasa en Alemania con Hitler.
E: ¿Cómo te gustaría que la entendiese el público?
AA: No quiero cambiar nada, quiero que se hablen de los temas que trata, pero hace diez años hice una película sobre la eutanasia y seguimos igual.
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